Soy escalador y montañero, así que la Sierra de Gredos siempre ha ejercido sobre mí una atracción especial. Creo que he subido casi todos sus picos y he escalado en la mayor parte de sus paredes. Un lujo los meses más fríos para el escalador invernal amante de las líneas blancas, y un lujo en primavera y otoño para el apasionado de las grandes paredes graníticas coronadas por elegantes e inaccesibles agujas.
El verano, sin embargo, ha sido escenario de mis pasiones a dos ruedas. Sus serpenteantes recorridos, donde es difícil encontrar alguna recta, hacen de esta actividad un festival de emociones y un atracón de curvas. El recurso favorito es el denominado “salto-poza" para refrescarte rápidamente en las heladas aguas de sus muchos ríos y arroyos.
Hoy en día se ha llenado de piscinas naturales con fáciles accesos, pequeños chiringuitos y muchas veces aderezadas con auténticos puentes medievales de elegante factura. Esta vez, haremos un alto en el camino para la vida cultural y encontraremos muchos puntos para visitar.
Todo el entorno de la Sierra de Gredos tiene unas posibilidades infinitas de combinaciones de carreteras espectaculares para recorrer, y la siempre agradable sorpresa de encontrarte cuál de los puertos ha sido reasfaltado con la ansiada capa nueva. Elegimos Burgohondo como punto de inicio, al que ya llegas emocionado porque cualquier tramo que elijas para llegar hasta allí va a ser una carretera absolutamente entretenida. Un cafelito a los pies de la Abadía de Nuestra Sra. de la Asunción, construida a poco de cristianizarse al zona a lomos del S.XII, nos planteará la primera duda del día… empezar por el Puerto de Mijares o por el Puerto de Serranillos…
Siempre me había gustado más el de Mijares, quizá más largo y técnico… pero más descarnado también. El caso es que ver el atardecer desde mitad de puerto sobre San Esteban del Valle, es una vista preciosa sobre el perfil de algunas de las más emblemáticas cumbres de Gredos: el Espaldar de los Galayos, el Puerto del Pico y el más que característico lomo vertical del Pico del Torozo.
Esta ruta nos ofrece un técnico recorrido donde encontrar una recta es casi una sorpresa
Bueno, en fin, que decidimos empezar por el puerto de Mijares (AV-901) y antes justo de salir nos indicaron unos compañeros de café “locales" que tuviéramos mucho cuidado. Pregunté: ¿por las motos? Y me dicen: "No, no, no… Por las furgonetas, van como locos por el medio de la carretera". Unos crían la fama… Si el inicio del puerto va de menos a más… y empieza muy bien; la parte de bajada va de bueno a mejor, empezando además a poblarse de bosque de pino y luego de robledal, que si bien estrechan la carretera por la caída de hojarasca y pinaza nos facilitan una descanso a la sombra de agotador sol veraniego.
Como vamos frescos y emocionados atravesamos Mijares y nos desviamos dirección a Gavilanes hasta la CL-501. Tomamos a la derecha dirección Ramacastañas y nos volvemos a salir hacia Pedro Bernardo y más adelante a San Esteban del Valle.
Otro festival de curvas increíble por estrecha carretera. Son dos de las localidades que componen el Valle del Cinco Villas, que van a ser eje principal de nuestra ruta y donde a pesar de pasados incendios, se puede aun disfrutar de una naturaleza rica y prolífica.
En San Esteban hay varios barecillos (degustación casi obligada de cuchifrito) junto a la plaza y cruce de caminos donde tomar algo y decidir si queremos ampliar la excursión haciendo la extensión a Cuevas del Valle y Puerto del Pico atravesando en varias ocasiones una de las Calzadas Romanas mejor conservadas del país.
Curiosamente muchas han desaparecido bajo nuestras carreteras que han seguido sus mismos trazados. El puerto, siendo carretera nacional, es muy buen recorrido también que merece la pena y no se tarda demasiado en hacerlo.
Llegando a Mombeltrán (Atardecer temprano al estar situada entre montañas que le da un toque de luz bien bonito al pequeño castillo) tomaremos la pequeña y zigzagueante carretera que intenta dibujar una línea inteligible por las faldas del Pico de la Mira.
Así que tomamos la AV-P-711 dirección el Arenal y el Hornillo. Bosque tan intricado como la propia carretera, y que no nos abandonará ni casi dejará ver el sol durante 70 épicos kilómetros. Este tramo, hacia Arenas de San Pedro, tiene un interés paisajístico y faunístico muy especial siendo refugio entre sus árboles y cumbres, de la batería de especies de tierra y aire más características de la península.
El agua enriquece cada pequeño valle donde chorreras, pequeñas cascadas y pozas por doquier hacen su aparición. Acabarán vertiendo sus aguas sobre el río Tiétar y llenarán los embalses de Navalcán y Rosarito, campamento invernal de un montón de especies migratorias incluida el águila pescadora, y en verano podemos encontrar joyas como el escurridizo Elanio Azul o la tímida Cigüeña Negra.
Hablando de Navalcán me viene a la cabeza las decenas de pueblos y lugares topográficos que contienen la palabra “nava" por esa zona. Pues bien, significa tierra sin árboles y llana, a veces incluso pantanosa situada entre montañas. Tienen un origen celta o precelta, los que también dejaros un amplio recuerdo por toda la zona en forma de castros (unos ocho, uno muy cerquita de El** Raso y Candeleda) y esculturas graníticas vetonas (como los famosos **toros de Guisando-El Tiemblo).
Una vez llegados a Arenas de san Pedro, donde muchos vivían de una serrería, (pero a este ritmo de incendios que llevamos, la cosa no pinta muy bien) y visitar su “milla de oro" como en las grandes ciudades, atacaremos de nuevo la carretera de montaña en dirección Guisando.
Paradita obligada para conocer el característico pueblo cuna de alguna de las mejores ascensiones a las mejores cumbres de Gredos. De allí nos dejaremos caer hacia Candeleda, el otro extremo de nuestro recorrido, por la AV-924 y sus vistas a la meseta dirección Talavera. Aquí hay que parar, tomar algo, o dormir, y desde luego visitar el pueblo y algunas de sus preciosas calles.
Empezamos el bucle de vuelta, y por variar un poco recomiendo tomar la anodina CL-501 hasta el primer desvío dirección Poyales del Hoyo y retomar nuestra AV-924, esta vez directos hacia Arenas de San Pedro de nuevo. Nos vamos disfrutando curvitas y curvitas dirección La Parra hasta desembocar en la N-502, y de aquí por variar vamos a San Esteban pasando por Sta. Cruz del Valle. Ésta vez nos encaminamos directos y con decisión al Puerto de Serranillos que nos mete de lleno en la más pura carretera de montaña.
La subida desde aquí es la mejor parte, aunque la bajada hacia Burgohondo, algo más rápida, no desmerece en absoluto. Navarrevisca puede ser una buena opción para tomar algo si vais tarde y, poquito más allá, termináis un perfecto recorrido de curvas ininterrumpidas y maravillosos paisajes.
Ficha de la ruta
- Denominación: Gredos
- Origen: Burgohondo
- Destino: Burgohondo
- Recorrido: 200 km
Mombletrán
Capital del Valle de las Cinco Villas y guardiana sin igual del paso del Puerto del Pico. Territorio de antiguas minas repoblado por colmeneros tras la reconquista. Bien entrado el siglo XV se construyó un pequeño pero precioso castillo que domina todo el valle y sus vías de comunicación. Destacan la puerta de la barbacana y sus cuatro torres almenadas, donde la del homenaje fue desmochada para igualarla al resto. El Hospital de San Andrés, situado en una de sus plazas y, que albergó a muchos de los peregrinos que viajaban hacia Guadalupe. También la iglesia parroquial del siglo XIV, consta de macizos volúmenes, origen probable de una función defensiva.
Guisando
Un pueblecito escondido en lo más profundo de la montaña que da acceso al Pico de la Mira y al imponente Galayar. Dada su ubicación y curiosa arquitectura de inconfundible talante andaluz fue declarado en 1974 Conjunto Histórico Artístico. Plazas irregulares, casas de mampostería, calles intrincadas adaptándose a las irregularidades de la ladera, con fachadas de grandes aleros y balcones volados. El color blanco de las casas y el apagado tono de las tejas resaltan conspicuamente entre el frondoso bosque. Destaca una pequeña Plaza de Toros construida con grandes cantos rodados del río… donde no creo que nunca se den tardes de toros al sol.
Arenas de San Pedro
A pie de las montañas, hundido en el valle, aprovecha el río Arenal como elemento defensivo para la construcción del Castillo de la Triste Princesa. Grandiosa torre del homenaje con cuatro plantas de altura y un precioso adarve (camino de ronda) aun visitable. Los balcones superiores con matacanes, sus ventanas y arcos de las crucetas indican un periodo entre el gótico y románico. Muchas tribulaciones pasó la Condesa Doña Juana, desde la pérdida de su poderoso marido y sus constantes enfrentamientos a Enrique IV, que le dieron nombre a la fortaleza. Otros edificios singulares son el Puente Medieval de Aquelcabo, el Palacio de la Mosquera (S.XVIII) o el cercano Santuario de San Pedro de Alcántara, en precioso entorno natural.
Candeleda
Pintoresco pueblo del Valle del Tiétar situado a los pies del Pico Almanzor (2.592 m.), el más alto del centro peninsular. Su edificio más emblemático, La Casa de las Flores, imán icónico del pueblo. Alberga en su interior el Museo del Juguete de Hojalata, realmente curioso, interesante y evocador, donde encontrarás incluso juguetes y réplicas históricas de varias motos. No dejes de pasear sus calles con las características casas entramadas de vigas de madera, hasta alcanzar la plaza y la Iglesia de Ntra. Sra. de la Asunción (s.XV). Ya en las afueras, los bonitos jardines del Monasterio de Chilla o el puente medieval del Puerto, paso de la antigua senda trashumante por la Trocha Real.