“Sé que piensas marcharte ya lo sé, / y no te detendré, haz lo que tú quieras”, entonaba Franco De Vita en su canción ‘Un buen perdedor’, algo que perfectamente podría estar tarareando Pecco Bagnaia en su cabeza mientras despegaba el 1 de su Ducati Desmosedici al término del GP Solidario de Barcelona que puso punto final a la temporada 2024 de MotoGP.
“Sin embargo, recuerda que yo estaré aquí, en el mismo lugar”, continúa la letra. Curiosamente, es Bagnaia el que se queda en Ducati; mientras que el campeón, Jorge Martín, pondrá rumbo a Aprilia el próximo 2025 después de evitar el tercer título consecutivo del piloto turinés, lo que le hubiese hecho subir un peldaño más en la historia del motociclismo.
“Claro que sé perder”, decía la canción. Pecco sabe que no se puede ganar siempre, que las cosas no siempre salen como uno quiere y que, cuando tu nivel es tan similar al de tu rival, los títulos mundiales se deciden por pequeños detalles. El bicampeón de MotoGP siente que le ha faltado el puntito de suerte necesario para convertirse en tricampeón.
“Y si el viento hoy sopla a tu favor, yo no te guardaré rencor”, confesaba De Vita y coincide Bagnaia; que, aunque seguramente pensará que al español le han ido las cosas de cara en este curso (o que al menos la mala suerte le ha respetado); no dudo en quedarse en un lateral del podio durante la coronación de Martín como un espectador más.

“Seré un buen perdedor, el mundo no cambiará”, sentenciaba el cantautor italovenezolano, desposeyendo al término de esa connotación súper negativa que lo acompaña en los últimos tiempos. Desde un significado puramente estricto, si en MotoGP hay 22 pilotos significa que hay 21 perdedores, ya que solo puede ganar uno. Y no, el mundo no se acaba por no ser campeón.
Al contrario, en el próximo 2025 tendrá la oportunidad de volver a intentarlo. Cuenta con una edad óptima para la práctica del motociclismo, dispone de la mejor moto de la parrilla, está en el equipo ideal para ello y ha demostrado que sigue yendo sobradísimo de velocidad, ganando la friolera de once carreras largas, más que todos los demás pilotos de la parrilla juntos.
Cogiendo perspectiva, lo cierto es que 2024 ha sido uno de esos años que engrandecen MotoGP, con una bonita rivalidad entre dos pilotos fantásticos y con incertidumbre hasta la última carrera. Uno de esos años en los que resulta inevitable preguntarse si no se puede dividir el trofeo en dos y otorgar la mitad a cada uno. Pero no, no funciona así.
Para que haya un campeón tiene que haber un perdedor, e igual que no siempre hay un gran campeón, no siempre hay un gran perdedor. Este año sí. Nada engrandece más a un campeón que la valía del rival al que ha tenido que derrotar. Y, por su nivel dentro de pista y su actitud fuera, es difícil imaginar mejor perdedor que Pecco Bagnaia.