El segmento supersport fue en su momento el más importante dentro de las motos más deportivas, y de hecho, se convirtió desde los 90 en uno de los principales del mundo de la moto, especialmente en nuestros país, donde las motos deportivas eran las favoritas del público joven.
Los modelos japoneses dotados de motores de cuatro cilindros en línea y 600 cc de capacidad fueron evolucionando espoleados por los avances tecnológicos de sus hermanas mayores, y acabaron convirtiéndose en verdaderas motos de carreras, especializadas en su uso en circuito y cada vez tecnológicamente más avanzadas.

Demasiada complicación
Esa evolución hacía las carreras también provocó con el paso del tiempo que los modelos de supersport fuesen cada vez más costosos, más complicados y más difíciles de adaptar a un uso normal. A esa superespecialización se sumó la cada vez mayor presión de las autoridades en el control de la velocidad en carretera abierta y el aumento de las sanciones, y finalmente llegó la gran crisis de finales de la primera década de siglo.
La consecuencia de todos estos factores enlazados fue el hundimiento de las ventas de este segmento. Al fin y al cabo eran motos muy similares a las superbikes, pero con menos potencia, y el público que quedó en el segmento más deportivo, cada vez más maduro, se decantó por las motos más potentes. La consecuencia fue un estancamiento de la evolución de las supersport y un hundimiento casi total de sus ventas.

Sustitutas
Hoy en día las tradicionales motos supersport no se ven prácticamente fuera de los circuitos, y ninguno de los cuatro grandes modelos de origen japonés ha sido homologado en la norma Euro5, lo que ha supuesto su desaparición a efectos prácticos. Sin embargo, sigue habiendo un público amante de las motos deportivas, y Yamaha ha dado un primer paso en la renovación de estas motos medias con la llegada de su nueva R7.
Hay que señalar que la R7 no es en ningún caso una sustituta de la YZF-R7 que vio la luz en 1999, una moto absolutamente radical nacida para participar en el campeonato del Mundo de Superbike, sino una moto mucho más simple dirigida a un público joven que quiere iniciarse o evolucionar dentro de la moto deportiva, pero sin complicaciones y con economía.

Base común
La nueva R7 es una moto que toma su plataforma mecánica de la MT-07, un modelo naked de cilindrada media que ha logrado un enorme éxito en el mercado, y que asegura no sólo un buen comportamiento, sino también una robustez absolutamente probada. De esta modelo se toma el motor, la estructura del chasis y una buena parte de los componentes, pero sustituyendo con acierto los necesarios.
El motor de dos cilindros en línea mantiene el cigüeñal calado a 270 grados siguiendo la estructura CP2 y también la potencia de 54 kW (73,4 CV) a 8.750 rpm y un par de 65 Nm a 6.500 rpm, que asegura una buena respuesta desde medio régimen. Para adaptarse a la normativa Euro5 y a su nueva orientación se han modificado los conductos de admisión, la ECU y el sistema de escape.

Algunos cambios
Otros cambios son un desarrollo ligeramente más largo, ya que la corona tiene un diente menos, nuevos conductos de aire al radiador, un acelerador más directo, y, sobre todo, la llegada de un embrague con limitador de par que evita los bloqueos en las reducciones más violentas, y que se combina con un asistente de cambio opcional que funciona únicamente para subir marchas.
El chasis también ha sido ligeramente modificado. Se ha elevado la parte trasera, lo que cierra el ángulo de dirección hasta los 23,9 grados, algo que se ha conjuntado con una nueva tija para mantener un suficiente avance del neumático. También se ha aumentado su rigidez con unas placas laterales de refuerzo, se ha modificado el subchasis y en el basculante se han añadido soportes para un caballete.

Componentes deportivos
Obviamente una de las diferencias de una moto verdaderamente deportiva como esta con sus hermanas tenía que ser su equipamiento, y en este sentido Yamaha no ha defraudado. El tren delantero ha cambiado por completo, y ahora dispone de una horquilla invertida multirregulable, frenos con pinzas monobloque de anclaje radial de cuatro pistones y bomba radial Brembo, y nuevas llantas más ligeras equipadas con neumáticos Bridgestone Battlax S22.
Las suspensiones cuentan con muelles más duros, en la horquilla de 18 N/mm, los mismos de la YZF-R6, y el amortiguador cambia de anclajes para lograr el comentado aumento de la altura trasera, disponiendo de regulación en precarga e hidráulico en extensión. Para conjuntar estos cambios se ha modificado la posición con nuevas estriberas y unos semimanillares por debajo de la placa de la dirección que la semejan bastante a la de la YZF-R6.

Estilo de familia
La derivación deportiva se completa con un carenado completo que tiene un estilo absolutamente de familia, con entradas de aire en el centro del carenado y ópticas LED en el centro y en los laterales. La parte trasera es muy parecida a la de la YZF-R1 y el depósito cuenta con grandes hendiduras para apoyar las rodillas. El cuadro digital TFT monocromo también es nuevo.
Hay que señalar que Yamaha ha puesto a la venta también un completo kit de preparación bautizado como Adrenaline con piezas deportivas que acaban convirtiendo la R7 estándar en la versión GYRT con la que se correrá desde 2022 una Copa en diferentes países, y que complementa otros paquetes más orientados a mejorar su aspecto o su capacidad para viajar con ella. La Yamaha R7 está disponible en azul o negro, y también en una versión especial roja y blanca con los colores 60th Aniversary, conmemorando la llegada de la marca al Mundial de velocidad, que tiene un sobreprecio de 400 e.

Bajando la edad
Uno de los problemas actuales del segmento deportivo es que su público ha aumentado de edad de manera considerable. De hecho, sus integrantes son básicamente los mismos de siempre y la edad media ha aumentado hasta rebasar los 45 años en el caso de las YZF-R1. En el caso de los modelos más pequeños es menor, unos 25 años en la R3 y unos 20 años en la más pequeña, la R125.
El objetivo de la R7 es enlazar este gran salto de edad con una moto que combine carretera con circuito, capaz de ser válida también para el público femenino y que ofrezca más prestaciones que sus hermanas pequeñas, pero sin la complicación ni el precio de una superbike. De hecho el precio base de la Yamaha R7 es de 9.399 €, menos de la mitad del modelo de superbike.

Fácil y divertida
Lo que Yamaha ha pretendido con la R7 es ofrecer una moto sin complicaciones, pero a la vez fácil de conducir y divertida, capaz de meterse en un circuito sin problemas y de servir como instrumento de aprendizaje a aquellos que tienen menos experiencia. La base era perfecta para ello, y aunque para algunos se trate de una moto con limitadas prestaciones para ser considerada una deportiva de cilindrada media, lo cierto es que cumple a la perfección su objetivo.
Por una parte su posición es plenamente deportiva, manos abajo, carenado con protección, estrecha y compacta. Por otra es una moto ligera con sólo 188 kg llena, y además corta entre ejes y cerrada de dirección, de manera que enseguida la notas rápida de reacciones. El motor responde desde muy abajo, para luego quedarse algo estancado en la parte superior, algo común con su hermana naked.

Piernas largas
El desarrollo más largo que en la MT-07 sigue estando diseñado para un uso mixto en el que también intervienen los recorridos urbanos, y eso provoca que en carretera las dos primeras relaciones de cambio se queden algo cortas cuando quieres ir deprisa, incluso en las curvas más cerradas. La R7 no tiene unas prestaciones semejantes a las de las supersport clásicas, pero a cambio es más fácil de llevar por su buen régimen medio.
Con unas suspensiones más duras y un equipo de frenos perfecto para su peso y sus prestaciones, esta Yamaha R7 no sólo es una moto divertida, sino también segura y que se entiende desde los primeros metros. En cualquier caso, los cambios realizados la permiten rebasar los 200 km/h de velocidad máxima bien escondidos tras su efectivo carenado y su ergonomía también te permite cambiar de posición en las curvas sin esfuerzo.

En circuito
Uno de los objetivos de esta Yamaha R7 es introducir a sus usuarios en la conducción en circuito, y ahí se puede convertir en una herramienta perfecta para aprender de manera segura y divertida. Sus prestaciones permiten que carezca de control de tracción aumentando su sencillez de funcionamiento, que con ese motor de generación continua de potencia se siente siempre fácil de controlar.
Con buenos frenos, unas suspensiones que siguen siendo lo suficientemente firmes en circuito una vez reguladas y una posición de conducción perfecta, la Yamaha R7 acaba siendo una moto perfecta para aprender, especialmente si lo que quieres es una moto que combine esta actividad con un uso general. Por menos de 9.500 € tienes a tu disposición una moto más polivalente de lo que parece, una opción inteligente para todos esos jóvenes y menos jóvenes que quieren evolucionar en su relación con la moto deportiva, o simplemente divertirse sin grandes complicaciones.
