En la tradicional rueda de prensa anual de Anesdor en la que hace balance del ejercicio anterior, en el que la industria de la moto logró, como viene sucediendo en los últimos años, excelentes resultados, flotaba en el ambiente una extraña sensación, un sabor agridulce, un gesto expectante e inquieto. La industria de la moto en España tiene que estar y está orgullosa del trabajo realizado, porque en medio de un entorno repleto de incertidumbre en el que ha capeado una pandemia, una crisis económica y otra energética, ha sido capaz de crecer y crecer, alcanzando en 2023 un aumento del 11,4 % de las matriculaciones, llegando a los 225.440 vehículos, el mejor dato desde 2008.
Son motivos más que sobrados para hablar bien de la industria y del usuario, que ha visto en la moto el vehículo ideal para satisfacer sus necesidades de movilidad y de ocio, una postura que además contribuye a reafirmar el compromiso medioambiental como sociedad. Pero al mismo tiempo que el presidente de Anesdor, Jordi Bordoy, mostraba su satisfacción por estos notables logros, tampoco quiso ocultar su preocupación, cuando no su malestar, al confrontar esas buenas nuevas con las medidas anunciadas la semana pasada por el Ministrio del Interior, Fernando Grande-Marlaska, como reacción al preocupante incremento de la siniestralidad motociclista producido en 2023.
“La industria sigue haciendo esfuerzos por el compromiso con el medio ambiente y con la seguridad”, dijo Bordoy, que reafirmó la imperiosa necesidad de reducir las cifras de siniestralidad. Pero, frente a la afirmación del Ministro la pasada semana, en la que depositaba toda la responsabilidad en el usuario, y por tanto, anunciando una batería de medidas que le afectarán directamente, Jordi Bordoy incidió con acierto en que la cuestión de la mejora de la seguridad es una labor conjunta entre la industria de la moto y la Administración, y sentenció: “Muchas de las medidas anunciadas por el Gobierno no aportan soluciones, y tendrán un importante impacto en la industria y la sociedad”.

De hecho, uno de los reproches continuados de Anesdor hacia la Administración es el continuo desinterés e ignorancia que se muestra hacia la moto cuando esta es “una aliada de la movilidad sostenible”, como indicó Bordoy.
Un gran ejercicio
El repaso a lo que ha sido el año 2023 no ha podido ser más satisfactorio. “Finalizamos 2023 con los mejores datos desde el año 2008. Una buena noticia no solo para el sector sino para la movilidad en nuestro país por todas las ventajas que aporta la moto”, indicó José María Riaño, secretario general de Anesdor, que hizo una completa exposición de lo que han sido las matriculaciones en 2023.
Como ya hemos comentado con anterioridad en cuanto se conocieron los datos, las 225.440 unidades matriculadas en 2023 representan un crecimiento del 11,4 % respecto al año anterior y suponen el mejor dato desde 2008, cuando estalló la crisis económica. Por encima de esos datos cabe destacar el aumento del impacto de la moto en la sociedad española: si en 2019 la moto representaba el 11,8 % de las matriculaciones, este pasado ejercicio alcanzó el 16,6 %, y desde 2014 el parque motociclista ha crecido un 18,79 %, y las motos ligeras, hasta la cilindrada de 125 cc, un 49,06 %, que representa la respuesta masiva de la sociedad en busca de un vehículo práctico, cómodo, fiable, económico y sostenible para su desplazamiento diario. La moto ligera se convierte así en la solución ideal para la movilidad.
Por ese motivo ha resultado aún más sorprendente para Anesdor la respuesta del Ministro ante el problema del incremento de la siniestralidad, que aunque registra un incremento en las cifras de fallecidos en carretera, es decir, los usuarios de moto de media y alta cilindrada, plantea medidas que afecta directamente a las motos más ligeras, como es la implantación de un curso obligatorio para optar a la convalidación del permiso B/A1, siguiendo el ejemplo francés, que sería más lesiva para la industria.
Precisamente, los datos de la frecuencia de la siniestralidad aportados por las compañías aseguradoras reflejan que el usuario del permiso B/A1 es el perfil que mejor se comporta en este sentido, y con un descenso progresivo y continuado de los accidentes, como también los usuarios A. El dato negativo ha sido el repunte de los usuarios del A1 y A2, aunque también con una incidencia cíclica de subidas y bajadas: en 2021 fue más alta, en 2022 bajó, y el año pasado volvió a subir la frecuencia de siniestralidad, pero con cifras inferiores a las de 2021. Y sin embargo, la Administración carga contra la convalidación, donde se encuentra el pilar fundamental de la industria motociclista.
“Empezamos 2024 preocupados con las medidas anunciadas por el Ministro de Interior. Somos los primeros interesados en reducir la siniestralidad, pero creemos que algunas de estas medidas no ayudarán a mejorar y sí perjudicarán a la economía y a la nueva movilidad”, indicó Riaño.
Contramedidas
Las propuestas del Gobierno, a falta de una mayor definición de las mismas porque la exposición de Grande-Marlaska resultó vaga y superficial, Anesdor ha dado respuesta hoy. Valora positivamente los cursos específicos para motoristas para recuperar puntos, aunque se trate de un grupo minoritario, así como la implantación de cursos voluntarios de conducción segura y los cursos periódicos para empresas. También apoya la actualización de los cursos de acceso al permiso A, con más horas de práctica. También ve razonable la implementación del airbag para motoristas, aunque reconoce que es aún una tecnología inmadura, así como los guantes obligatorios en carretera.
La cuestión del casco abierto requiere una mayor definición, puesto que no se detalla en qué ámbito, en carretera o en ciudad, y esta medida también comporta complicaciones añadidas: ¿qué sucede con la práctica del trial, que requiere de un casco abierto, y cuya actividad se realiza fuera de las vías de circulación? ¿Y qué pasa con la industria, que recientemente tuvo que realizar una importante inversión para adaptarse a la nueva homologación 22.06?
Y en cuanto a los cursos obligatorios para la convalidad del permiso B/A1, para Anesdor es del todo inaceptable e ineficaz: “Es la medida más dañina y no aportaría mejora alguna”, afirmó de forma rotunda Riaño. Esta medida afectará a las rentas más bajas, porque es el vehículo más económico y accesible, y tendrá un impacto en colectivos de trabajadores, en el comercio, y dañará el acceso progresivo al segmento motociclista.
Como contrapartida Anesdor propone una mayor dotación presupuestaria de la DGT para la seguridad vial, porque en la argumentación de la Administración toda la carga de la responsabilidad de la siniestralidad recae en el usuario, olvidando que se hace necesario una mejora y un mayor mantenimiento de la infraestructura vial. Y se hace especial énfasis en la creación de un grupo de trabajo experto, más dinámico y más activo, que se realicen análisis con mayor profundidad, que se actualice el catálogo de medidas existentes, priorizando el análisis de impacto y el coste/beneficio.
Mirando a 2024
La reunión de hoy no sólo servía para hacer balance y presentar alternativas a las propuestas ministeriales. También se esperaba la previsión de Anesdor de cara a 2024, una previsión que, lógicamente, puede verse afectada por las decisiones que pueda tomar la Administración.
Ante esta incertidumbre, Anesdor apuesta por un crecimiento moderado para el sector, con un incremento en las matriculaciones de un 2,1 %, para llegar en torno a las 230.200 unidades, sin descartar que quizás haya que realizar algún ajuste en las estimaciones en función del impacto de las medidas que se vayan a tomar. La estimación de Anesdor contempla un crecimiento superior del segmento de las motocicletas convencionales frente a los scooters, con el sector de las motos creciendo un 2,6 %, mientras que triciclos y ciclomotores retrocederán en sus registros.
La lucha de Anesdor en materia de etiquetado medioambiental y su pelea para que la moto deje de ser la gran olvidada en los planes de movilidad urbana sostenible (PMUS) es otra de las gran tareas que se marca la asociación, así como la reforma de la fiscalidad, la mejora de las infraestructuras –no se olvidan del peligro que siguen representando los guardarraíles desprotegidos-, y los incentivos para la electromovilidad. "Ahora solo nos falta que el Gobierno y diferentes administraciones otorguen a la moto la importancia que merece y la tengan más en cuenta en sus políticas y planes en todos los ámbitos. Las motos, ni son bicis, ni son coches, tienen singularidad y requieren una atención particular”, concluyó Riaño.