Ruta en moto por tierras de Soba y Asón con Ruralka

Los valles de Asón o el entorno de Soba en Santander destilan paz y quietud, aunque no faltan carreteras donde asegurar la diversión.

Luis López Lozano | Fotos: Juan Sanz

Ruta en moto por tierras de Soba y Asón con Ruralka
Ruta en moto por tierras de Soba y Asón con Ruralka

El comienzo de nuestra andadura se realiza a escasa distancia de nuestro lugar de reposo. Solo 5 kilómetros separan Liérganes de Hermosa, un lugar en el que encontrar la tranquilidad es tan fácil como llegar y parar el motor de tu fiel escudera. La nuestra es, en esta ocasión, una de las más espectaculares motos de turismo jamás fabricadas en Europa. La KTM 1290 Super Duke GT nos aporta serenidad en tramos de increíble belleza en nuestro entorno, pero a su vez, cuando el asfalto comienza a animarse y no queda más remedio que aprovechar los flancos del neumático, el V2 de 173 CV te catapulta de curva en curva como si quisiera comérselas todas de golpe...

Encontrar la tranquilidad en Hermosa es tan fácil como llegar y apagar el motor

En realidad, se trata de una ruta en la que tú decides cómo rodar, si deprisa o despacio, contemplando las hermosas vistas de tu alrededor o descubriendo cómo sigue la carretera después del siguiente garrote. Es difícil encontrar un entorno tan completo para disfrutar en moto, pero si además el clima acompaña, te llevarás un hermoso recuerdo. Entre otros muchos detalles, hay que mencionar el buen estado general de la red viaria; algo que debería servir como ejemplo a otras Comunidades demostrando que, con una correcta gestión del patrimonio público, "querer es poder", ¿no es así, señor Revilla?

DE ESPALDAS AL MAR

Nos alejamos del hotel en dirección a Liérganes, donde nos deja perplejos la leyenda del hombre pez. Una historia que marca el lugar en forma de nombres de establecimientos aludiendo a ello. ¿Qué opiniaría el tal Francisco si hoy día viviera? Seguro que en el siglo XVII el turismo por la zona no tenía el mismo poder de atracción que hoy día, gracias a él... Avanzamos de espaldas al mar, ganando poco a poco altura hacia La Cavada, donde la vieja actividad de la armería, recordada hoy en su museo, dejó a su vez como recuerdo un cañón a la entrada de la ciudad, justo tras salvar el arco de Carlos III. La subida al Puerto de Alisas comienza a ofrecernos preciosas vistas del mar desde las alturas. No faltan miradores donde detenerse y contemplar dicha belleza, donde además el escaso tráfico y el buen estado del firme y lo revirado del trazado obliga, como decía unas líneas más arriba, a decidir por contemplar... o trazar.

Tú decides, ¿mirar o trazar?

Continuamos el curso de la CA-261 para cambiar en Arredondo de carretera, aunque aquí hemos dibujado una variante al recorrido: el tramo hacia nuestra derecha nos llevará a recorrer las bellezas del Valle de Asón, por la CA-265. Un recorrido que merece la pena y que encontraremos más adelante. De momento, el cauce del Asón nos lleva hasta Riba, y de aquí hacia el Alto de la Cruz de Usaño por la CA-266, seguido por el Puerto de Fuente de Varas en dirección a Bádames. Una variedad de comarcales nos acercará a Ampuero con pequeños puertos ciertamente inhóspitos. La CA-520 nos lleva hasta Sámano, dejando Castro Urdiales atrás en busca de Balmaseda.

CERRANDO EL CÍRCULO

De Balmaseda, en tierras bilbaínas, nos encaminamos por la BI-630 hacia Lanestosa, recuperando suelo santanderino con el Parque Natural de Armañón acompañándonos, flanqueado por los ríos Agüera y Carranza. Salvamos este último a la altura de Concha, cerca de Lanestosa, a medida que nos adentramos en el Valle de Soba. Antes, las solitarias curvas que unen la BI-630 con otra vía principal, la N-629, nos recuerdan las diferencias entre perdernos por vías secundarias a transitar por Nacionales, bastante más pobladas y "delicadas" si buscas el momento para adelantar... o lo hacen otros poniendo al motorista en peligro. Por fortuna, nuestra GT apenas necesitaba medio giro del puño electrónico para salir del paso de cualquier situación de riesgo. ¡Qué motor!

La GT solo necesita un leve giro del gas para adelantar... ¡Qué motor!

Poco a poco nos acercamos al río Gándara, el cual nos acompaña mientras disfrutamos del Valle de Soba con la mirada puesta en el Collado del Asón; es aquí donde reencontramos el tramo de enlace del que te hablaba casi al inicio de la ruta, por lo que giraremos a nuestra izquierda para comenzar la subida al Portillo de la Sía, en cuyo mirador resulta conveniente tomarse un respiro tras un más que potente tramo virado.

El Portillo de la Sía supone un desafío a tus dotes de pilotaje

La bajada hacia Espinosa, rodando por suelo burgalés, no nos conducirá hasta allí, sino que a la altura de Las Vegas realizaremos un giro para recuperar el norte y encaminar nuestros pasos por uno de los tramos más peculiares de la ruta con mil curvas sobre asfalto en regular estado. Lo inhóspito del paisaje y el propio estado del asfalto nos retrotrae en el tiempo. Alguna que otra casa de gentes que viven aisladas del mundo exterior, con su ganado y sus montes como única compañía, salpican el Portillo de Lunada.

San Roque de Riomera nos acerca al destino de inicio y final que, todo sea dicho, después de casi 300 kilómetros de curvas, se agradece una noche de descanso en un hotel tan acogedor como La Casona de Hermosa...

HOTEL RURAL CASONA DE HERMOSA

Cerca de Liérganes, encontramos la pequeña localidad de Hermosa y, entre el zig zag del asfalto que recorre el pueblo, nos topamos con el hotel Casona de Hermosa. La planta ya nos indica que se trata de una de las múltiples edificaciones de indianos que pueblan el Cantábrico. Noelia y Rodrigo regentan esta edificación reconvertida en hotel, ejerciendo las labores de anfitrión. Ambos tienen preparada alguna que otra sorpresa, especialmente durante el desayuno: en ese momento tendrás la oportunidad de degustar los manjares locales más preciados.