Aunque ediciones como la última que se ha vivido en Arabia Saudí dejan muy claro que el Rally Dakar es aventura en grado superlativo, mucho han cambiado las cosas desde que se pusiera en marcha en 1979. El sueño de Thierry Sabine se hacía realidad con una prueba que llevaría de París hasta Dakar recorriendo el desierto del Sahara y transitando por países como Argelia, Níger, Mali o Senegal. Pero nada tenía que ver ni con el profesionalismo actual ni con la tecnología con la que cuentan los pilotos hoy en día (esto no significa que no estén expuestos a innumerables peligros).
Sin embargo, sería extraño que en la actualidad un piloto se aventurara a afrontar el Dakar con su propia moto y ganara. Pues bien, en 1979 eso era posible y así lo demostró Cyril Neveu, el primer gran campeón que dio el rally más famoso del mundo.
Mi primer Dakar
Así pudieron titular su experiencia los 80 coches y 90 motocicletas que participaron en la primera edición, en la que se cubrieron 10.000 kilómetros y en la que solo acabaron 50 automóviles y 24 motos. Una de ellas fue la de un semi desconocido de 22 años que solo había deslumbrado en el enduro francés. Y es que a Neveu le movía más el ansia por la aventura que la búsqueda de la victoria. La experiencia de Sabine le había marcado y quería repetirla. De modo que con su padre y su hermano se lanzó a la aventura sobre una Yamaha XT500.
La dureza del recorrido provocó que hubiera numerosos abandonos, pero Neveu permanecía en carrera siendo más cuidadoso y prudente, o lo que es lo mismo, optó por una estrategia conservadora en la que la concentración era fundamental. A fin de cuentas, todo parecía indicar que en esa primera edición importaba mantenerse en carrera y ser consistente, con buenos parciales (aunque no fueran los mejores). Eso le llevó a ganar la prueba e inscribir su nombre con letras de oro en el palmarés de un rally que no tardó en convertirse en el más seguido.
¿Flor de un día? No, un penta campeón
Muchos llegaron a pensar que el modo de correr de Neveu le había llevado a una victoria que jamás repetiría. Sin embargo, al año siguiente volvió a participar con la misma moto, pero esa vez proporcionada por la propia Yamaha como piloto oficial. Y volvió a ganar, convirtiéndose, claro está, en el primer participante en repetir victoria.
En la siguiente edición estuvo lejos de la cabeza y surgió un nuevo nombre que sería importante y que se convertiría en uno de los principales rivales de Neveu: se trataba del tres veces ganados Hubert Auriol, que en 1981 triunfó con una BMW GS800R. No obstante, Neveu comenzaba a tener un halo de gran campeón cuando en 1982 se alzaba con su tercera victoria, la primera sobre la Honda XR550.
Después de ella, pasaron tres años en los que el francés estuvo lejos del triunfo. Parecía que era el momento de nuevos pilotos, pero la calidad y la capacidad estratégica de Neveu seguían intactas, de tal modo que llevó sus Honda NXR750V a la primera posición tanto en 1986 como en 1987. De esa manera se convirtió en pentacampeón y logró un hito que sería difícil de igualar… Finalmente se retiró de la prueba que le había dado a conocer en todo el mundo en 1991, el año en que Stéphane Peterhansel se llevó la victoria por primera vez y puso la primera piedra para superar el récord de Neveu hasta llegar a los seis títulos en motos y los ocho en automóviles.
