Ruta en moto entre Málaga y Granada con Ruralka

Nos adentramos en el corazón de Málaga y Granada para visitar sus sierras, sus pantanos, sus pueblos y, cómo no, la costa desde donde partimos.

Luis López Lozano | Fotos: Juan Sanz

Ruta en moto entre Málaga y Granada con Ruralka
Ruta en moto entre Málaga y Granada con Ruralka

En este rincón de la tierra andalusí, con una enorme carga musulmana subyaciendo en el ambiente, el tiempo pasa muy despacio, sin prisa pero sin pausa, a un ritmo que muchos quisiéramos disfrutar no solo ahora, sino cada día de nuestra existencia... De modo que comenzamos así, con sosiego, contemplando el mar. ¡Qué mejor forma de inspirarse que con el Mediterráneo al frente! La playa de Torre del Mar en nuestro campo de visión, la Caleta con el coqueto puerto marítimo y los mástiles de las embarcaciones desafi ando al cielo; a nuestras espaldas, las blancas cumbres de Sierra Nevada a las que nos acercaremos hacia el fi nal de la ruta. Antes nos quedan casi 160 kilómetros de diversidad.

Seguimos la denominada Ruta de la Pasa disfrutando del entorno de la Axarquía

Así comenzamos en dirección a Comares por la A-335, donde llegaremos tras desviarnos en Trapiche hacia Benamargosa y, poco después, iniciar la subida suave pero constante, siguiendo la denominada Ruta de la Pasa mientras disfrutamos del entorno de la Axarquía. Aquí el asfalto mejora respecto a los kilómetros que preceden a este punto, lo que en cierto modo se agradece aunque nos encontremos a los mandos de una maxitrail como la Tiger Explorer. El mirador de la Plaza del Balcón de la Axarquía nos deja boquiabiertos, observando cómo mar y montaña se dan la mano en un paisaje que ya emocionó a las colonias árabes que llegaron a convivir, tras la Reconquista de los Reyes Católicos, con familias cristianas; nació así en Comares un referente de tolerancia que muchos quisiéramos reproducir hoy día.

SIERRAS DE TEJEDA, ALMIJARA Y ALHAMA

Recorremos el camino de vuelta con la mirada puesta en la próxima Sierra de Tejeda que, en realidad, es un conjunto que engloba a esta junto con la de Almijara y Alhama. Para ello deshacemos la ruta que nos llevó hacia el cielo de Comares para girar a la izquierda en dirección a Riogordo, siguiendo el curso del Rio de la Cueva. Poco después, en el enlace con la A-356 comenzamos a disfrutar de curvas más suaves que nos llevan hasta el embalse de Viñuela, en un entorno donde la producción de pasas, aceite, almendras, vino moscatel y miel de abeja permite alimentar el motor económico de sus habitantes. Giramos hacia la A-335, justo bordeando el humedal, en dirección al pico de la sierra de Tejeda, mientras disfrutamos con más tráfico del esperado la subida hacia Ventas de Zafarraya, donde se da por finalizada la comarca de la Axarquía y comenzamos a recorrer los primeros pasos en tierras granadinas. La posterior A-402 nos acerca a otro puerto de montaña donde te diviertes cambiando la moto de lado a lado, mientras coronas el alto de Zafarraya. La bajada tampoco es como para aburrirse acercándonos a Alhama de Granada y su casco histórico. El tramo final nos lleva en volandas hacia Granda por la A-338, salvando el río Cacín que encontraremos embalsado en Los Bermejales; de hecho, no es mala idea rodearlo por Arenas del Rey, Fornes y La Colonia para enlazar de nuevo con la A-338 hacia Agrón, Ventas de Huelma y La Malahá.

A LAS PUERTAS DE GRANADA

Pocos kilómetros nos separan ya de la capital, pero mejor que seas tú mismo el que elija el momento de visitar la Alhambra y el Generalife, el barrio Albaycín o el Sacromonte... En cualquier caso, lo cierto es que disponemos de nuestro hospedaje de fin de ruta muy próximo al entorno de la capital. Otura, tras rebasar la A-44, Dílar y Gójar nos acerca a La Zubia, donde el Balcón de Las Nieves nos espera con una cálida bienvenida y disfrutar, como se merece, de un entorno espectacular; podrás contemplar las nieves de la sierra desde los ventanales de la habitación o la terraza con piscina, tal vez con una cerveza artesanal bien fría para otorgar mayor alcance al poder de los sentidos... Dicen que gran parte del embrujo de Granada se encuentra en el encanto que forma el conjunto de la Alhambra. La dinastía Nazarí, con Muhammad I como estandarte, impulsó su creación después de trasladar su residencia de Albaycín a la colina vecina donde se instaura el complejo, allá por 1237. Entregado a los Reyes Católicos en enero de 1492, dio con ello por terminada la dominación árabe de la Península Ibérica, por lo que después pasó a ser adaptada para uso y recreo vacacional de los posteriores reyes cristianos; un giro clave en la historia de España y de Granada, donde Isabel la Católica ordenó poco después construir otra de las joyas de la ciudad, la catedral de la Encarnación, lugar donde reposan los Reyes Católicos y auténtico referente de la dorada época del Renacimiento español.

En La Zubia encontramos El Balcón de las Nieves.

RURALKA ON ROAD: EL BALCÓN DE LAS NIEVES

En La Zubia, y tras llegar a la puerta de El Balcón de las Nieves, con sus banderolas ondeando al viento en su fachada, nos reciben a nuestra llegada Enzo y Duna. Son, como nos dicen en Recepción, "nuestros peludos anfitriones". Dos perros que no cejan en mostrarnos su cariño a lo largo de la estancia en esta casa reformada como hotel rural, en la que domina la decoración rústica con estilo mediterráneo. La chimenea del salón ofrece un cálido cobijo durante los días más duros del invierno; no obstante, Sierra Nevada se sitúa justo enfrente, lo que explica el nombre del establecimiento.

En La Zubia encontramos El Balcón de las Nieves.

El Molino de los Abuelos, en Comares.

RURALKA ON ROAD: EL MOLINO DE LOS ABUELOS

Nada más llegar a la Plaza del Ayuntamiento, poco después de rebasar la Puerta de Málaga y coronar la cuesta que nos acerca al centro de Comares, a pocos pasos del Mirador de la Axarquía, encontramos El Molino de los Abuelos. En el interior, y tras pasar el patio que distribuye la casa, encontramos tras superar las escaleras cinco habitaciones, de las cuales dos comparten baño en el pasillo que las distribuye. Las vistas al interior de la casa o al la propia plaza desde lo alto, aportan ese encanto que buscamos cuando el descanso adquiere un merecido protagonismo.

El Molino de los Abuelos, en Comares.