Hemos comentado en multitud de ocasiones que el mejor modo de que un conductor se distinga de los demás es mediante el casco, ya que es el accesorio más llamativo, además de la propia moto, claro está. Todos los pilotos profesionales disponen de diseños propios que ayudan a su identificación por parte del público, a la vez que les sirve para contar algo más de su personalidad o del modo en que ven el motociclismo. Tanto es así que las réplicas de esos cascos personalizados suelen convertirse en superventas -¿cuántos moteros han llevado los cascos con el logo de Chupa Chups que pusieron de moda Emilio Alzamora primero y Jorge Lorenzo después?-
Sin embargo, cualquier motorista puede personalizar su casco y contar con un diseño único, sin necesidad de copiar a un campeón o de conformarse con uno de los modelos que venden en las tiendas especializadas.
Cómo conseguir cascos personalizados
Obviamente la respuesta a esta cuestión es sencilla: solo hay que dirigirse a un negocio especializado en la decoración de casos para que realice el diseño deseado y lo plasme en la superficie del casco. Por supuesto, hay muchas opciones y con precios muy diferentes: desde los que colocan piezas de vinilo, hasta los diseñadores de renombre que utilizan la técnica del aerografiado. En este caso todo depende de lo que cada uno esté dispuesto a pagar, así como de los gustos personales.

Modos de personalizar un casco
En realidad se podrían resumir en tres modos diferentes, aunque el primero de ellos no sea una personalización total.
- Decoraciones de catálogo o mediante sitios web. En este caso el dueño del casco puede elegir entre las que hay. Obviamente si realiza alguna combinación, el modelo puede ser único, pero no se podría decir que son cascos personalizados al completo, ya que están basado en plantillas que cualquier puede adquirir.
- Mediante vinilos y pegatinas. Es la manera más económica de conseguir un casco personalizado, ya que se aprueba un diseño, se imprime y después se pega sobre el casco. Como principal inconveniente encontramos la posibilidad de que el vinilo no quede bien pegado (las malditas pompas que los profesionales no permitirán que aparezcan) y que, al tratarse de un adhesivo, su vida útil es menor. No obstante, es más económico que el tercero de los modos de llevar a cabo la personalización.
- Cascos aerografiados. Sin duda se trata de la técnica más cara por varias razones: el trabajo es más costoso, más duradero y se pueden realizar algunas ilustraciones que serían imposibles de plasmar con cualquier otro método.
En los cascos aerografiados se han de realizar varias tareas para que el acabado sea el mejor, de ahí que el coste de su diseño resulte superior. Estas fases son:
- Diseño. En esta fase participan tanto un diseñador como el futuro propietario que aporta sus ideas y deseos.
- Patronaje a partir del boceto.
- Desmontado y lijado del casco que se va a aerografiar.
- Imprimación para que la pintura posterior quede bien adherida.
- Pintado del casco.
- Barnizado final y pulido del resultante.