Creo que me gustan las motos desde siempre. Ya de niño al acabar el cole me pasaba por el taller del barrio para curiosear motos. De adolescente no pude tener una Puch Cobra 74, ni siquiera una 49, pues mi padre no lo consintió. Así que me tuve que conformar con su Derbi Antorcha, pero a diferencia de Mariano Urdín, yo la use principalmente para excursiones campestres. Cuando vine de la mili y evitando pedir autorización paternal, me compre una Montesa Cota 349, ¡qué pasada de moto!, lo que disfruté con ella ruteando por el monte en aquella época en que no había limitaciones ni prohibiciones. Qué tiempos aquéllos.
A finales de los 80 me hice escalador, con lo cual fui dedicando mi tiempo libre a escalar montañas, pero esta vez sin moto, y mi Montesa fue quedando olvidada hasta que en enero de 2006, tras años de inactividad la vendí. Pero claro, ¿cómo podía quedarme sin moto? Eso no parecía posible pues aunque estuviese en «pause», en algún rincón de mi corazoncito seguían apasionándome las dos ruedas. Así que a los pocos días compre una Honda CB250, que de inmediato revivió mis pasiones moteras más ocultas. Pronto me di cuenta de que la CB tenía poca chicha y ninguna aptitud campera, por lo que empecé a ver otras opciones. Revisando viejas revistas, cayó en mis manos una comparativa trail publicada el año 2000, y entre ellas aparecía la Suzuki Freewind. Su crítica era excepcional, quedando en segundo lugar entre sus contemporáneas. Así que como ya no estaba en catálogo, busqué una de segunda mano y en mayo de 2007, me subí al tren dirección a Valencia, para ver una que tenía pocos kilómetros. Me gustó y me la llevé puesta. A partir de ese momento se convirtió en mi vehículo principal. Me desplazaba con ella a todos los sitios. 65 kilómetros diarios para ir al trabajo y además se convirtió en un vehículo fantástico para ir a escalar, buena capacidad de carga y buena protección, normalmente mis desplazamientos a las montañas rondaban los 200 km. Durante este período escribí dos libros Guía de escalada en el Cabeço d’Or (editorial Desnivel), y Ponotx, guía de escalada (ed. Taca) y calculo que tuve que hacer más de 30.000 km para documentar estos trabajos, por lo que el cuentakilómetros de la Freewind no cesaba de girar. En 2010 me di un capricho y compré una Suzuki DR-350 SE, que ha compartido garaje y kilómetros con la Freewind.
Durante los últimos años, raro ha sido el día que no haya montado en moto, ni el frio, ni el viento, ni el sofocante calor del verano han sido nunca impedimento para mí. Casi todos los kilómetros recorridos han sido en solitario, no he tenido cuadrilla motera, aunque tampoco la he buscado, pues la escalada mi otra gran pasión, ha absorbido la mayor parte de mi tiempo libre. Tampoco he realizado grandes viajes, pues mis obligaciones familiares y profesionales me han limitado. No obstante siempre tengo en mente el poder hacer una gran ruta, preferiblemente por caminos y carreteras de montaña, pequeños pueblos, zonas alejadas de las grandes urbes e incluso lugares desérticos, en donde se pueda sentir la fuerza de la naturaleza y el viaje se convierta en una aventura.
De las monocilindricas siempre había oído decir que no eran capaces de hacer grandes kilometrajes, sin embargo la mía sigue funcionando a la perfección a pesar de haber recorrido cien mil, y lo mejor es que no le observó achaques que puedan presagiar su final. No es bonita, pero tiene buenos acabados y está muy bien hecha. Unas cinco o seis veces se me ha ido al suelo y no se ha roto ningún plástico, tan solo una vez la maneta del freno. Es algo pesada para rodar fuera del asfalto, pero muy estable sobre él. Como anécdota que me viene ahora a la cabeza, os contaré lo que me ocurrió una mañana. Era bastante temprano, entraban las primeras luces del amanecer, dejé el asfalto y comencé a rodar por caminos. Iba solo y muy cargado con material de escalada. Los días previos habían sido lluviosos y los caminos estaban muy húmedos, llegué a un enorme charco que invadía todo el camino, y decidí atravesarlo para poder continuar, pero resultó ser un gran barrizal de arcilla, por lo que me fui rápidamente al suelo. El problema fue volver a levantar la moto. Cada vez que intentaba ponerla en pie, la moto resbalaba y se deslizaba por el barro, una, otra, y otra vez. Comencé a sudar la gota gorda dentro del casco y del traje invernal de cordura que llevaba. Cuando ya estaba reventado y parecía que me faltaba el aire, la moto aún seguía en el suelo. Al fin, cuando tras muchos minutos de esfuerzo conseguí levantarla, yo llevaba barro hasta encima del casco, y en la moto ni os cuento.
Para terminar, y aunque me salga un poco del tema, me gustaría compartir con vosotros un pensamiento en voz alta, y no es otro que el defender la moto como vehículo ideal para desplazarse. Lamento que no tenga más aceptación, pues si parte de los usuarios de coche que habitualmente se desplazan solos al trabajo, lo hiciesen en moto, conseguiríamos reducir atascos, facilitar el aparcamiento, contaminaríamos menos e incluso reduciríamos el consumo de carburantes. Ráfagas para todos, nos vemos en la carretera.
Qué os voy a decir de la Freewind… Que los hombres de Suzuki hicieron una moto durísima. Nunca he tenido ni un solo problema, nunca me ha dejado tirado, en estos casi seis años nunca ha necesitado visitar el taller, yo mismo me he encargado de su mantenimiento, y éste se ha limitado a la sustitución de consumibles.
Cada 6.000 Aceite.
Cada 12.000 Bujías, filtro de aceite, limpieza de filtro de aire.
20.870 Neumáticos (Metzeler Tourance).
25.570 Pastillas de freno traseras.
36.200 Kit de arrastre.
40.275 Líquido de frenos.
41.920 Bombilla luz de cruce.
42.420 Maneta de freno rota.
42.957 Neumático delantero (Metzeler Tourance)
52.105 Batería.
53.830 Neumático trasero (Metzeler Tourance)
54.131 Pastillas de freno traseras y delanteras.
67.287 Neumático delantero (Metzeler Tourance)
68.895 Casquillo del sensor del cuentakilómetros.
71.843 Kit de arrastre.
76.098 Tapón de vaciado de aceite.
81.143 Pastillas de freno traseras.
89.970 Neumáticos delantero y trasero (Metzeler Tourance)
90.002 Bombilla luz de cruce.
90.177 Goma de los estribos.