No subestimes los escasos 140 km que componen el itinerario de nuestra ruta. El navegador ya nos anuncia que serán necesarias algo más de tres horas para completar el trayecto, pero ya te aseguro que serán algunas más si te detienes a apreciar todas esas estampas que irán surgiendo a medida que se avanza por el recorrido propuesto.
Alto Tajo
Partiendo de Molina de Aragón, la angosta GU-958 enseguida nos adentrará en el impresionante Barranco de la Hoz, esculpido por el mismo río Gallo que baña la histórica población. Una pausada visita nos mostrará que el actual aspecto del barranco es fruto de millones de años de la acción del curso fluvial sobre la blanda arenisca, efecto que en las mismas paredes de sus farallones podremos comprobar. Además, en él también encontramos el Santuario dedicado a Nuestra Señora de la Hoz, que termina por atraparnos con su edificación acomodada a los pies de uno de los más abruptos y próximo de los picachos. Dentro comprobamos cómo una de sus paredes aprovecha la misma roca y que ésta incluso llega a destilar agua.
La otoñal estación en la que nos encontramos ha supuesto todo un regalo para la vista, al coincidir con esos primeros días de la caída de la hoja, que a nuestro paso formaba una alborotada estela amarilla. Un puñado de kilómetros más allá, a la salida del barranco, cruzaremos el río Gallo, cambiando la vía por la GU-959, una estrecha carretera de buen firme en la que apenas encontraremos tráfico, prácticamente la tónica de la etapa hasta casi su final. Tras una breve ascensión nos desviamos hacia la población de Escalera, el paisaje ha tornado los grandes árboles por arbustos y el monte bajo, combinados éstos con campos de cultivo. Estamos a algo más de 1.200 metros y los inviernos por aquí son rigurosos, como en toda la zona. Las temperaturas mínimas del interior de la Península se suelen registrar por aquí, otro de los motivos por el que estamos en una de las zonas más despobladas de Europa central. Continuaremos hasta Fuembellida, donde cambiaremos la vía por la GU-977, donde unos vastos campos de cultivo nos anuncian el cercano cruce con la CM-210. Justo antes y al pie de la carretera, apreciamos las ruinas de una casa-fortaleza localizada junto a la finca Vega de Arias, donde se dice que pernoctó el Cid. Seguimos tras sus pasos.
A partir de ahora el ritmo se agiliza y el disfrute de la conducción pasa, también, a un primer término. Ésta es una de las vías de acceso al Alto Tajo desde Molina, aunque podemos encontrar otras muchas del tipo pista forestal, sin restricción alguna. Pero hay que tener presente que en todo el recorrido no será extraño encontrarse con la fauna típica de la zona. Corzos, jabalíes o venados campan a sus anchas por sus dominios, invadidos por el hombre desde hace miles de años. Enseguida nos toparemos con las Salinas de Almallá y un poco más allá encontraremos nuestro desvío, tomando la CM-2106 que a su vez cambiaremos por la CM-2111 enseguida. Tras una depresión del terreno, volvemos a ganar altura, donde unos miradores al pie de la carretera nos anuncian que nos volvemos a internar en el Alto Tajo. Al fondo, una pequeña población irrumpe en el paisaje, es Chequilla. Si miramos con detenimiento, nos llamarán la atención unas elevadas y caprichosas formaciones rocosas en tono rodeno, que nos invitarán a coger su breve desvío para apreciar las espectaculares formaciones geológicas.
Lamentablemente, un reciente incendio ha hecho estragos en el bosque que ocupaba la zona. Además, el pueblo presume de tener una de las pocas plazas de toros horadada en la piedra, curioso cuando menos. Checa y Orea son las siguientes poblaciones que encontraremos dentro de la provincia de Guadalajara, que en breve abandonaremos por la de
Teruel , ya en Aragón, y cambiando el nombre de la vía por el de A-2707.
Montes universales
Nos reencontramos con el río Gallo, en sus primeros kilómetros de su curso, y poco más allá el desvío a Orihuela del Tremedal, que nos anuncia que llegamos al Macizo del mismo nombre, éste debido a las turberas o tremedales de la zona. Iniciamos su subida, ya en la A-1512, y apreciamos un impresionante río formado por bloques de piedra. Poco más allá, alcanzaremos el Puerto de Orihuela, el techo de la ruta, con 1.650 metros sobre el nivel del mar. Descendemos, y encontramos los pueblos de Noguera de Albarracín, Tramacastilla y Torres de Albarracín, donde aparece el río Guadalaviar, responsable del desfiladero que dará paso a la bella e histórica Albarracín. Su parada y pausado recorrido a pie quedan más que justificados, pues son muchos los encantos que ofrece, y que van más allá de su particular arquitectura en arenisca y yeso rojo. Pinturas rupestres o curiosos museos como el del juguete son otros de sus atractivos además de ser una de las mecas europeas de la escalada por la calidad de su roca. Continuamos, y no pierdas detalle de los restos del acueducto, horadados en la piedra, y que unían Albarracín con nuestro destino final, Cella.
De hecho, en el siguiente pueblo, Gea de Albarracín, hay un centro de interpretación, en el que te cuentan que esta obra romana recorría un total de 18 kilómetros, al final en balde, al descubrirse con posterioridad, que en Cella nace nuestro viejo conocido, el río Jiloca ¿te acuerdas?