La conducción de motocicletas tiene unas características únicas que difícilmente se pueden encontrar en otros vehículos de cuatro ruedas, especialmente en lo que implica tomar curvas. Las formas ovaladas de la banda de rodadura de los neumáticos de una moto hacen obligatorio inclinar el vehículo para, aprovechando el menor diámetro de los flancos de la rueda, poder cambiar de dirección.
Además, la conducción también guarda ciertas particularidades a la hora de planear y abordar la trazada ideal. Si bien existen ciertas diferencias entre conducir por carretera y rodar en un circuito cerrado, la teoría fundamental a los mandos de una moto es muy parecida.
En la fase de aproximación, hemos de situarnos en el borde del carril opuesto al lado de la siguiente curva, para aminorar paulatinamente la velocidad con la moto vertical y la principal ayuda de los frenos (sobre todo, el delantero) pero también bajando marchas con el cambio para situar la relación más adecuada al siguiente ángulo.

Acto seguido empezamos la fase de giro soltando los frenos e inclinando la moto progresivamente hacia el ápice de la curva, que es el punto de máxima inclinación y también cuando mayores son las fuerzas G laterales. Una vez alcanzado el ápice, es momento de acelerar progresivamente e ir levantando poco a poco la moto al mismo tiempo que abrimos la trazada hacia el exterior.
Para una conducción segura en carretera, es importante no precipitarse hacia el ápice, pues esto puede hacer que tengamos que corregir la inclinación, levantando la moto y abriendo la trazada, por lo que podríamos salirnos por el exterior del carril al acelerar; y también es sumamente importante tener en cuenta que al inclinar la moto ocupa más espacio horizontal, algo importante al abordar curvas de izquierda pues aunque las ruedas estén dentro del carril puede que nuestro cuerpo invada el carril contrario generando una situación de peligro para nosotros y otros usuarios de vía.
Analiza tu conducción con Pro Bike Sensor
Si bien la teoría de conducción es de sobra conocida por la mayoría de motoristas, lo que resulta más complicado, incluso para los más veteranos, es analizar su propia conducción.
Una tarea para la que puede resultar una gran ayuda un dispositivo como el Pro Bike Sensor, cuya avanzada tecnología basada en una IMU inercial de seis ejes recoge de forma precisa datos relativos a la inclinación, la velocidad y las fuerzas G mientras vamos en moto. El Pro Bike Sensor puede mostrarnos estos datos en directo a través del teléfono móvil mediante la APP desarrollada específicamente para ello.
Pero, además, la aplicación incorpora otras interesantes funciones como la memorización de los datos a lo largo de una o varias rutas. Estos registros pueden ser muy útiles para su posterior análisis y comprobar, mediante la superposición de los datos sobre el recorrido realizado, si estamos ejecutando bien las distintas fases de la trazada. Viendo, por ejemplo, si el punto de máxima inclinación y el mayor valor de fuerza G lateral coincide con el ápice de la curva, puediendo comprobar si nos estámos anticipando y esto nos hace levantar la moto a mitad de trazada; o si las fases de frenada y aceleración las realizamos con suficiente progresividad o, por el contrario, se producen picos descoordinados de fuerzas G que afectarían al balance de pesos, la respuestas de las suspensiones y, por consiguiente, a la estabilidad del conjunto y nuestra propia seguirdad.

Os recordamos que el Pro Bike Sensor es un dispositivo diseñado en España con una tecnología avanzada que se puede instalar fácilmente casi en cualquier moto, moderna o no tan moderna, para saber en tiempo real o en diferido cuánto inclinamos con nuestra moto, así como valores de fuerzas G inerciales y la velocidad de marcha. En la web de la marca podéis encontrar más información o encargar vuestro dispositivo Pro Bike Sensor.