Aprilia RSV4 R

Alta costura. La versión más económica de la Aprilia RSV4 ya está en la calle. La «R» es una excelente deportiva que poco tiene que envidiar a la exclusiva Factory, con la que comparte sus elementos esenciales y el trazo fino y elitista de su diseño.

Texto: O. Pena, S. Romero | Fotos: Jörg Künstle

Aprilia RSV4 R
Aprilia RSV4 R

Primero vimos en acción en el Mundial de SBK a la novísima RSV4 con Max Biaggi a los mandos. Después, disfrutamos de la RSV4 en su versión Factory, una moto "de calle" con unos componentes exclusivos y un comportamiento en pista soberbio que la hizo imponerse en nuestro Master Super Bike 2009. Y ahora ya podemos saborear, en circuito y carretera, la versión "R", con componentes menos exclusivos y un precio más accesible, que brinda la oportunidad a un mayor número de usuarios de disfrutar de la conducción de una moto diez.

Versión R
Las diferencias reales entre la RSV4 Factory y la "R" no son muchas, pero se centran en elementos de precio significativo, de ahí que una cueste 16.000 € y la otra 20.000 €. Y lo cierto es que, si no tienes intención de usarla exclusivamente para rodar, o correr en circuito, no encontrarás grandes diferencias en cuanto al comportamiento.

"Grosso modo", la que hoy nos ocupa se caracteriza por su asiento "biposto" (más simbólico que otra cosa), suspensiones y frenos más sencillos (Showa y Sachs delante y detrás, respectivamente, en lugar de Öhlins, y equipo Brembo de menor calidad), posición del motor fija (y no regulable en tres posiciones a la altura del basculante), lanzamiento de horquilla no modificable, llantas menos ligeras, menos profusión del carbono, y toberas de inyección de admisión no variable. En cuanto al resto, no varía nada, ni el acelerador electrónico, ni los tres modos de curva de potencia, ni la estética, ni la ergonomía...

Por otro lado, Aprilia comercializa una tercera versión, tanto de la Factory como de la "R", con 75 kw, fácilmente deslimitable, que cuesta 600 € menos…

"Mini-bike"
Aparcada en el garaje, la RSV4 no deja de chocar a primera vista por su reducido tamaño. Y es que más que una superbike, pareciera que estamos ante una "mini-bike". Evidentemente esto es una exageración, pero también una manera ilustrativa de explicar lo compacta que se ve y se siente al iniciar la marcha.

Los acabados son excelentes y el tacto general de alta calidad. No es difícil adaptarse rápidamente a la moto, al corto espacio entre el asiento y manillar y a los estribos realmente elevados. Sin duda, aspecto, ergonomía y funcionamiento van completamente de la mano, conformando un conjunto realmente deportivo que te gusta desde el primer momento y que te anima a atacar sin contemplaciones. Eso sí, la protección aerodinámica no es de las mejores, y has de acoplarte realmente bien al carenado para quedar a resguardo a alta velocidad.

Diseñada para disfrutar, la RSV4 R se desenvuelve magníficamente cuando el trazado es muy virado. Por su pequeño tamaño se mueve con una soltura pasmosa de un lado a otro, y eso que no es particularmente ligera, especialmente comparada con su hermana gemela. Y todo ello, haciendo gala de una estabilidad y precisión de dirección envidiables, que está acompañada de unas reacciones muy nobles y neutras. La rigidez es mayor que en las motos japonesas, pero no tan perceptible como la de las Ducati, por ejemplo. Semejante quizá a la de la nueva BMW S 1000 RR, la otra gran novedad del segmento.

La frenada es de las mejores que puedas encontrar en el mercado por potencia y progresividad, y las suspensiones, de no tan alta alcurnia como las de la Factory, también cumplen notablemente. De tarado más blando que en ésta, son por ello más confortables e incluso prácticas, aunque en pista cerrada la horquilla Showa y el amortiguador Sachs no alcanzan la sensibilidad y homogeneidad de los componentes Öhlins montados en la versión superior.

Tracción por doquier
El propulsor que anima la máquina de Noale es un V4 a 65º de 999,6 cc que destaca por sus buenas dosis de potencia, sensacionalmente aplicadas al asfalto gracias al modo de entregarla. Tracciona siempre de manera ejemplar y te acompaña en el camino un sonido diferente y cautivador, que en cierta medida recuerda al de la antigua Honda RC30, también equipada con un propulsor de configuración V4. No obstante, las últimas 1.000 rpm son poco prácticas, y la potencia parece estancarse justo cuando está a punto de explotar al máximo. Esto no ocurre en el motor de la Factory, que alcanza unos caballos extra y corta encendido pletórico de potencia, gracias a que lleva toberas de inyección de longitud variable.

Por otro lado, el comportamiento del cambio, que es extraíble, es sobresaliente, al igual que el embrague antibloqueo. No obstante, la retención del motor en marchas cortas es un poco brusca, y en conducción extrema «latiguea» en algunas ocasiones. Eso sí, de forma muy controlada. El consumo, por su parte, no es uno de sus puntos fuertes, aunque en una moto de este estilo no es un factor determinante. Ni siquiera es recomendable para realizar demasiados kilómetros, por cuestión de confort o propia filosofía de la moto.
Entre sus peculiaridades, la RSV4 dispone de tres curvas de potencia para adaptarse a las circunstancias meteorológicas y al nivel de conducción del piloto. La "Road" da poco más de 120 CV, mientas que en las posiciones «Sport» y «Track» dan toda la potencia disponible, alrededor de 159 CV. La diferencia entre ambas es la manera de entregar los caballos, más suave en la Sport en las tres primeras velocidades.

De vanguardia
Extremadamente bella y muy efectiva, RSV4 R se posiciona muy bien dentro de su segmento gracias a un precio en línea con la competencia. Además permite el acceso a la más moderna superbike de Noale a mayor número de usuarios, y sin mucho que envidiar a la exclusiva versión Factory.