Jorge Lorenzo: Cuando el camino se mueve

Píldoras 2018, capítulo 15: Jorge Lorenzo, tres victorias en MotoGP.

Nacho González

Jorge Lorenzo (Fotos: Gold & Goose)
Jorge Lorenzo (Fotos: Gold & Goose)

Cuando Jorge Lorenzo pidió tiempo para adaptarse a las peculiaridades de la Ducati Desmosedici, seguramente no esperaba necesitar tanto ni, sobre todo, llegar a verse tan abajo mientras pasaba ese tiempo. Un bienio con muchas más sombras que luces ha sido el tributo que ha tenido que pagar por haber dejado esa prolongación de su cuerpo en la que se llegó a convertir la M1 por la ilusión que ya sólo le podía ofrecer la ruptura con la comodidad.

Por muy multimillonario que fuese su contrato en la marca italiana, su periplo allí ha sido un pago constante. Como diría José Mújica, no se paga con dinero, sino con tiempo. El gasto de Lorenzo ha sido de dos años llenos de sinsabores y frustraciones, con un paréntesis ganador de tres carreras que difícilmente puede compensar más allá de la demostración de talento y potencial.

Dos años que dejan un aprendizaje impagable: a veces, el camino se mueve. Lorenzo hizo la ruta Yamaha-Ducati convencido de que sería la última, y se enrocó en su obsesión de triunfar de rojo hasta que los rumores sobre su no renovación tocaron su orgullo y, como hemos hecho casi todos, cogió el móvil y efectuó una llamada desde el despecho.

No significa eso que fuera fruto de un simple impulso: el despecho también se puede meditar, aunque sea a contrarreloj. Los movimientos del camino le habían puesto delante la golosina de la Honda RC213V y supo que tenía que ser suya, lo que le dejó el tiempo justo para convencerse de que su siguiente paso tenía que ser ese.

Jorge Lorenzo: Cuando el camino se mueve

Jorge Lorenzo: Cuando el camino se mueve

Tuvo que decidir mandar a Ducati al pasado cuando por fin empezaba a vislumbrar el futuro que llevaba año y medio soñando. Tomada la decisión, tocaba demostrar a la marca italiana el craso error que habían cometido, y con las victorias en Mugello y Montmeló lanzó un mensaje unívoco que amplificó en los micrófonos: la etiqueta de gran piloto le queda pequeña.

El camino todavía le tenía reservada otra desagradable sorpresa en forma de lesión. Un error de su Desmosedici le acabó dejando fuera en toda la gira asiática, poniendo un triste epílogo a una época en la que el brillante rojo Ducati se ha ido oscureciendo hasta prácticamente fundirse a negro: al negro de la Honda que le esperaba en Valencia para comenzar una nueva era.

Los dos años de relación han pasado en un suspiro, y han dejado a ambas partes pensando en lo que pudo haber sido, que por mucho que el sino de ambos era no consumar su unión; pendulando entre sus cabezas, dominadas por los discretos números que han compartido en esta aventura, y sus corazones, que siempre les dirán que alcanzar la gloria juntos hubiera sido cuestión de tiempo y paciencia.

Eso ya es historia. De nada vale encallarse en las lamentaciones de que lo que no fue, ni preguntarse en qué punto se desviaron del camino, porque fue el camino el que se movió. Más vale quedarse con los buenos recuerdos, con esos breves pero intensos momentos en los que fueron invencibles, y poner la vista en sus respectivos horizontes para estar atentos a los próximos movimientos del camino, que vendrán.

Jorge Lorenzo: Cuando el camino se mueve

Jorge Lorenzo: Cuando el camino se mueve