Cake, apuesta por un futuro eléctrico

La marca sueca Cake se ha adentrado en el sector de las motos con la apuesta por un futuro eléctrico, tanto en conducción campestre como en entornos urbanos.

Cake, apuesta por un futuro eléctrico
Cake, apuesta por un futuro eléctrico

El universo de las motos ha recibido numerosas influencias llegadas desde Suecia, sobre todo en lo relativo al sector de la moto de campo. Crossistas como Bill Nilsson, Rob Tibbling o Torsten Hallman; enduristas como Peter Hanson y Anderss Eriksson; y trialeros como Ulf Karlsson fueron algunos de los muchos pioneros y pilotos destacados procedentes del país vikingo. Sin olvidar, otras aportaciones técnicas de grandes marcas como la propia Husqvarna (fundada en 1903), el fabricante de suspensiones Öhlins, la marca de equipamiento Thor (creada por el mencionado Hallman) o el reciente sistema de protección para cascos MIPS.

El caso es que de Suecia también llega ahora la marca Cake, con una particular visión del disfrute de la moto de campo y la movilidad urbana mediante una apuesta por la energía eléctrica que, según sus previsiones, será la alternativa dominante en menos años de los que pensamos.

Cake, apuesta por un futuro eléctrico
Cake Kalk, disponible en versión motocross y versión homologada.

Orígenes

La marca Cake tiene apenas unos cinco años vida, y fue impulsada por el empresario sueco Stefan Ytterborn. Una persona con gran experiencia en múltiples proyectos empresariales, entre los que se incluye la marca POC, especializada en equipamiento de protección para deportes como el mountain bike, el esquí o el surf. Su vinculación con el mundo de las motos era nula hasta que, gracias a su pasión por los deportes al aire libre, terminó descubriendo su primera moto, que casualmente era un modelo off road y además con propulsor eléctrico.

Así nos lo explica el propio Stefan cuando acudimos a Estocolmo a visitar la sede de Cake y conocer más sobre esta nueva marca: “En 2012 fuimos a un salón de muestras en Munich, con nuestra marca POC, y allí descubrí las motos eléctricas Quantya. Inmediatamente me llamó la atención porque podía imaginarme en medio de la montaña, disfrutando y explorando sin molestar a nadie. Así que me hice con aquella moto, y poco a poco fui conociendo a otros usuarios que tenían otros modelos de Zero, KTM o Alta. Lo que más me gustó, además de la conducción y poder ir por la naturaleza sin molestar a nadie ni asustar a los animales, era que salíamos juntos un grupo de gente habituada a otros deportes muy diferentes pero que todos nos lo pasábamos bien. Incluso los que iban en moto por primera vez, porque al no haber embrague ni cambio de marchas el aprendizaje es más fácil y rápido. Me di cuenta que este tipo de vehículos podían captar a un tipo de usuarios diferentes a los que habitualmente van en motos de campo”.

Cake lanzó la Kalk en 2019, su primera moto de campo eléctrica.

“Al mismo tiempo -nos sigue explicando Ytterborn-, en estos años también ha ido cambiando la percepción global de los vehículos eléctricos con las restricciones en las ciudades y otras medidas para reducir el uso de motores de gasolina y contaminantes. Era un indicativo de que había una gran perspectiva de crecimiento en ese nuevo sector”. Así fueron los orígenes de la marca Cake, cuyo primer modelo llegó al mercado apenas en el año 2019.

 Cake, apuesta por un futuro eléctrico
Stefan Ytterborn, fundador y CEO de Cake.

Diseño propio

La Kalk fue el primer modelo de la marca sueca, una moto eléctrica con orientación off road cuyo objetivo era inspirar el uso de vehículos cero emisiones, para combinar emoción con responsabilidad. Más allá de su propulsión eléctrica, la primera moto de Cake destacaba indudablemente por su singular diseño, del que nos habla Stefan: “según mi experiencia cuando, entendí que nadie había optimizado realmente la combinación entre la parte ciclo y el sistema de propulsión eléctrico, porque básicamente lo que se hacía era aprovechar el mismo chasis para cambiar el motor de combustión por uno eléctrico y baterías. Cuando se hace eso, te encuentras uniendo varias baterías, por lo que una moto que pesaba unos 100 kilos, al convertirla en eléctrica terminaba pesando 160 kilos. Y entonces se pierde la ventaja que debería tener un vehículo eléctrico”.

“Nosotros empezamos el proceso al revés, con el objetivo de hacer un vehículo por debajo de 69 kilos, y bajo esa premisa buscar la estructura adecuada. Nuestras motos han recibido premios por su diseño -como el RedDot alemán o el otorgado por el Museo de Arte de Chicago-, pero en verdad no tiene esta imagen por capricho, sino porque era lo que mejor iba para el objetivo que teníamos. Nosotros empezados desde una hoja en blanco, sin fijarnos en la tendencia del sector, sino pensando en optimizar el dinamismo del vehículo y la simplicidad del mismo”.

La marca sueca se encarga del diseño de prácticamente todas las piezas de sus motos.

“Si queríamos hacer una moto eléctrica, ¿para qué diseñarla como si tuviera que llevar un depósito de gasolina, un escape u otros elementos de los motores de combustión? Nuestras motos están construidas como un Lego, son súper fáciles de mantener y hay muy pocas partes en movimiento. Por ejemplo, si hay una avería en grupo de potencia o la batería, se pueden cambiar en treinta minutos, pero no hace falta desarmar todo para cambiar piezas internas. Lógicamente, nuestro proceso también está dificultado por el hecho de que estamos haciendo algo nuevo y no hay muchas referencias de diseños previos”.

Cake Makka.
Cake Makka.

Más allá de la estética y la funcionalidad, hay que reconocer la valentía de la apuesta de Cake y el mérito de haber diseñado ellos mismos prácticamente todos los componentes de sus motos, pues salvo los frenos, las estriberas y los puños del manillar, el diseño de todo lo demás es de cosecha propia, incluso los neumáticos. A simple vista, es indudable apreciar que la Kalk parece una especie de híbrido entre una moto de campo y una bici de descenso, con componentes provenientes, o al menos inspirados, en ambos sectores, aunque Ytterborn insiste en que no es ni una cosa ni la otra, sino un concepto nuevo. Por ejemplo, la horquilla y el amortiguador Öhlins parecen similares a los de las bicis, aunque en realidad se han diseñado exclusivamente para este vehículo.

Después de la Kalk, la gama de Cake fue creciendo con la llegada de la Ösa, un vehículo “modular” pensado para ser también una especie de herramienta de trabajo al poder aprovechar la energía eléctrica de sus potentes baterías e instalar todo tipo de soportes en su singular bastidor tipo “travesaño”. En 2020 llegó la Makka, un modelo tipo scooter urbano para los desplazamientos cotidianos, y también otras versiones como la serie Works destinada al sector del reparto y mensajería en las ciudades.

Cake, apuesta por un futuro eléctrico
Cake Ösa.

Crecimiento sostenible

En nuestra visita a Estocolmo palpamos que para Stefan y su equipo el compromiso con la sostenibilidad no es un simple eslogan, sino que forma parte de su genuino estilo de vida. “Para nosotros, el diseño premium no está relacionado con el lujo, sino con un diseño sostenible -nos dice Ytterburn-. Hoy en día uno de los problemas de la sostenibilidad es el ritmo de consumo, porque estamos acostumbrados a comprar cualquier trasto que en poco tiempo acaba en la basura y compramos otro. Así que tratamos de respaldar la durabilidad en nuestros productos para que puedan ser usados durante más tiempo. Y eso vuelve a lo que nosotros entendemos como premium, que está construido para durar, de ahí el diseño modular de nuestras motos, que permite su constante renovación”.

Uno de los recientes proyectos que también muestran el compromiso de Cake con la naturaleza es el acuerdo con el Colegio Sudafricano de Vida Salvaje para desarrollar una versión especial de la Kalk, la AP (Anti-Poaching), con un sistema de recarga mediante energía solar para ayudar a lucha contra la caza furtiva en zonas del continente africano donde escasean las gasolineras.

Cake, apuesta por un futuro eléctrico
Primer concesionario Cake en Estocolmo.

Si bien las Cake se diseñan y se desarrollan íntegramente en Suecia, la fabricación de los componentes se realiza en Taiwan, aunque la marca ya planea próximos cambios en este asunto. “Muchas compañías europeas y americanas han venido fabricando en Taiwan desde hace cuarenta años, porque era barato y porque en una misma área de 30 kilómetros tienen todo lo necesario para hacer un vehículo entero. Pero allí han desarrollado grandes habilidades, por lo que ya no es tan barato. Lo que queremos hacer ahora es tener una cadena de ensamblaje en Europa, que ya se está haciendo al sur de Estocolmo, y otra en Estados Unidos. El beneficio, además de poder llevar el control de calidad en todo momento, es que en el mismo contenedor de transporte en el que ahora traemos veinticinco motos, podremos traer piezas suficiente como para ensamblar aquí ciento cincuenta motos enteras. Es un mejor aprovechamiento de cada viaje, que también nos permitirá atender más rápido las demandas de nuestros clientes”.

Cake plena la apertura de una decena de concesionarios en ciudades europeas como Madrid y Barcelona.

La atención al cliente también es parte de los próximos movimientos de la marca sueca, cuyo proceso de ventas hasta ahora era completamente online y de trato directo con los clientes. Pero Cake acaba de inaugurar en Estocolmo una tienda física, la primera de la decena que espera abrir en otras ciudades como Madrid, Barcelona, Londers, París… En ellas, ante una decoración minimalista que sin duda recuerda a las tiendas de productos tecnológicos como smartpohnes, se mostrará a los usuarios la gama de motos eléctricas y su filosofía por un estilo de vida sostenible, además servicio de postventa y mantenimiento a sus clientes. 

“Somos una empresa joven que va creciendo poco a poco. Nuestras ventas se han triplicado del primer año al segundo -nos explica Stefan-. Ahora estamos en 1.200 motos este año, y esperamos llegar a 3.000 el año que viene. Las perspectivas serían ir luego a 10.000, después a 25.000 y llegar a las 200.000 motos para 2030. Algunos estudios apuntan que dentro de diez años habrá circulando 55 millones de vehículos eléctricos de dos ruedas, y la intención de Cake es situarse en una buena posición de partida para el futuro”.

Cake, apuesta por un futuro eléctrico
Carrera internacional Cake celebrada en Gotland.

Un futuro al Cake también mira con la intención de seguir desarrollando su gama de motos, empezando por una serie de modelos infantiles con y sin motor cuya llegada se espera para el año 2022. También se trabaja en nuevos modelos deportivos, pues también están muy interesados en la competición, como nos comenta Ytterborn: “este año organizamos el primer campeonato del mundo en Gotland, donde compitieron deportistas masculinos y femeninos de diferentes países y deportes –como el endurista español Kirian Mirabet-. Y el año pasado hicimos otra carrera en pleno centro de Saint-Tropez, en Francia. Por eso creo que las carreras de motos eléctricas tienen una gran proyección, porque es posible organizarla en medio de la ciudad, sin contaminar ni molestar a nadie por el ruido, motivos que han obligado a cerrar muchos circuitos de motocross en los últimos años, al menos aquí en Suecia. Además, por la ligereza de las motos y la aceleración del motor eléctrico, no hace falta un espacio muy grande, basta con un espacio de cien por cien metros. De hecho es una oportunidad de reavivar la pasión por las carreras entre la gente y atraer a otro público que ahora no va a las competiciones”.

Cake, apuesta por un futuro eléctrico

Cake, apuesta por un futuro eléctrico.

El tiempo dirá si Cake terminará siendo otra de esas marcas suecas pioneras, y si la propulsión eléctrica hará crecer el uso de motos en el ámbito urbano y el entorno natural, cuyo acceso está cada vez más restringido incluso para vehículos sin motor como las bicis. De cualquier manera, el caso de esta marca sueca, que empezó siendo una start-up hace solo cinco años, es un ejemplo que la electrificación de los vehículos está aportando al sector de las dos ruedas nuevos protagonistas ante los fabricantes de motos tradicionales que por ahora parecen más cautos en su apuesta por lo eléctrico.

 

La Kalk está disponible en versiones Race (versión de carreras), INK (homologada para calle) y OR (versión estándar).

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Cake Kalk OR

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