Jonathan Rea es un tipo feliz. Tiene el trabajo de sus sueños, le pagan muy bien por ello y puede compatibilizarlo con su vida familiar. Tiene poco que ver con lo que se le suele presuponer a una estrella del deporte. Ha encontrado un hogar en el Mundial de Superbike, donde está a punto de conseguir un título histórico.
Aun así, año tras año le llegan cantos de sirena procedentes de MotoGP. No es de extrañar, sabiendo que está entre los mejores pilotos del mundo y que el gran público considera que la máxima categoría de los prototipos debe ser el fin último para todo piloto de motos.
Ni con la parrilla de MotoGP 2018 cerrada cesan las iniciativas para encontrarle una MotoGP. Lo último ha sido el rumor de que podría sustituir a Andrea Iannone en Suzuki. Un rumor sin más base que la decepcionante temporada del italiano y la posibilidad de que una montura oficial le hiciese cambiar de idea. Una invención, vaya. Rea no se va a vestir de azul Ecstar.
El norirlandés tiene las cosas muy claras: “Me gusta la vida en Superbike. Me pagan mucho por montar en moto y ganar carreras”, reconoce a Speedweek. Además, subraya un aspecto del campeonato que para él resulta decisivo: “Tenemos 13 rondas por temporada”, explica, en comparación con las 18 de MotoGP, “quizás 21 en el futuro”.
13 es un número que le permite viajar siempre con su mujer y sus dos hijos, algo vital para él. De igual forma, destaca el buen trato que ha recibido siempre en el WorldSBK, donde este año cumple una década (llegó en 2008 al Mundial de Supersport). “Es como una familia, todo es muy abierto”, insiste.
Con todo, tampoco cierra por completo la puerta a MotoGP, y desde luego desoye el argumento de que, a sus 30 años, quizás ya esté viejo para semejante reto. Más bien todo lo contrario: “Por otro lado estoy en el punto más alto de mi carrera, nunca piloté tan bien. Quizás ahora sería el momento perfecto”, admite. “Ya veremos”.
FIEL A KAWASAKI, ESPERANDO A 2019
Desde luego, si sucede, no será en 2018. “Mi próximo año es con Kawasaki”, sentencia Rea. “No pienso en romper el contrato”, asegura, reiterando que nunca nadie le llamó desde Suzuki y dejando una frase definitoria al respecto: “Iré a MotoGP cuando Kawasaki vaya a MotoGP”.
Él mismo sabe que eso no va a pasar, al menos a corto plazo. “Mientras Kawasaki no cambie de planes para 2018, estaré en Superbike”, repite, confesando que está muy ilusionado con la próxima temporada por el reto que suponen las nuevas reglas. Eso sí, de nuevo juega con la ambigüedad recordando que los grandes pilotos de MotoGP acaban al término de 2018: “Tal vez puedan abrirse nuevas oportunidades”, reconoce de cara a 2019.
Cuenta también que, cuando estuvo como espectador en Silverstone para el Gran Premio de Gran Bretaña de MotoGP, se le acercó un team manager. “Me dijo que tenía que llevar una MotoGP”, relata Rea, que también matiza que entienden que no lo haga. “Mis únicas posibilidades serían motos en los últimos puestos de la parrilla”, algo que está muy lejos de sus pretensiones, lo que aprovecha para recalcar su privilegiada situación actual:
“En Superbike me subo a una máquina de fábrica y me pagan muy bien. Es así. Es como Shane Byrne en el British Superbike, allí gana tanto como en un equipo satélite de Superbike. Igual que algunos en Estados Unidos”, prosigue.
Finalmente, concede que, incluso si se quedase sin opciones, podría retirarse feliz. “Quería ser campeón del mundo, y es algo que ya he conseguido. Todo lo demás es un extra”, proclama el vigente bicampeón.
Definitivamente, Jonathan Rea es un tipo feliz. Disfruta de su trabajo, de su familia y de las personas que le rodean en su equipo y en su campeonato. Ha logrado el objetivo que tenía como piloto profesional, y eso le aporta una gran tranquilidad sobre su futuro.
Por otra parte, claro que sueña con MotoGP. Pero no a cualquier precio. Sabe que, en primer lugar, se debe a la marca y al equipo con el que domina con mano de hierro entre las motos de serie. Si hicieran un prototipo, iría con ellos. Igual que ya les insinuó que si se decidiesen a montar un buen equipo para ganar las 8 horas de Suzuka, sería el primero en apuntarse.
Le gustan los retos. Seguramente, eso es lo que más le tira del sueño de MotoGP. Tiene casi tres títulos bajo el brazo y en 2018 podría igualar el récord histórico de Carl Fogarty. Sabe que en 2019 pueden quedar libres varias MotoGP ganadoras. La idea le atrae, pero no le obsesiona. Total, ya es un tipo feliz. Lo demás es un extra.