Píldoras Jerez 2017 (5): El día que Rossi falte

Es inevitable plantearse cómo cambiará MotoGP cuando Valentino no esté.

Nacho González

Píldoras Jerez 2017 (5): El día que Rossi falte
Píldoras Jerez 2017 (5): El día que Rossi falte

Cuesta recordar el día en el que el color amarillo no dominaba las tribunas de los circuitos de MotoGP. Cuesta recordar cómo pasó: cómo aquel chavalín que empezaba a brillar en 125cc se convirtió en el mayor ídolo de masas de la historia del motociclismo. Y sobre todo, cuesta imaginar cómo será el día que Valentino Rossi decida retirarse. Pero es lógico intentarlo.

Por más que se empeñe, -para deleite de todos los aficionados neutrales (y no digamos sus tifosi)-, en alargar su carrera deportiva y luchar contra el paso del tiempo más allá de los límites conocidos hasta ahora a ese nivel; se acerca el día en el que cuelgue el casco. Ojalá tarde todavía unos cuantos años, pero es una realidad a la que hay que enfrentarse. Y sobre todo, es una realidad a la que MotoGP tiene que enfrentarse.

No era la primera vez que me surgía esa idea, pero en Jerez, viendo cómo se inclina la balanza de la dicotomía que se genera entre pilotos y carreras; y observando que fácilmente la mitad de los aficionados iban de amarillo, me lo volví a plantear. Lo que hice entonces fue confrontar esa realidad con otra que también me encontré: aficionados con camisetas y gorras de pilotos retirados como Joan Garriga, Álex Crivillé, Joan Lascorz y, sobre todo, Kevin Schwantz; así como de marcas no presentes en MotoGP, como Kawasaki o BMW.

Esto me demuestra algo que ya sabía: que, evidentemente, el motociclismo seguirá cuando se vaya Rossi igual que siguió cuando se fue Mick Doohan, por citar al dominador previo. Y también que Rossi seguirá muy presente cuando ya no corra. No sólo al otro lado del muro de boxes, sino también al otro lado de las vallas. Si Kawasaki y BMW venden camisetas en un campeonato en el que no participan, el amarillo no va a desaparecer, y menos de un día para otro.

Dado que el motociclismo nunca ha conocido una figura tan mediática como Rossi, es imposible predecir con qué velocidad y hasta qué punto el amarillo se irá mezclando con los nuevos colores que ganan peso en la jerarquía del merchandising. Pero imagino que, dentro de dos décadas, en los circuitos y sus alrededores, seguirá muy vivo el amarillo de Rossi; como siguen muy vivos ahora los viejos mitos. En definitiva, el día que Rossi falte en pista llegará más bien pronto, pero resulta imposible creer que llegue el día que Rossi falte en las gradas.