Hace ya muchos años que no se lleva lo de compaginar categorías en un mismo certamen dentro del motociclismo de velocidad. Por lo general, sobre todo al más alto nivel, los pilotos se concentran en un único campeonato, o como mucho dividen sus esfuerzos en categorías distintas y con calendarios cortos.
Dos ejemplos claros son el Mundial de Resistencia, donde muchos de sus pilotos también disputan algún nacional, o la Copa del Mundo de MotoE, en las que algunos de sus protagonistas también están en los mencionados nacionales, el Europeo de Moto2 o, como el caso de Dominique Aegerter, con el Mundial de Supersport. Otro ejemplo es la MotoGP Rookies Cup, donde los protagonistas son adolescentes buscando llamar la atención, para lo cual también suelen estar presentes en el FIM CEV, ya sea en Moto3 o en la European Talent Cup.
Lo que ha quedado totalmente anclado en el pasado es lo de disputar dos categorías en un mismo fin de semana. Muy lejos quedan los tiempos en los que pilotos como Mike Hailwood, Giacomo Agostini, Jim Redman o John Surtees saldaban cada GP con más de un triunfo hasta conseguir más de un título por año, algo que no sucede desde que Jorge Martínez ‘Aspar’ conquistase en 1988 los mundiales de 125cc y 80cc.
EL TROTAMUNDOS DEBISE
Hoy es absolutamente impensable ver a un piloto bajarse de la Moto2 un domingo de carreras para minutos después subirse a la MotoGP, o hacer lo propio en Superbike y Supersport. Bueno, al menos lo era hasta que el francés Valentin Debise decidió embarcarse en dicha locura… ¡y por partida doble!
Quizás el nombre de Debise sea ajeno para el gran público, pero lo cierto es que lleva más de una década buscándose un hueco en el motociclismo de velocidad. Tras ser campeón de Francia de 125cc en 2008, disputó la temporada 2009 del Mundial de 250cc en el CIP como compañero de Shoya Tomizawa, logrando puntuar en más de la mitad de carreras pese a tener solo 17 años.

No le fue tan bien los dos cursos siguientes en Moto2 y en 2012 se marchó al Mundial de Supersport, haciendo también sus pinitos en la resistencia. De ahí volvió al nacional francés de Supersport, siendo subcampeón en 2013, y en 2016 decidió cruzar el charco para competir en el MotoAmerica Supersport, donde corrió con Suzuki y el Team Hammer durante tras temporadas.
Tras ‘desaparecer’ en 2019 -donde hizo algunas tareas de probador en Estados Unidos-, volvió a la palestra en 2020 para disputar el nacional francés… de Superbike. Lo hizo con una Kawasaki y con un gran éxito, consiguiendo cuatro victorias para acabar en la tercera posición final tras pelear por el título hasta la última carrera con el campeón Mathieu Gines y con Kenny Foray. Además, debutó en el Mundial de Superbike corriendo dos rondas con el Team Pedercini y logrando puntuar en Magny-Cours.
Para este 2021, parecía claro que había decidido centrarse en la categoría de Superbike, repitiendo en la clase reina del FSBK con la Kawasaki para dar un paso más y lograr el título. Comenzó la temporada de forma inmejorable: a finales del mes de marzo, en Le Mans, Debise se hacía con el doblete en solitario por delante de Gines.
LICENCIA PARA SOÑAR
La sorpresa es que lo consiguió redoblando los esfuerzos: también se presentó en la categoría de Supersport… y también comenzó el curso con un doblete inapelable por delante del joven talento galo Ludovic Cauchi. Dado que en el FSBK todas las carreras se disputan el domingo, Debise hizo la proeza de ganar cuatro carreras en un solo día.

Un mes después estuvo cerca de repetir la hazaña en Nogaro, con doblete en Superbike (donde además Gines se dejó algún punto por el camino) y con Cauchi evitando otro póquer al ganarle una de las de Supersport. La posibilidad de conseguir el doblete de títulos era real, pero lo más sorprendente estaba por llegar casi un mes después, y no sería en Francia.
A finales de mayo arrancaba el IDM en Oscherlseben y ahí estaba Debise, que ya había participado en alguna carrera suelta de 2020 en el internacional alemán. No tuvo un buen inicio en la clase reina, donde la lluvia primero y un error después le hacían saldar el fin de semana con un octavo y un séptimo. Sin embargo, y como también había decidido hacer en el nacional galo, dobló en Supersport y ahí se hizo con el doblete.
Una semana después participó en la tercera ronda del FSBK en Ledenon, donde sí repitió el póquer de triunfos de Le Mans, y a medidos de junio se presentó en Most para la segunda del IDM. Allí le sucedió al revés que en la inaugural: brilló en Superbike con un triunfo y un segundo… pero falló en Supersport, donde acabó cuarto en las dos carreras, ganadas por Patrick Hobelsberger.

En ese punto del año la proeza de conseguir los cuatro títulos no era ninguna utopía: en Francia lideraba con claridad tanto en Superbike como en Supersport, mientras que en Alemania estaba en la pelea por ambos: marchaba segundo en Superbike a 14 puntos del liderato y colideraba Supersport.
SE ESFUMA LA PROEZA
Las dos siguientes citas fueron en el FSBK: en Superbike saldó la de Pau Arnos con empate técnico ante Gines (victoria y segundo) y la de Magny-Cours con un triunfo y un tercero, mientras que en Supersport seguía sin rival y enlazaba dos dobletes más. Ambos campeonatos iban viento en popa y tocaba enfocarse en el IDM, donde tendría tres rondas antes de volver al FSBK, que al final serían dos por la cancelación de la de Nürburgring.
Ese periplo fue difícil, arañando apenas un podio en las cuatro carreras de Superbike entre Schleizer y Assen, y también se le complicó en Supersport, donde empezó a alejarse en el mano a mano con Hobelsberger. Eso sí, en medio se permitió el lujo de intensificar su calendario al correr en la cita de Most del Mundial de Supersport con el GMT94 Yamaha, donde pese a tener que cambiar de marca brilló consiguiendo un séptimo puesto.
Empezó una fase de no tener ni un solo fin de semana libre: tras WorldSBK en Most e IDM en Assen llegó el turno del FSBK en Carole, donde se complicó la vida con un cuarto puesto y un abandono en Superbike… mientras se proclamaba campeón francés de Supersport con otro doblete para rubricar un año perfecto en dicha categoría.

De ahí se fue directo al Red Bull Ring para la penúltima del IDM, donde pese a su irregularidad consiguió evitar el título de Ilya Mikhalchik, que le llevaba 40 puntos a falta de la cita final.
Días después le esperaba una segunda oportunidad en el Mundial de Supersport, donde el GMT94 le había invitado en la cita de Magny-Cours como premio a su buen rendimiento en Most. Era imposible imaginar que allí se esfumarían todas sus opciones: tras una bandera roja, su R6 no arrancaba al inicio de la warm up lap y se veía embestido por otro piloto, con tan mala suerte de lesionarse la pierna.
Ahí se acabó todo. Una semana después, en Ales, tuvo que ver desde fuera cómo Mathieu Gines le arrebataba el título del France Superbike, y tampoco llegó a tiempo para correr la última del IDM en Hockenheim, convirtiendo a Mikhalchik y Hobelsberger en campeones antes de saltar a pista.
Por lo menos pudo volver al asfalto en la cita argentina del WorldSBK, con dos sextos puestos en Supersport para al menos quitarse el mal sabor de boca de un año en el que logró un título pero llegó a soñar con otros tres.

Pese a todo, el saldo es fantástico: campeón del France Supersport, subcampeón del France Superbike, subcampeón del IDM Supersport y quinto finalmente en el IDM Superbike; con 23 victorias repartidas en cuatro categorías de dos campeonatos: ocho en el France Superbike, once en el France Supersport, una en el IDM Superbike, tres en el IDM Supersport.
Con todo eso, recordar la temporada de Valentin Debise por lo que pudo haber sido sería de un resultadismo demasiado injusto. Lo que ha ganado y perdido es absolutamente secundario: la hazaña está en intentar conseguir cuatro títulos en el mismo año y, sobre todo, en llegar a creer que era posible. Una locura de hace medio siglo pero en pleno 2021.