Los dos regalos de Yamaha a Valentino Rossi

La gestión de la futura separación entre el piloto y el equipo oficial Yamaha ha sido realmente perfecta.

Valentino Rossi (Fotos: Gold & Goose).
Valentino Rossi (Fotos: Gold & Goose).

Llevamos años leyendo opiniones tajantes sobre el poder que debería tener Valentino Rossi en Yamaha a la hora de decidir su futuro. Opiniones que sostienen que la leyenda italiana debería tener carta blanca para seguir en el equipo oficial tantos años como le venga en gana. Es decir, el poder absoluto sobre la marca.

Ahora ya sabemos, de forma oficial, que Valentino Rossi no estará en el equipo oficial de Yamaha en la temporada 2021 tras el anuncio del salto a dicho equipo del francés Fabio Quartararo, que se une a la renovación de Maverick Viñales, confirmada apenas 24 horas antes.

Yamaha ha solventado la papeleta de tener que dejar fuera a alguien de la forma más inteligente posible: pensando en clave de resultados y con la vista puesta al futuro. Rossi se ha ganado el derecho a muchas cosas en Yamaha, pero no a hipotecar el devenir de la marca por la decisión de perpetuarse en el goloso trono de la oficialidad.

En este sentido, Yamaha ha hecho las cosas realmente bien. De forma prácticamente inmediata, al anuncio de Quartararo le sucedía otro comunicado en el que clarificaban la situación actual de Valentino Rossi, con las declaraciones del italiano incluidas, en las que exponía cómo había transcurrido todo, dejando en buen lugar a la marca y, a la vez, borrando de un plumazo cualquier puerta a la especulación sobre el trato dispensado a su persona.

Yamaha le ha hecho a Rossi el mejor regalo que se le puede hacer a un piloto que arrancará la temporada con 41 años y un mar de dudas sobre sí mismo: le ha regalado tiempo.

Tiempo para decidir si quiere seguir en MotoGP y la garantía de que, de ser así, contará con un contrato de fábrica y una moto de fábrica. Todo de fábrica, menos el equipo.

La situación lo ha requerido así: Yamaha tenía que mirar por su futuro y éste pasaba por blindar a dos joyas que suman 45 años entre sí y que están llamados a ser dos de los grandes protagonistas de la década de los veinte, como poco. Y tan importante como tener a bordo a Viñales y Quartararo es que no les tengan los rivales. Por ejemplo, Ducati suspiraba por los dos y ahora tendrá que tirar de plan C.

Por eso era vital acordar el paso lateral de Rossi, su mayor leyenda. Dejarle claro que estarán siempre para él pero teniendo los dos ojos oficiales puestos en el futuro. Que por mucho amor mutuo que haya entre ambos una marca se debe al poliamor, porque los pilotos pasan y las carreras permanecen.

Esto sí es lo realmente justo para ambas partes, que han actuado de diez dando una lección de cómo gestionar una situación delicada desde el respeto mutuo: Rossi no ha querido poner a Yamaha entre la espada y la pared, y Yamaha le ha dado a Rossi lo que le debía por todo lo que han pasado juntos: el tiempo que necesite para saber qué es lo que quiere hacer a partir de 2021 y el derecho a decidir cómo quiere cerrar el círculo de su carrera deportiva en MotoGP. Tiempo y derecho a decidir: los mejores regalos posibles.

Viendo cómo se han producido últimamente las despedidas o rupturas de algunas leyendas con sus equipos, es de justicia reconocer cuando se hacen las cosas bien. Y Rossi y Yamaha lo han hecho.