Marc Márquez y la búsqueda de la motivación

Al hablar del 93 suelen surgir dos temas separados que están más conectados de lo que parece.

Nacho González

Marc Márquez cruza la meta de Sepang como ganador (Foto: Gold & Goose)
Marc Márquez cruza la meta de Sepang como ganador (Foto: Gold & Goose)

Volvió a hacerlo. En Malasia, Marc Márquez no sólo firmó su novena victoria de la temporada, sino que recuperó esa costumbre que adquirió en la primera mitad de temporada de ganar en escenarios donde la victoria se le resistía desde su mágico 2014: Jerez, Le Mans y Assen. Por el contrario, no lo logró en Losail, Mugello ni Montmeló, mientras que en Silverstone no pudo intentarlo al cancelarse la carrera.

Lo hizo en Sepang y amenaza con hacerlo de nuevo en Valencia. Con el título ganado, salir victorioso en un escenario donde no había logrado ganar en ninguna de las tres temporadas anteriores fue un extra de motivación, tal y como él mismo reconoció. También le motivó que le sancionaran con seis posiciones después de haberse hecho con una gran pole en condiciones complicadas. Le cabrearon y eso no es buena idea, porque su réplica suele ser una sonrisa en lo más alto del podio.

Otro extra fue el de tener delante a Valentino Rossi, que lideró desde la salida hasta que se fue al suelo a cinco vueltas del final. Una caída que tuvo muchas consecuencias: el subcampeonato de Andrea Dovizioso, la vuelta de Johann Zarco al podio o que el Repsol Honda tenga en bandeja el título de equipos.

Pero sobre todo una: que Márquez se diese un paseo de cinco giros en lugar de obsequiar a la parroquia malasia entre los dos con un bello duelo sin cuartel por la victoria que hubiera podido actuar de epílogo ideal para un domingo frenético y que incluso hubiese podido servir para terminar de enterrar el infausto recuerdo de aquella madrugada de hace tres años.

Marc Márquez y la búsqueda de la motivación

Marc Márquez persigue a Valentino Rossi en Sepang (Foto: Gold & Goose)

Un recuerdo que pasó por la mente de Marc, que arañaba décimas al italiano preparándose para lo que se veía venir y finalmente no vino, para decepción de todos los aficionados. Lo que llegó fue una nueva victoria de Márquez después del chasco que se llevó en Australia, donde tuvo que abandonar cuando Johann Zarco impactó con él a final de recta y partió el colín de su Honda RC213V.

Qué lejos quedan ya los tiempos en los que Ángel Nieto tenía prisa por cerrar los títulos mundiales para poder pasar de la última carrera y adelantar sus vacaciones. Ahora la prisa de Marc Márquez reside en evitar la pérdida de concentración, en acortar los plazos de los objetivos para evitar caer en el conformismo: este año se puso como reto ganar el título a la primera, y lo hizo en Japón.

Ahora ya no existe la posibilidad de saltarse los últimos grandes premios de la temporada como hacía Nieto. Los compromisos son tantos y de tan diversa índole que es algo que no pasa por la cabeza de aficionados, promotores, equipos ni pilotos. El Mundial termina en Valencia y punto. Para todos.

Ante esa perspectiva, ¿cómo mantener la motivación? Por mucho que el cuerpo se plante en el Ricardo Tormo, sería humano que la mente estuviese ya sumida en un total estado de reposo a raíz de la satisfacción que da el deber cumplido. Un estado que, en un deporte como el motociclismo, se antoja incompatible con la búsqueda de las milésimas que esconden cada curva y que separan la lucha por la victoria de las medianías del pelotón.

Marc Márquez y la búsqueda de la motivación

Marc Márquez entrando victorioso en Sepang (Foto: Gold & Goose)

Hasta 4 de noviembre de 2018, la mente de Marc Márquez no contempla ese estado durante el periodo que comprende el calendario de MotoGP. Ya habrá tiempo para fiestas después de Valencia. Mientras haya un semáforo a punto de apagarse y la promesa de una bandera a cuadros en el horizonte, habrá una moto con el número 93 subiéndose por las paredes de cada curva en la búsqueda del límite como si fuera un trineo de bobsleigh.

Para eso es necesario ser un animal competitivo y extraer motivaciones con las que retarse a sí mismo para evitar la relajación y la consiguiente bajada de listón. Sólo así se explica su resistencia a dejar escapar a una majestuosa versión de Valentino Rossi cuando el italiano había llevado su renta hasta las postrimerías del segundo y medio.

Con el título de constructores ya en las vitrinas de Honda y su victoria número 70 en el zurrón, en Valencia podrá lograr la triple corona para la marca y elevar su cuenta de triunfos del año a la icónica cifra de diez. Sean esas u otras, lo que parece claro es que cuando arranque la carrera en el Ricardo Tormo habrá encontrado motivaciones suficientes como para no conformarse con nada que no sea ganar.

Marc Márquez y la búsqueda de la motivación

Marc Márquez detrás de Valentino Rossi en la carrera malasia (Foto: Gold & Goose)

Siempre que se habla de Marc Márquez surgen dos temas: por un lado, se habla de cómo juega con los límites en el asfalto y, por el otro, de hasta dónde llegará, de dónde estará situado su techo, el último de sus límites. Dos temas que suelen tratarse por separado pero que se funden en un nexo común, la motivación.

La respuesta a la pregunta sobre dónde está el límite de su techo es sencilla dependerá de cuánto tiempo siga jugando con los límites del asfalto, y estará en en un punto: allí hasta donde consiga mover los límites de su motivación.

Títulos españoles por piloto, año, marca y categoría (Infografía: @Swinxy)

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