Hamelin es una ciudad alemana situada en la Baja Sajonia, conocida por la leyenda del flautista cuya mágica música hacía que tanto las ratas como los niños le siguieran. Una leyenda que se remonta al siglo XIII y que se popularizó a nivel mundial de la mano de los hermanos Grimm, que la convirtieron en un cuento publicado en el año 1816, hace ahora poco más de dos siglos.
A algo más de 300 kilómetros de allí, en Sajonia, se ubica el circuito de Sachsenring. Escenario emblemático como pocos en el motociclismo, ya en 1927 albergó carreras en un trazado urbano y casi un siglo después continúa siendo paso obligado en el Campeonato del Mundo pese a ser un trazado realmente estrecho o, dicho más popularmente, ratonero.
Dicho adjetivo no es casual. En las primeras vueltas, desde el helicóptero, los pilotos parecen pequeños ratones de laboratorio tratando de avanzar por un tubo estrecho dejando mínimos huecos entre sí. Al menos hasta que aparece la figura del flautista: ese piloto que consigue entender la técnica para marcar un compás casi mágico que hace que todos le sigan.
Izan Guevara lo consiguió desde el inicio en Moto3. Ya había avisado durante todo el fin de semana, ensayando la partitura hasta ir logrando un nivel de virtuosismo rayano en la perfección para marcharse del resto de favoritos, que claudicaron tras intentar seguirle en los primeros giros, con Dennis Foggia batiendo a Sergio García cinco segundos después de que el balear cruzar la meta.

El concierto de flauta continuó un rato después en la carrera de Moto2, esta vez con Augusto Fernández como intérprete solista. A diferencia de Guevara, tuvo que buscarse los huecos para llegar a ponerse al frente del grupo, y lo hizo con dos adelantamientos impresionantes para empezar a marcar el ritmo de su particular compás, que tampoco pudieron seguir por mucho que lo intentaron.
Hasta nueve segundos llegó a meter a sus perseguidores, en el que Pedro Acosta remató la fiesta del Red Bull KTM Ajo resolviendo un bonito mano a mano ante Sam Lowes, que por fin volvió al podio. Como dijo Quim Salvador, hubo algo de justicia poética en ver a dos pilotos mallorquines dándose un paseo por Alemania.
Los españoles habían ejercido de teloneros del gran maestro de la flauta. Sin Marc Márquez, la pregunta era si habría lucha por sucederle o si alguien daría un paso al frente. Como no podía ser de otra forma, ese alguien fue Fabio Quartararo, cuya melodía fue tan difícil de seguir que Pecco Bagnaia se fue al suelo en el intento, un descalabro que le deja a un mundo en la general.
Lo intentó Johann Zarco y también tuvo que claudicar, dando por bueno el segundo puesto a cinco segundos de su compatriota, con Jack Miller rehaciéndose de una long lap para completar el podio tras zafarse de Aleix Espargaró. Eso sí, muy lejos de Quartararo, que junto a Guevara y Fernández completó el trío de los flautistas de Sachsenring.
