Pese a que las motos checas CZ nunca llegaron a nuestro país por culpa del bloqueo de las importaciones, no por ello dejaban de contarse entre las más admiradas por los aficionados al motocross, que tan solo las podían ver cuando el Mundial recalaba en España. El origen de la marca CZ hay que buscarlo en la fabricación de armamento, actividad que inició en 1918 y que con el tiempo derivó a algo más entretenido e inofensivo como la producción primero de bicicletas y luego de motocicletas (1932).
De hecho, las siglas CZ, que también se corresponden con el acrónimo de Checoslovaquia, significan Ceska Zbrojovka (fábrica checa de armas), nombre que se mantuvo durante toda la historia de la firma.
Tras la Segunda Guerra Mundial, concretamente en 1949, CZ fue nacionalizada, siguiendo la política intervencionista de los países tras el telón de acero, y se unificó su producción con la de otra marca del mismo país: Jawa, compartiendo en muchos casos modelos y tecnologías, pese a que se mantuvieron catálogos diferenciados.

Protagonismo en competición
A pesar de la escasez de medios, las motocicletas checas tuvieron un protagonismo destacado en competición, tanto en velocidad, como sobre todo en las diferentes especialidades del «off road», siendo en el caso de CZ el motocross la que mayor gloria mundial le dio a la marca, con una época dorada de triunfos en la segunda mitad de los años sesenta en la que acumularon nada menos que cinco títulos mundiales entre las cilindradas de 250 y 500 cc, en dura pugna con las suecas Husqvarna hasta que la irrupción de las marcas japonesas, en especial, Suzuki, acabó con el dominio de la Europa del Este.
Pese a ello, las CZ continuaron siendo protagonistas, aunque a partir de entonces luchando como David frente al Goliat japonés. Así fue hasta el año 1974, en el que KTM y Husqvarna volvieron a poner las máquinas europeas en lo más alto, logrando de nuevo los títulos de las dos únicas cilindradas de que constaba entonces el Mundial.
Pero pese a que en los anales de la FIM sea KTM la marca que luce el título del «cuarto de litro» de aquella temporada con el ruso Guénady Moiseev, en el corazón de todos los aficionados quedó siempre la sensación de que el campeón moral había sido el checo Jaroslav Falta con CZ.
Fue debido, primero, a una muy polémica actuación del segundo piloto de KTM, el ruso Popenko, que derribó intencionadamente a Falta en la última manga cuando iba primero destacado, circunstancia de la que se recuperó heroicamente para luego ser demandado por el equipo KTM por un supuesto adelanto en la valla de salida que la FIM aceptó, acabando el Mundial segundo por delante de Harry Everts y configurando un podio final totalmente europeo (KTM, CZ, Puch) que hacía años no se producía.

La moto de Falta
La moto que pilotaba Falta era idéntica a la que ilustra hoy este reportaje (unidad propiedad de Sebastià Cusidó), una de las pocas que fabricó la marca checa en serie limitada para sus pilotos oficiales y que muestra significativos cambios con respecto a la moto de serie de aquel mismo año.
El más importante es el motor con cilindro de salida central, que obligaba a un diseño diferente del chasis, con el desdoblamiento de la simple cuna a la altura del escape, un tubarro sin ningún tipo de silenciador, mientras en la moto de serie aquél se situaba por debajo de los cárteres.
El motor con aleteado en la culata tipo «puercoespín» de la CZ era de los más potentes del momento, especialmente el de esta moto oficial, que se distinguía visualmente por la salida central del escape.
Otros elementos distintivos eran el tambor delantero, de buje completo, pero sobre todo, unos sofisticados amortiguadores traseros (montados muy adelantados, para ganar recorrido en la rueda) de tipo neumático que no se introducirían en la serie hasta el año siguiente. Ofrecían unas amplias posibilidades de regulación, pero cuando pasaron a la serie al año siguiente complicaron la vida a los pilotos privados Pese a su masiva apariencia, en parte por la estética de su depósito de aluminio, con un peso de tan solo 88 Kg esta moto era muy ligera (100 kg en la serie) y se situaba justo en el peso mínimo marcado por la FIM.