El tercer título mundial de Superbike consecutivo de Jonathan Rea lo eclipsó todo. Su brillante resolución a la primera en Magny-Cours llevó el delirio a Kawasaki, que entró así por derecho propio en la historia del motociclismo. Sin embargo, en Francia, la marca verde perdió más de lo que ganó. Sobre todo, en favor de Yamaha, la gran triunfadora global del fin de semana.
WSBK: EL REA DE UN MUNDO MÁS TRICOLOR
Todo estaba servido para el tercer título de Jonathan Rea, que llegaba a un circuito propicio y con unas condiciones climatológicas extrañas, unas circunstancias donde acostumbra a manejarse con gran maestría, y así lo rubricó en un sábado mágico. Ni siquiera la caída al inicio de la lluviosa Superpole 2 frenó sus expectativas. Se levantó, entró al box para que su equipo pudiese reparar los leves daños de su Kawasaki ZX-10R, salió a pista y se hizo con el mejor tiempo con más de un segundo de ventaja en una de las poles más heroicas que se recuerdan.
No fue sino el preludio de una también pasada por agua primera manga en la que, casi sin inmutarse, adquirió una ventaja completamente insalvable que mantuvo sin sustos hasta la línea de meta, cruzando la meta con 16 segundos de ventaja sobre sus perseguidores para hacerse con su victoria número 50 en el Mundial de Superbike, siendo el tercer piloto de la historia del campeonato que alcanza tan mareante cifra.
Tras él, Marco Melandri cuajó una brillante carrera de menos a más, dando caza a un convaleciente Tom Sykes y evitando el doblete de Kawasaki al colarse en un segundo escalón del podio que parecía reservado a Chaz Davies, pero que tuvo problemas de electrónica que le hicieron perder posiciones hasta finalizar décimo. Cuarto fue Leon Camier, que con su MV Agusta volvió a quedarse con la miel del cajón en los labios.
En la segunda manga costaba imaginar un escenario que no fuese otra exhibición de un Rea que, consciente de su increíble superioridad en términos de ritmo, se tomó la remontada desde la novena posición -de la que ya es habitual en las parrillas de las segundas mangas- con más calma de lo habitual.
Sin embargo, tuvo la mala suerte de estar justo tras Eugene Laverty cuando el irlandés cayó, rompiendo estribera y frenos y abandonando de inmediato. Un cero que le impedía optar a alguno de los récords más históricos del campeonato, y que abría por completo la puerta de la victoria a sus rivales.
Chaz Davies la cerró de un portazo. Remontó hasta la primera posición y puso tierra de por medio en pos de una victoria que pareció hasta sencilla. Por detrás, Yamaha vivía su mejor día desde su retorno al Mundial de Superbike, con Alex Lowes y Michael van der Mark escoltando en el cajón al galés en el primer doble podio de la marca en lo que va de temporada. Muy lejos acabó Tom Sykes, séptimo, en la primera vez en todo 2017 que no hay una Kawasaki primera o segunda.
Esta vez, el que se quedó acariciando el sueño del podio fue Xavi Forés, que acabó cuarto y que durante algún momento vio la posibilidad real de atrapar a las R1; si bien finalmente tuvo que conformarse con la medalla de chocolate después de haber abandonado en la primera manga tras no poder esquivar la moto de Van der Mark al inicio de carrera.
Román Ramos (12-9) añadió otros once puntos a su casillero tras elevar su racha de carreras puntuando hasta ocho, demostrando una vez más su gran consistencia. Por su parte, Jordi Torres salió con diez puntos de la ronda gala (14-8), lastrado en la primera carrera por las carencias electrónicas de su BMW en mojado y remontando en la segunda desde las últimas posiciones de parrilla.
WSS: LÁGRIMAS VERDES, SONRISAS AZULES
Kenan Sofuoglu iba disparado hacia su sexto título mundial, el que hubiera sido el tercer doblete Superbike-Supersport consecutivo para Kawasaki. Tras empezar el año con tres ceros había ido remontando hasta arrebatar el liderato a Lucas Mahias, pero una dura caída en la Superpole le produjo tres fracturas en la cadera, perdiéndose el resto del fin de semana.
Mahias no aprovechó tan bien como hubiera podido la ausencia de su gran rival, complicándose al inicio de carrera y bajando hasta la 19ª posición para después cuajar una remontada memorable que encontró su tope en las puertas del podio, donde Niki Tuuli por fin festejaba el primer triunfo mundialista de su vida después de contener a Federico Caricasulo, con PJ Jacobsen devolviendo a MV Agusta al cajón. Nacho Calero no pudo acabar.
La fiesta fue completa en Yamaha: además del doblete en carrera, Mahias recuperaba el liderato. Lo que aún no sabía es que ya sólo tendrá que defender 32 puntos ante Sheridan Morais y 39 sobre Jules Cluzel; ya que Sofuoglu finalmente ha confirmado se perderá el resto de temporada. Salvo hecatombe, Yamaha recuperará el título de Supersport cuatro años después del logrado por Sam Lowes en 2013.
SSP300: YAMAHA AMARILLLA O YAMAHA AZUL
El título que sí ha asegurado Yamaha es el de Supersport 300, el primero en un mundial de velocidad tras el de Jorge Lorenzo en MotoGP 2015. La BluCru de las YZF-R3 eran mayoría en la parrilla de la recién creada categoría, y pese a que Mika Pérez y Scott Deroue lo han intentado todo para Honda y Kawasaki, respectivamente, finalmente el campeonato irá a parar a la marca de los diapasones.
Falta saber el color. De forma oficial, Yamaha puso hasta seis pilotos, una estructura donde el italiano Alfonso Coppola se ha erigido como gran baluarte; pero tendrá que jugarse el título contra el español Marc García, que a su vez se ha consolidado como punta de lanza del Halcourier Racing español.
Las Yamaha azules oficiales y las Yamaha amarillas del Halcourier han sido las grandes protagonistas de la temporada, y se jugarán el título en Jerez, donde Marc García llegará con un punto sobre Alfonso Coppola tras batirle en Magny-Cours, donde Robert Schotman concluyó tercero, con Mika Pérez cuarto, Dani Valle quinto, Borja Sánchez séptimo y Ana Carrasco vigésima.
STK1000: TRES COLORES PARA UN SOLO TÍTULO
Completamente perdidos el título de Supersport –que Sofuoglu tenía realmente a tiro- y el de Supersport 300 –donde se habían hecho ilusiones con las dos victorias iniciales de Scott Deroue-, la decepción de Kawasaki en las categorías inferiores se completaba con la ausencia de Toprak Razatlioglu en la carrera del Europeo de Superstock 1000 tras haberse dislocado el hombro en entrenamientos.
Un auténtico varapalo para el turco, que venía de ganar en Portimao y que tenía una ocasión de oro de arrebatar el liderato al italiano Michael Ruben Rinaldi, que no lograba adaptarse en ningún momento a Magny-Cours y que sólo pudo sumar seis puntos al finalizar décimo, lo que permite a Razgatlioglu conservar esperanzas de título en Jerez.
Sin embargo, otro actor se colaba en escena: la Yamaha del francés Florian Marino, que cogía el liderato y parecía irse en pos de un triunfo que le hubiera colocado en posición de depender de sí mismo en Jerez… pero Jeremy Guarnoni le arrebató el liderato en la última vuelta para salvar el domingo en Kawasaki y, de paso, echar un cable a Razgatlioglu ganando ante los suyos, con Marino segundo y el italiano Federico Sandi tercero. Xavier Pinsach fue 17º. De esta forma, Rinaldi llegará a Jerez con ocho puntos sobre Marino y 14 sobre Razgatlioglu. Tres colores y un título.
En definitiva, Kawasaki empezó con el éxtasis del título de Rea pero vio como sus opciones de lograr un triplete inédito SBK-WSS-STK se esfumaban con las lesiones de los turcos Sofuoglu y Razgatlioglu. En la otra cara de la moneda, Yamaha se asegura un título matemáticamente (SSP300), acaricia otro (SSP) y sueña con un triplete histórico (STK). Jerez dictará sentencia.