Dicen que a la tercera va la vencida y a eso se la juega Ducati, que tras meses deshojando la margarita anunció el salto directo al equipo oficial de Enea Bastianini, que pasará de la cuarta estructura de los italianos a la primera en una sublimación sin precedentes que deja compuesto al español Jorge Martín, que continuará vistiendo el nuevo morado Pramac junto a Johann Zarco.
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Más allá de merecimientos y potenciales, y teniendo claro que Ducati prometió igualdad de material y sueldo (importante) a Bastianini y Martín, resulta indiscutible que, para ambos, el dorado era vestirse rojo. Lo hará la Bestia, que acompañará a Pecco Bagnaia en una pareja de pilotos totalmente italiana.
Pese a que siempre habrá gente que piense que la nacionalidad de Bastianini ha influido en la decisión, es innegable el mérito de un piloto que, en el cuarto equipo Ducati, ha logrado tres victorias en su segundo año en la primera categoría del motociclismo de velocidad.
Unos números que justifican perfectamente su apuesta, que se convierte en el tercer intento de Ducati de conquistar el cielo de MotoGP con una dupla totalmente italiana en el año que festejarán el vigésimo aniversario de su llegada en 2003.

Entonces lo hicieron con un italiano consolidado como Loris Capirossi y un icono de la marca en Superbike como el australiano Troy Bayliss. Tras dos años fue relevado por Carlos Checa, que igual que Sete Gibernau solamente duró un año. Llegó entonces Casey Stoner, que pasó cuatro temporadas con tres compañeros distintos: primero Capirossi, después Marco Melandri y finalmente Nicky Hayden, con el que coincidió dos años en el único equipo oficial Ducati sin ningún italiano.
Fue el norteamericano quien hizo de hilo conductor: tras la marcha de Stoner estuvo dos años junto a Valentino Rossi y uno con Andrea Dovizioso, que tras compartir box con Cal Crutchlow recibió en 2015 a la nueva perla italiana: Andrea Iannone. Desde entonces, Ducati se mueve en bienios donde intercala parejas italianas con híbridas: Iannone dejó su sitio a Jorge Lorenzo, y este a Danilo Petrucci.
En 2020, por primera vez en su historia, Ducati cambiaba sus dos pilotos de una tacada, con Pecco Bagnaia poniendo el toque italiano y Jack Miller devolviendo la bandera australiana al equipo de fábrica de la marca boloñesa. Ahora, con Bagnaia consolidado como referente de la marca, 2023 volverá a ver un equipo totalmente tricolore.
No solo es la tercera apuesta doble por consumar el gran sueño italiano de ver a un piloto italiano conquistar MotoGP sobre una moto italiana, sino que es la apuesta mejorada.
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DOVIZIOSO-IANNONE (2015-2016)
Los Andrea ilusionaron a la afición transalpina al personificar la resurrección de Ducati, que después de una desértica travesía de muchos años volvió a asomarse al podio con asiduidad hasta reencontrarse con lo más alto en el GP de Austria 2016, cuando Andrea Iannone terminó con la sequía roja con Andrea Dovizioso firmando el doblete.

Un Dovizioso que ganaría en Sepang varias carreras después, un punto de inflexión para convertirse en la referencia de Ducati, que había decidido apostar por su fiabilidad ante la volatilidad de Iannone, que salió rumbo a Suzuki para hacer hueco a Jorge Lorenzo, la apuesta más firme para el título mundial de MotoGP.
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DOVIZIOSO-PETRUCCI (2019-2020)
La falta de paciencia con Lorenzo sesgó lo que seguramente fue la mejor baza de Ducati para volver a lograr el título de MotoGP, y en su lugar apostaron por premiar los buenos años de Danilo Petrucci como piloto satélite, estableciendo una clara fórmula de capitán y escudero que suponía jugárselo todo a la baza del de Forlí.
Tampoco funcionó. El subcampeonato tras Marc Márquez volvió a ser su techo y la lesión del español en 2020 no se tradujo en el ansiado título: Dovi se diluyó y decidió irse de la marca, que a su vez optó por no continuar con el bueno de Petrux. Tocaba renovar el proyecto desde cero.

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BAGNAIA-BASTIANINI (2023-X)
En la primera dupla italiana (Dovi-Iannone) había talento de sobra, pero faltaba moto: la Desmosedici estaba recortando la desventaja con Honda y Yamaha, que seguían siendo la referencia. En la segunda (Dovi-Petrux) había moto, pero seguramente faltó una pizca de nivel: Dovi había tocado techo y Petrux no fue el revulsivo esperado.
A la tercera puede ir la vencida. La Desmosedici se está consolidando como la mejor MotoGP del momento y los dos pilotos ya saben lo que es ganar con ella en repetidas ocasiones: Bagnaia lleva 9 victorias en las últimas 19 carreras; mientras que Bastianini, con la moto del curso pasado, ya ha logrado tantas victorias en MotoGP (3) como sumaron en toda su carrera Iannone (1) y Petrucci (2).
En resumen: la tercera apuesta totalmente italiana de Ducati aglutina las 12 últimas victorias de Ducati en MotoGP, conseguidas en un lapso de 19 carreras. Hay motivos para creer en el gran sueño.