Hace pocas semanas tuvimos la ocasión de probar la Ninja 250 R en los alrededores de Barcelona. Nos pareció una moto accesible para todo el mundo, de concepto sencillo y fácil de conducir. Ahora, con la unidad de pruebas en nuestra sede central en Madrid y algo más de tiempo para saborearla, hemos llegado a las mismas conclusiones. Además hemos comprobado son sus prestaciones reales, dando fe de sus buenos resultados.
Deportiva urbana
Su imagen moderna contrasta con la ofrecida por la moto de la que deriva, la ZZR 250. Cuenta con un agresivo diseño que no riñe con una polivalencia extrema. Es compacta, ligera y muy manejable. Su asiento es cómodo y bajito, por lo que ayuda a maniobrar a los conductores más inexpertos. Lo cierto es que es una moto a la que enseguida te haces, pues es del tamaño de una «ciento veinticinco, pero con unas prestaciones más serias. Así se consolida como una seria oponente sin duda a motos mayores limitadas a 34 CV, más
La posición de conducción es bastante turística al no forzar en ningún momento el cuerpo. El tacto de sus mandos es discreto, aunque práctico, igual que sus acabados. Se nota que es ante todo una una moto funcional, que no exenta de belleza, busca la mejor relación calidad-precio. Tampoco renuncia a todo lo necesario para considerarse una «moto grande puedes usarla tanto en tus desplazamientos urbanos como plantearte viajes de cierta entidad sin que sea un suplicio (cosa que sí pasaría en una 125 cc), rodando a velocidades muy dignas incluso por encima de la legalidad si quieres. Y todo ello con una buena protección aerodinámica y un buen grado de comodidad.
Sus suspensiones tienen unos reglajes muy acertados, aunando confort en el día a día y efectividad en zonas viradas. Los frenos por su parte tienen buena potencia y hay que apretar la maneta con ganas para que muerdan. Mejor así pensando en los conductores inexpertos.
Motor convincente
El propulsor bicilíndrico en línea de la Ninja 250 R toma la base del conocido de la ZZR, aunque ahora está dotado de inyección además de otras mejoras. Ha rendido 29 CV de potencia máxima en nuestro banco, y lo cierto es que son suficientes para lanzarla con contundencia más allá de los 160 km/h reales. No obstante podría haber estado algo más cerca de esos 33 CV declarados, que seguro que le habrían venido muy bien para tener mejores valores en las recuperaciones, su punto más débil. Las aceleraciones son fulgurantes y has de aprender a exprimir el motor. De hecho, aunque se desenvuelve bien en medios, gira más a gusto por encima de las 10.000 rpm. En este punto algunas vibraciones, no muy molestas, llegan hasta el conductor.
En definitiva la Ninja 250 R despliega unas cualidades muy dignas y es una moto equilibrada. De ello están tan convencidos los hombres de Kawasaki, que han creado una copa monomarca denominada Ninja Junior Cup, para que jóvenes y mayores disfruten de la competición en igualdad y con las máximas garantías.
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