El Gran Premio de Malasia, décimo octava cita de la temporada 2018, dejó tres emocionantes carreras en el Sepang International Circuit.
Jorge Martín se proclamó campeón del mundo al ganar ante Lorenzo Dalla Porta y Enea Bastianini en Moto3; Luca Marini ganó a Miguel Oliveira y Pecco Bagnaia, nuevo campeón del mundo de Moto2. Finalmente, en MotoGP la victoria fue para Marc Márquez frente a Álex Rins y Johann Zarco.
Durante el fin de semana te hemos ido contando lo sucedido tanto en pista como ante los micrófonos, y hoy lunes es el momento del reposado análisis en forma de píldoras. Son diez pequeñas dosis, con la velocidad como principio activo, la gasolina como excipiente y sin efectos secundarios descritos. Posología al gusto, aunque se recomienda tomar todas de golpe.
PÍLDORAS MOTO3
Un gran campeón
No todos los años hay un gran campeón, dice una de las frases más históricas del mundo del motor. Este año sí lo hay: en una temporada en la que ha tenido que lidiar con contratiempos de toda índole, desde lesiones hasta ceros motivados por terceros pasando por liebres que se cruzaban a su paso, Jorge Martín ha sabido mantener la entereza en los peores momentos y, sobre todo, ha sabido marcar la diferencia prácticamente cada vez que ha tenido la oportunidad. Su forma de cerrar el título en Malasia ilustra a la perfección su 2018: pole, pelea en grupo y victoria incontestable en solitario. Ha sido el mejor piloto de la categoría y el título es la confirmación.
Lágrimas de ganador
La suerte que hemos tenido los aficionados en este 2018 se llama Marco Bezzecchi. Si Martín no es campeón desde hace varias semanas es, además de la mala suerte que ha tenido en ocasiones, por la presencia del italiano, que también ha recibido sus buenas dosis de infortunio. Si en 2017 ya dejó algún destello de su calidad con la Mahindra, en este 2018 se ha confirmado como uno de los pilotos a seguir para el futuro. Clavadas en el corazón de la afición quedan ya sus lágrimas al término de la carrera de Malasia: hay que ser un ganador para acabar segundo del mundo en tu segundo año mundialista y estar desolado por haber perdido la opción del título.
Se van y se quedan
A estas alturas de temporada, los pilotos se dividen en dos: los que se van y los que se quedan. Eso pasa en el Leopard Racing, donde uno de se va del equipo y la categoría y el otro se queda en la categoría y el equipo. Con el título y el futuro resueltos, toca coger impulso para los próximos retos: Lorenzo Dalla Porta ganó la lucha del grupo perseguidor para meterse por cuarta vez en seis carreras en el top 2 y consolidarse como candidato en 2019; seguido por un Enea Bastianini que antes de saltar a Moto2 logró su podio número 24, deshaciendo el empate con Álex Rins y Romano Fenati para ser, en solitario, el piloto que más veces ha subido al cajón de Moto3.
PÍLDORAS MOTO2
Aprender a ganar
A ganar también se aprende. Casi tres años y medio llevaba Pecco Bagnaia en el Mundial de Moto3 cuando logró por fin su primera victoria. Ese mismo año llegaría otra y, al final del mismo, el salto a Moto2. Allí no logró ganar en su primer año, pero tenía la lección bien estudiada y lo que hizo fue poner los cimientos de un 2018 donde todo ha salido a la perfección: de dos triunfos en cinco años ha pasado a ganar ocho carreras en un solo año, en el que se ha convertido en el noveno campeón más joven de la historia de 250cc/Moto2 para llegar a la categoría reina con los máximos honores y convertido en la gran esperanza italiana.
La mejor labor de equipo
Cuando un piloto se convierte en habitual de los dos escalones inferiores del podio, la victoria suele ser cuestión de tiempo. Un gran ejemplo es Luca Marini, que ha dado un claro salto de calidad en este 2018, donde logró enlazar tres podios a mitad de temporada antes de volver al mismo siendo segundo en Tailandia. En Malasia se puso en cabeza y no miro atrás, donde venían peleando por el título Bagnaia y Oliveira. Cuando el luso se quedó tras él y la tercera posición de Pecco peligraba, sobrevolaba el ambiente la posibilidad de que si Bagnaia perdía el tercer puesto y él era superado por Oliveira, le hiciesen esperar a Bagnaia para darle el título. En prevención, hizo la mejor labor de equipo posible: ganar.
Historia esquiva
Definitivamente, Miguel Oliveira llegará a MotoGP como subcampeón de Moto3 y subcampeón de Moto2. La historia se muestra esquiva en lo que se refiere al primer título mundial de Portugal, que tendrá que seguir esperando. Por segunda carrera consecutiva entró delante de Bagnaia, pero ya era demasiado tarde. Pese a haber cuajado una grandísima temporada en la que ha hecho soñar a KTM con el título de Moto2 ante la imbatible Kalex, finalmente ha tenido que claudicar ante la velocidad y regularidad de su rival italiano, que ha sido un punto superior a él. El año que viene tocará cambiar el chip y empezar a escribir el primer capítulo de la historia portuguesa en MotoGP.
PÍLDORAS MOTOGP
El de casi siempre
MotoGP es esa categoría reina del motociclismo de velocidad en la que compiten unas 24 motos de seis marcas distintas y en la que casi siempre gana Marc Márquez. Da igual que le sancionen con seis posiciones en parrilla o que sea otro el piloto que lidere prácticamente toda la carrera. Ya van nueve esta temporada, en la que aspira a ser el cuarto piloto de la historia en llegar a las diez victorias en dos años distintos en categoría reina, algo que sólo han hecho Giacomo Agostini (cuatro veces), Valentino Rossi (tres) y Casey Stoner (dos). De propina sentenció el título de constructores y dejó a punto de caramelo para Valencia el de equipos.
El tiempo frenado
El piloto que lideró casi todas las vueltas no fue otro que Valentino Rossi. Ese chaval de casi 40 tacos que no sólo sigue al pie del cañón como uno más de la élite de MotoGP, sino que está empeñado en que, precisamente, no es uno más. Poco después de festejar su décimo título mundial y la primera victoria de su hermano se subió a su M1 y, con una salida estratosférica, tomó el timón para no soltarlo. Se aferró al liderato igual que se aferró a su M1 cuando se fue al suelo a cinco giros del final. Un instante en el que se frenó el tiempo, cuando tenía detrás a Márquez y delante la perspectiva de una lucha apoteósica con él.
Esencia destapada
Otro podio más y ya van cuatro. Álex Rins ya no es ninguna sorpresa. Qué atrás queda aquel Gran Premio de Argentina cuando se vio en cabeza con pilotos poco habituales y terminó dando por bueno un tercer puesto que le daba su primer podio. La era del conformismo es historia y en Sepang quedó claro: la caída de Rossi le situaba tercero, pero tenía delante a Johann Zarco y no titubeó a la hora de irse a por él y pasarle en la última vuelta. Después de un año de rookie complicado, el español está evolucionando al compás de la Suzuki, de la que está destapando toda su esencia hasta situarse en la quinta posición de la clasificación general de MotoGP.
Justo a tiempo
Durante varios meses hemos visto la versión más discreta de Johann Zarco, que desde la caída saliendo desde la pole en Le Mans no había levantado cabeza. Hasta entonces llevaba cuatro podios en seis carreras (las dos últimas de 2017 y las cuatro primeras de 2018), pero desde entonces no había vuelto a pisar el cajón y ya empezaba a dibujarse la posibilidad de que se despidiese de la Yamaha sin volver a hacerlo. Sin embargo, su reacción llegó justo a tiempo y en uno de sus escenarios favoritos: en Sepang hizo podio en 125cc, ganó en sus dos títulos de Moto2 –certificando el título en el segundo de ellos- y el año pasado hizo podio en MotoGP.
PÍLDORA EXTRA
Comisarios y banderas
Los comisarios son una parte vital en el motociclismo de competición. Su rápida y eficaz actuación es vital para garantizar los máximos estándares posibles de seguridad. Lamentablemente, y como sucede con muchos trabajos que suceden casi en la sombra, su importancia sólo se hace patente cuando no desempeñan su labor correctamente. Por desgracia, en Sepang no es novedad ni que los comisarios fallen ni que esos errores traigan consecuencia en forma de lesión.
Fue inevitable recordar cómo perdió Marc Márquez el título de Moto2 2011 que tenía a tiro: un comisario de Sepang se olvidó de sacar la bandera de lluvia, el de Cervera se fue al suelo y no pudo correr el resto del año al lesionarse en un ojo, lo que estuvo cerca de acabar con su carrera deportiva. El sábado, al final de la FP4, empezó a llover… y según los testimonios de varios pilotos las banderas no aparecieron, lo que derivó en varias caídas con Jordi Torres como gran damnificado, ya que se quedó sin correr la que podría haber sido su última carrera del año (en Valencia está previsto el retorno de Tito Rabat) al fracturarse un dedo. Si Sepang no pone las pilas a sus comisarios, MotoGP tendrá que hacerlo.