Turismo en moto por La Rioja

La liturgia del vino, el ritual de la vendimia, en cada bodega similar pero diferente al resto con una personalidad otorgada a través de sus fundadores hace ya más de 100 años, muchos más, te atrapará... Siéntete envuelto por la magia de un mundo arraigado con fuerza en la viña y en donde el vino marca el paso de su gente.

Texto: Luis López. Fotos: Juan Sanz. Colaboran: Marqués de Murrieta, Bodegas Riojanas, Bodegas López de Heredia Viña Tondonia, www.quienariojavino.wordpress.com

Turismo en moto por La Rioja
Turismo en moto por La Rioja

Nuestro paseo no será muy largo ni estará cargado de curvas o variaciones de altura, si bien nuestro objetivo no es otro que el de retratar en nuestra memoria esos recuerdos que nos han asaltado a nuestro paso quedando a fuego marcados para siempre, aquellos que repasarás cuando regreses a casa y que te devolverán a estos fértiles dominios cargados del fruto de la viña convertido en vino, la sangre de esta tierra. La uva es hoy la auténtica protagonista.

Esta ocasión, tal vez más que nunca, la amalgama de colores, aromas y sabores inundan todo lo que la vista abarca, los que se desprenden de la ruta a los pies de extensos viñedos, o cuando la uva es vendimiada y llevada a las bodegas más prestigiosas de La Rioja. Todo ello ocupará nuestro tiempo inundando los sentidos, provocando fuertes emociones junto a una calidez vinificada, nunca mejor dicho, por los matices y la sabiduría de los caldos de esta tierra milenaria.

Capital del vino

No podíamos comenzar en otro lugar que no fuera Logroño. Como auténtica capital del vino de La Rioja, la ciudad se extiende a lo ancho flanqueada por la cordillera cantábrica al norte y, todo sea dicho, por un ramal de carreteras que beneficia al viajero que utiliza la ciudad para comunicarse con otros destinos vitivinícolas. En nuestro caso, dejamos los placeres que Logroño encierra en su casco antiguo para alejarnos, apenas unos kilómetros al este, en busca de las bodegas más longevas de la Denominación de Origen Rioja.

Marqués de Murrieta, con sus magnas instalaciones levantadas alrededor del castillo de Ygay. Señorío, poder y arraigo van de la mano al más puro estilo «château française». Así, gran parte de su producción apenas pisa suelo patrio para, en su mayoría, salir al extranjero donde los países más exigentes y menos preocupados por el precio, consumen como si no hubiera un mañana.

Es a pie de la autovía que comunica Logroño con Pamplona donde encontramos la pequeña carretera que nos conduce hasta sus instalaciones donde, cómo no, una pequeña parte de sus viñedos flanquean nuestro camino. Uno de sus ramales nos lleva al mirador, donde la grandeza del complejo Ygay queda patente de un solo vistazo. Nada menos que en 1852 comenzaron a elaborarse los primeros vinos, adaptando técnicas procedentes de Burdeos. Hoy, Castillo de Ygay y Marqués de Murrieta son sus dos «buques insignia», auténtico escaparate de La Rioja en todo el mundo.

Cenicero

Volvemos por nuestros pasos para circunvalar, una vez más, Logroño cambiando de dirección y encaminarnos hacia otra de las bodegas más emblemáticas de La Rioja. La N-232 nos acerca a Cenicero, donde encontramos las instalaciones de Bodegas Riojanas, cuna de grandes vinos como Monte Real y Viña Albina, con una historia de 125 años a sus espaldas, durante los cuales se han realizado nada menos que ocho ampliaciones y un sinfín de reformas y actualizaciones que todavía hoy perduran.

La bodega inicial cumple hoy la función de salón de actos y son las sucesivas ampliaciones las que dejan boquiabierto al visitante: casi 26.000 barricas y 4.500.000 botellas de capacidad actualmente han logrado hacer de Riojanas un complejo vital para la Denominación de Origen Rioja. Miguel Ángel Marín nos enseña cada uno de los recovecos de unas instalaciones que no parecen tener fin, con cavas que guardan auténticos tesoros procedentes de añadas únicas por su excelencia... y otros mil detalles que Miguel Ángel tiene a bien contar a todo aquel que visite este templo al vino de calidad que, según sus palabras, «está elaborado y concebido para degustar en compañía de familia y amigos enfrentándose a unas buenas chuletillas al sarmiento…». ¡Qué tentación!

Haro y el Barrio de la Estación

Nos quedamos con las ganas de disfrutarlo en buena compañía, la suya y la de Juan Sanz, amigo, fotógrafo y también bodeguero a pequeña escala. Pero el tiempo apremia y nos esperan en Haro, la ciudad del Barrio de la Estación. Palabras mayores. Este barrio nacido junto al ferrocarril aglutina las bodegas de mayor tradición, encontrando en López de Heredia la máxima expresión de constancia en el trabajo y arraigo en el método de elaboración durante nada menos que 137 años. Allí nos recibe Elvira y su equipo de visitas en el que nunca falta una sonrisa y voluntad por desgranar la historia de la bodega.

Llama la atención la puerta de entrada y sus líneas curvadas, pero todavía más la pieza interior de la tienda, donde se conserva como el primer día el estand que mandó diseñar el señor López de Heredia para la Exposición Universal de Bruselas de 1910. Los Viña Gravonia y Viña Tondonia son blancos únicos en Rioja, definidos junto con sus tintos durante el siglo XIX por Rafael López de Heredia y Landeta como «Rioja Supremo». Un recorrido por los alrededores de San Vicente de la Sonsierra, Briones y Labastida nos devolverá al origen: la belleza de las viñas y la uva pendiendo de ellas, aguardando el momento esperado durante todo un año para ser vendimiada. Es justo aquí donde da comienzo la liturgia del vino.