Cuando se habla de Finlandia y deportes de motor, es inevitable pensar en las cuatro ruedas. El país escandinavo posee títulos mundiales en la máxima categoría tanto en rallies, donde Juha Kankkunen y Tommi Makinen están entre los mejores de la historia, y Fórmula 1, con Keke Rosberg, Mika Hakkinen o Kimi Raikkonen.
En motociclismo, su presencia a lo largo de la historia ha sido más limitada. El gran público actual conoce, sobre todo, a dos nombres: el de Mika Kallio, gran portador de la bandera suomi en este siglo -y que también va camino de ser otro subcampeón legendario-, y el de Jarno Saarinen, considerado uno de los grandes talentos de la historia y que falleció en la tragedia de Monza cuando era el máximo favorito a conquistar la clase reina en 1973.
Aquel día, para muchos el peor de la historia del Mundial, el motociclismo escandinavo se las prometía muy felices con el triunfo sueco en 125cc de la mano de Kent Andersson, y el segundo puesto del finlandés Teuvo Länsivuori en 350cc por detrás de Giacomo Agostini. Era su segundo año completo como piloto mundialista y, a rebufo de su amigo Saarinen, empezaba a despuntar muy en serio.
Ambos se conocían por sus padres, ambos metidos en el negocio de las pompas fúnebres. Se hicieron rápidamente famosos en las carreras de ice speedway, porque llegaban en el coche funerario con sus motos. Aunque hizo sus pinitos en el offroad, Länsivuori se pasó pronto a la carretera y no tardó en inscribirse en el GP de Finlandia de 250cc, que corrió con una Husqvarna en 1967 y 1968.
Cambió a Yamaha y, pese a una breve incursión en 125cc, durante los años venideros se centró en 250cc y 350cc, donde logró su primer triunfo al vencer en la cita final de 1971 celebrada en el Jarama, aprovechando la ausencia de Agostini, ya campeón. Tras un buen 1972, donde fue segundo tras Saarinen en Francia en 350cc y también segundo en Jarama en 250cc, para el año siguiente encontró el apoyo de Arwidson, importador finlandés de Yamaha.
Aquel año la tragedia en la que perdió a su amigo ensombreció su gran temporada, en la que como piloto oficial Yamaha fue doble subcampeón del mundo: en 350cc se quedó a siete puntos netos de Agostini (tuvo más puntos brutos) y en 250cc no pudo con Dieter Braun. Además, de sus siete triunfos mundialistas, cuatro fueron ese año: dos en cada categoría.
Para 1974 Yamaha le puso junto a Agostini en 350cc, donde la marca dominó con un Agostini imperial, y también en 500cc, donde Länsivuori fue tercero en la general delante de su compañero. Su mejor momento llegó en Anderstop, donde Agostini sufrió una caída en 350cc que le impidió correr en 500cc, lo que el finlandés aprovechó para lograr su único doblete mundialista y su única victoria en categoría reina.
Descontento con el trato de favor a su compañero, se fue a Suzuki y fue cuarto en la general tras dos Yamaha y una MV. En 1976 la situación cambi: las RG500 monopolizaron el medio litro y el oficial Barry Sheene arrasó. En su última gran temporada, Länsivuori no ganó ninguna carrera pero se hizo con el subcampeonato ante Pat Hennen.
En 1977 logró un podio pese a los problemas financieros de su equipo y tras un año corriendo por su cuenta, se quedó sin dinero y decidió volverse a Finlandia para dirigir la funeraria de su padre, diciendo adiós al motociclismo con tres subcampeonatos en tres categorías distintas.