Dungey consigue su cuarto título en SX USA, tras un apasionante final en Las Vegas

Eli Tomac lo intentó de todas las maneras en Las Vegas, pero el 4º puesto de Ryan Dungey le ha valido para conseguir su cuarto título.

Marcos Abelenda | Fotos: Husqvarna, Kawasaki y KTM.

Dungey consigue su cuarto título en SX USA, tras un apasionante final en Las Vegas
Dungey consigue su cuarto título en SX USA, tras un apasionante final en Las Vegas

El Sam Boyd Stadium de Las Vegas ha acogido la última cita del Supercross de Estados Unidos de 2017. Cinco meses después del arranque del certamen, y tras disputarse 17 carreras en fines de semana consecutivos con un único descanso, en Las Vegas concluía la que sin duda ha sido una de las temporadas más emocionantes y ajustadas de los últimos años –ha sido la primera vez, desde la temporada 2011, disputada entre Ryan Villopoto y Chad Reed, que el título se decide en la última carrera-.

Una temporada 2017 que, recordemos, comenzó con el dominio inicial de Ken Roczen, hasta que el alemán sufrió una grave lesión en Anaheim II, la tercera cita del año. Su lesión parecía dejar vía libre para Ryan Dungey, pero justo en la cuarta prueba, Eli Tomac se resarció de su mal comienzo y se estableció como el hombre más rápido del momento. 5º, 6º y 8º, fueron los resultados del de Kawasaki en las tres primeras citas, pero desde entonces el de Colorado ha logrado ganar hasta 9 nueve carreras, unido a dos segundos puestos y otros dos fallos, en Arlington –por avería en los frenos- y en New York –por caída-. Por su parte, Ryan Dungey ha protagonizado una temporada menos estelar en cuanto a velocidad y victorias –tres en total-, llegando a generar ciertas dudas por estar a un nivel ligeramente inferior que años anteriores, pero con su impresionante regularidad de siempre, lo que permitía llegar a Las Vegas con una renta en el liderato de 9 puntos.

SX USA Las Vegas 2017, Tomac y Dungey, el duelo final

La gran final en el Sam Boyd concluyó con el triunfo de Jason Anderson, seguido de Eli Tomac, Josh Grant y Ryan Dungey, lo que otorgaba al de KTM Factory su cuarto título en SX 450, con lo que se sitúa como el cuarto piloto más laureado en la historia del certamen, por debajo de las 7 coronas de Jeremy McGrath y las 5 de Ricky Carmichael, y empatado con las 4 de Ryan Villopoto –aunque éste las logró todas de forma consecutiva y tiene más triunfos-. Lo realmente interesante en Las Vegas fue lo que ocurrió antes de la bandera de cuadros, pero para entender su contexto, hace falta recordar lo que ocurrió en la cita anterior de Nueva York.

Hasta la carrera neoyorquina, Tomac y Dungey habían mantenido su lucha en unos términos totalmente respetuosos y deportivos, sin declaraciones fuera de tono, batallas psicológicas, ni mucho menos agresividad excesiva dentro de la pista. Pero en Nueva York todos vimos los «juegos» que Ryan Dungey y Marvin Musquin practicaron entre ellos, cuando el francés facilitó intencionadamente la victoria del americano. Una maniobra que, como explicamos la semana pasada, es de lo más habitual e incluso «aceptada» en las carreras –siempre que sea por un gran objetivo-, aunque desde luego que no es lo más limpio y deportivo.

Eli Tomac no dudó en criticar el gesto en la rueda de prensa previa a la carrera de Las Vegas: «para los que entiendan algo de carreras, fue bastante claro lo que ocurrió y muy obvio lo que hizo Musquin. No creo que sea algo positivo, porque literalmente estás amañando la carrera, como prueba lo que le enseñaron a Musquin en su pizarra -1 vuelta, Dungey-. Para mí fue algo duro de ver. Si el campeonato se decide finalmente por esos tres puntos, es una pena, una pena para todos, para el propio deporte. Pero si quiere llevarse así el trofeo a casa y dormir tranquilo sabiendo que alguien se ha apartado para que lo lograra, es lo que hay». Duras palabras de Tomac, lógicas desde cierto punto de vista, sobre todo en su situación. Aunque, claro, de perder el campeonato por tres puntos, habría que plantearse si esos tres tantos son los del movimiento entre Musquin y Dungey, o quizá sean los perdidos por el mismo Tomac en sus propias caídas y su propios malos resultados en las tres primeras carreras.

En cualquier caso, lo importante es entender que, lo que empezó como una limpia disputa deportiva, se convirtió en una «pelea callejera» debido al golpe bajo por parte de Musquin y Dungey en Nueva York; y en Las Vegas, Tomac decidió entrar el trapo y «sacar la navaja». Vamos, que todos son culpables, ninguno es inocente, pero cada uno ha hecho lo que tenía que hacer con el fin de ganar el título.

Las «malas artes» de Eli Tomac en Las Vegas consistieron en la clásica estrategia de situarse al frente en la final, justo delante de Dungey, y frenar el ritmo de carrera para que más pilotos se unieran al grupo delantero y pudieran restar puntos a Dungey. Algo que en efecto ocurrió: en el «bando» de Tomac, su compañero de equipo Josh Grant y también el piloto de Yamaha Chad Reed; mientras que Dungey tenía como «escuderos» a Musquin, Blake Bagget –hasta que ambos se cayeron- y, especialmente, a Jason Anderson. Además de acumular gente, Tomac también recurrió a la estratagema de dejarse adelantar por Dungey, para luego recuperar la posición mediante un «blockpass» con «algo» de contacto. Hasta en tres ocasiones, el de Kawasaki «empujó» al de KTM, que incluso llegó a salirse de la pista. Es innegable que Tomac buscaba forzar el error de Dungey, como él mismo reconoció posteriormente, aunque también pensamos que no quería pasarse de la raya y llegar a lesionar a su rival. Porque, tengámoslo claro, hablamos de pilotos profesionales que llevan corriendo desde los cinco años y, si quieren, dominan perfectamente la maniobra de «tumbar» a otro piloto.

SX USA Las Vegas 2017, final en paz

Lo mejor de todo es que, pese a lo intensa y hasta «sucia» que ha sido la lucha por el título en las últimas carreas por ambas partes –amén de apasionante y espectacular para los espectadores-, tras el fragor de la batalla ambos bandos han sabido enterrar el hacha de guerra y recuperar, al final sí, un sano espíritu deportivo.

A Ryan Dungey se le escapaba un «no me esperaba esos golpes bajos» justo al terminar la carrera, lo cual provocó un fuerte abucheo de los espectadores en el Sam Boyd Stadium, pero en la rueda de prensa recitaba un discurso más calmado: «quiero dejar claro que tengo mucho respeto hacia Eli. Cuando deseamos tanto un objetivo, y hemos luchado e invertido tanto, desde muy pequeños y luego llegamos a esta oportunidad… No le culpo por lo que hizo. Ha hecho lo que tenía que hacer. Hay mucho en juego en un campeonato, y tanto los equipos como los pilotos han invertido mucho. En la última vuelta, cuando le adelanté antes del triple, inmediatamente pensé que era un error, porque ya me esperaba lo que Tomac iba hacer –sacarle de pista-. Pero él tenía que hacer lo suyo, era la opción que le quedaba. Es totalmente comprensible. Ha sido una buena y dura carrera. Pienso que los aficionados han disfrutado de un buen espectáculo. Y para mí ha sido genial lograr el título de esta manera. Quizá uno de los más especiales, porque ha sido muy difícil. Ha habido momentos complicados a lo largo del año. No me ha ocurrido nada especialmente diferente esta temporada, simplemente que en ocasiones sí me ha costado encontrar la máxima motivación para luchar a fondo una vez más. Cuando has ganado y luchado tanto, no es fácil. Además, cuando me lesioné el año pasado, pude disfrutar de unos meses relajados en mi casa de Minnesota, que también me hicieron dudar. No obstante, también quiero señalar que la dificultad de este año nos ha llegado directamente por parte de Tomac, que ha pilotado genial este año y nos lo ha puesto muy difícil». Estas eran las palabras de un Ryan Dungey que, por el momento, ha asegurado correr la campaña de motocross estadounidense este verano, pero no ha confirmado ni desmentido si seguirá compitiendo en 2018, o si finalmente se retira.

Por su parte, Eli Tomac tampoco ocultaba su estrategia de carrera: «en mitad de carrera me vi en la posición de decidir si tirar hacia delante y ganar la carrera, o intentar ralentizar la carrera, buscando que se acumularan muchos pilotos y esperar que ocurriera algo. Cuando el grupo es más grande aparecen los nervios y se pueden cometer errores. Hay batalla y también hay contacto. Era todo lo que podía hacer en esa situación. Definitivamente, no me iba a conformar con perder el campeonato y rendirme sin más. He peleado como he podido. Al final del día, la gente no se va acordar de mis nueve victorias, sino del título de Ryan. Él ha sido el mejor este año. Supongo que la idea de actuar así ya me la había planteado durante la semana, pensando en cada escenario posible. De alguna manera, tienes que estar preparado para lo que sea. Lo he intentado, pero al final, tampoco quería ser sucio y no merecerlo. He querido ser agresivo y forzar la situación, pero en el fondo quiero ser un competidor limpio». Así se expresaba un Eli Tomac que, además de su impresionante velocidad y su estoica remontada a la diferencia de Dungey –que llegó a un máximo de 29 puntos tras Arlington- en 2017 también ha exhibido una gran regularidad, con solo tres caídas en carrera –por las dos de Dungey-, aunque con mayores repercusiones que las de su rival. En nuestra opinión, Tomac perdió el campeonato en esas tres citas iniciales en las que llegó a ceder 25 puntos con respecto a Dungey.