Ya se ha repetido hasta la saciedad que ha supuesto la creación del Campeonato del Mundo de Supersport 300 como categoría pequeña dentro del WorldSBK en reemplazo de la monomarca European Talent Cup, una categoría que había surtido de jóvenes talentos y dejaba carreras interesantes, pero que resultaba demasiado monocromática como para ser tomada realmente en serio. Faltaba color.
Con Supersport 300, las marcas han ganado al poder medir sus pequeñas deportivas con la competencia, los pilotos han ganado con el salto de nivel de la categoría y ha ganado todo el público, que disfruta de unas carreras todavía más emocionantes y en las que, además, ahora puede distinguir a los jóvenes talentos por los colores de sus equipos… cuyos patrocinadores también ganan visibilidad, claro.
Pero, sobre todo, ha ganado Marc García. Es evidente, lo dice la clasificación general. Dice un viejo proverbio que los últimos serán los primeros, y el joven piloto español lo ha hecho realidad. Apareció a última hora, ha corrido toda la temporada como wild card y se ha llevado el título con todo merecimiento, acompañando su velocidad con una consistencia que ha marcado diferencias ante la igualdad mecánica.
Para ser justos, hay que reconocer que el italiano Alfonso Coppola le exprimió al máximo, dotando de emoción al campeonato hasta la última curva y entrando en meta por delante de Marc García, pero el piloto del Halcourier MS pegó su Yamaha YZF-R3 a la estela de la del transalpino para proclamarse campeón del mundo por un punto.
Un punto… y seguido. A diferencia de Moto3, donde ya casi se ha preestablecido tácitamente que el título conlleva el salto a Moto2; la novedad de Supersport 300 hacía incierto el futuro de sus grandes protagonistas, incluso el del campeón. Por un lado, el salto lógico sería Supersport 600, pero por otro, la mayoría prefiere ir a los prototipos de Moto3.
Ese es el punto y seguido que ha elegido Marc García, que disputará el Campeonato del Mundo Junior de Moto3 con la estructura de Max Biaggi. De alguna forma será como volver a empezar de cero, en una categoría de menor rango pero ya más consolidada como trampolín hacia los grandes premios, en la que el joven piloto español intentará seguir brillando.
García ya brilló en la Red Bull Rookies Cup, logrando cuatro victorias y diez podios y viéndose las caras con pilotos que ya han tenido su oportunidad en el mundial como Bo Bendsneyder, Fabio Di Giannantonio y Ayumu Sasaki; dejando muy atrás a otros como Kaito Toba o Patrik Pulkkinen. No fue suficiente, y sólo a última hora pudo encontrar continuidad.
La Red Bull Rookies Cup fue un punto y seguido hacia Supersport 300, que se ha tornado en otro punto y seguido hacia Mundial Junior de Moto3. En un año ha pasado por tres campeonatos pensados para promocionar talentos. Mientras sigue buscando esa promoción, Marc García ya ha aprendido que un punto puede ser muy importante, pero que lo imprescindible es aquello por lo que va seguido.