Andrea Dovizioso, te pedimos disculpas

Es de justicia reconocer los errores, y pedir disculpas por ellos. Nos equivocamos contigo, Dovi.

Nacho González

Andrea Dovizioso, te pedimos disculpas
Andrea Dovizioso, te pedimos disculpas

Andrea Dovizioso, vengo a pedirte disculpas. En mi nombre, y en el de todas aquellas personas que te hemos infravalorado. No voy a poner mis palabras en boca de nadie, pero tengo la certeza de que mucha gente pensaba como yo… y tú nos has quitado la razón.

Pensaba que Ducati se equivocaba al optar por ti y prescindir de Andrea Iannone. Lo reconozco: creía que, por edad y talento, lo más sensato era enseñarte a ti la puerta de salida. Aunque tú seas todo un campeón del mundo y él ni siquiera haya llegado a ser subcampeón. Me parecía un error. Evidentemente, el error era mío. Mis disculpas.

Mi segundo error fue pensar que, si Ducati te retuvo a ti, fue para que adoptaras sin chistar –o sin dar demasiada guerra- el rol de escudero de Jorge Lorenzo. Que te harías a un lado discretamente y ayudarías a tu marca a pelear por los títulos de equipos y constructores, y que aceptarías humildemente órdenes de equipo si (pensando sobre todo en 2018) Lorenzo tenía opciones de título. De nuevo, mis disculpas.

Cuando ganaste el año pasado en Sepang, me lo tomé como una excepción. Me alegré por ti, de corazón, por el premio a tanto esfuerzo y constancia después de años deambulando entre marcas. Pensé que con aquello te conformarías, con saborear el triunfo después de una década. Nuevo error: aquello te hizo querer más, y otra vez te pido disculpas.

Llegando a 2017, en Qatar, cuando sucumbiste en el mano a mano frente a Maverick Viñales, pensé que volverías a ser un invitado ocasional del podio, que siempre habría quien te superase. Que en un mano a mano tenías las de perder ante las cinco estrellas de MotoGP. Por esto también te pediré disculpas, pero será dentro de unas líneas.

Porque, ni siquiera tras tus geniales victorias en Montmeló y Mugello, te vi un contendiente real al título. Las achacaba a, además de tu talento (nunca pienses que lo he puesto en tela de juicio, porque no es así), habías tenido superioridad mecánica mezclada con algo de suerte. Lo de hoy no ha sido suerte: batir a un Marc Márquez enrachado en un duelo a la milésima hasta la última curva ha sido el zumbido final. El que me ha hecho darme cuenta de cuantísimos errores había cometido contigo.

Ahora, desde la perspectiva del tiempo, celebro ver cómo has mejorado en este último año. Creo que el punto de inflexión fue Austria 2016. Que tras tantos años peleando por ello, cuando tenías la moto para ganar te superase Iannone fue un jarro de agua fría. Creo que las cuatro victorias que has logrado desde entonces son consecuencia directa de aquella derrota. Que aquel día te prometiste no volver a perder cuando tuvieras la ocasión de ganar.

Casi cumplidos los dos terceros de temporada, eres el único que evita que Márquez tenga casi una carrera de margen. Yamaha, que arrancó la temporada con visos de repetir su excelso 2015, en algún punto se perdió y ya sólo se encuentra a ratos. Honda, que empezó remando a contracorriente, ha metido a sus dos pilotos oficiales en el podio en tres carreras seguidas.

Y, en medio, tú. ‘The Normal One’, codeándote con el olimpo. La estrella oculta en el cielo de MotoGP. Claro que te pido perdón por todo esto, y agacho la cabeza por pensar que un mano a mano con alguno de los dioses te vendría grande. Mentalmente, llevo meses pidiéndote perdón por todo esto, y hoy vuelco aquí, juntas, todas mis disculpas.

Mis disculpas que son nuestras disculpas. Porque no tengo ninguna duda de que la afición de MotoGP coincide conmigo en muchos (o todos) los errores enumerados en este texto. Hace unos meses, prácticamente nadie te metía en las quinielas a pelear el título. A quien lo hiciera, mi más sincera enhorabuena; pero sabemos que era una absoluta minoría. El resto no lo vimos venir. Al tiempo, te damos las gracias por estar ahí metido, destrozando la dicotomía Honda-Yamaha. Porque cuantos más, mejor.

Y con esto, me despido. Dejando para el final el que es, el mayor de los agradecimientos que tengo que hacerte y la mayor disculpa que tengo que pedirte. Mi mayor error fue pensar que, a los 31 años, ya habíamos visto al mejor Dovizioso. Por el contrario, creo que el mejor Dovizioso lo hemos visto en Austria. Exigido por Márquez hasta la extenuación y, sin embargo, airoso. Triunfador. Feliz.

Te pido (te pedimos) disculpas por pensar así, y sobre todo, te agradecemos (aquí sí creo hablar en nombre de absolutamente todos los aficionados a MotoGP) haber creído en ti más de lo que nunca creyó nadie, y así haberte convertido en miembro del olimpo de MotoGP por pleno derecho. Ahora creo que el mejor Dovizioso está por llegar. Siento haberlo dudado.