Tras la compra por parte de Harley-Davidson, MV Agusta ha trabajado mucho en la sombra estos últimos años. No solamente para crear nuevos modelos, sino para mejorar los que tenía en catálogo. Uno de los más señeros y más importantes comercialmente era la Brutale en sus dos versiones, la 989 R y la 1078 RR.
La primera Brutale 750 de 2001 era, de alguna manera, una F4 sin carenado, con todo lo bueno –una parte ciclo eficaz en un circuito plano como un billar– pero también todo lo malo: las Brutale eran excesivamente difíciles de disfrutar por su parte ciclo excesivamente dura y rígida, fundamentada en un chasis pétreo, corto y agresivo.
Ya fuera en la versión de 980 cc, ya en la de 1.078 cc, su motor era potente pero excesivamente abrupto. Por su carrera ultracorta, la respuesta era demoledoramente inmediata. Sus suspensiones modelo leño no dejaban que las Brutale fueran agradables de usar, y por lo tanto, eficaces, a poco que el asfalto fuera malo o deslizante. Sacar a pasear las bestias era un ejercicio de doma…
Nueva brutalidad
El discurso de MV Agusta es claro: «necesitamos ensanchar el rango de uso de las Brutale para conseguir ampliar igualmente su público». Se ha refinado la estética de «la naked más bella del mundo», manteniendo y el tremendo cuidado por el más pequeño detalle. Se ha retocado el «tablier», el faro oblongo adquiere dos LED que le dan personalidad, el colín es más estilizado, el asiento más ergonómico, los silenciosos pierden la soldadura final… Nada menos que el 85% de las piezas de la moto han sido rediseñadas.
Se trata de dos Brutale completamente nuevas. Lo más importante: el motor aumenta su carrera (la pequeña pasa de 79 x 50,1 a 76 x 55 mm) para conseguir una respuesta más suave. Hay otras modificaciones en el cambio -adquiere un sensor de velocidad engranada, fundamental para la implementación del control de tracción-, el circuito de lubricación, el generador-motor de arranque… Potencia y par se mantienen, pero la «erogazione» o entrega de potencia es ahora, aunque igualmente poderosa, reactiva y rápida, cien veces menos abrupta.
En esta presentación, celebrada en el circuito de Misano y sus alrededores, pudimos comprobar que la respuesta de la 990 R es ahora mucho más lineal, progresiva y, ante todo, dulce... pero con una conexión entre acelerador y empuje igualmente directa. Por su lado, la 1090 RR, consciente de su todavía mayor poder, resulta un poco más suave al primer toque...
Conducible
Antes, la Brutale 898 era una tortura en carreteras de asfalto irregular. La 1078 parecía empeñada en explotarte en las manos… Las modificaciones aportadas al chasis han ido en la misma dirección, hacerla más dócil y adaptable sin perder eficacia pura. Así, el chasis tubular ha sido rediseñado, y el basculante es 20 mm más largo –y 1.200 g más ligero–, lo que favorece la tracción y reduce su anterior tendencia natural al caballito y a aligerar nerviosamente la dirección.
La horquilla delantera se ha abierto asimismo medio grado, de 24,5º a 25º, con un avance que crece de 101,5 mm a 103,5 mm, consiguiéndose así una batalla 28 mm menos radical, quedando en 1.438 mm. Eso ha permitido tarar las suspensiones de manera menos dura en los primeros mm de recorrido, evitando así que fuera saltando sobre el más mínimo rizado como una palomita de maíz en una paella caliente.
La moto es ahora más natural, 3 kilos más ligera, entra en las curvas sin tanta avidez, y es también más ágil y manejable gracias a que ofrece cierto recorrido útil de suspensión delantero –antes apenas se hundía de tan dura– que ayuda a la moto a cerrar su geometría para favorecer la entrada de los virajes con el freno accionado.
«Versatile»
Vivo el calificativo de Brutale, lo cierto es que podrían haberla bautizado ya como «docile». No es tan civilizada como una japonesa, pero en carreteras de «tornanti» la moto ha dado la vuelta casi como un calcetín. También en la pista de Misano la moto se desenvolvió a sus anchas. Un circuito no es hábitat natural para una naked, pero nos permitió llevar rápidamente a ambas Brutale a límites forzosamente desconocidos en carretera abierta. Apoyándose en un motor de carrera más larga, cuya entrega de potencia es ahora mucho más natural, y en unas prestaciones verdaderamente notables, su parte ciclo se encuentra lógicamente, –una moto es un conjunto, y un mal motor hace malo un chasis… y viceversa…– mucho más a gusto: la moto ahora da más confianza, es más noble, más asequible y... más rápida.
Sus suspensiones, como no podía ser de otro modo dada la calidad general y el detalle de su equipamiento, son excelentes –el interior de la horquilla es completamente nuevo–, sus frenos exquisitos, y su estabilidad apoyada, su precisión de maniobra tanto en entrada en curva y siguiendo la trayectoria, y su agilidad, realmente notables.
Pilotar las anteriores versiones era como pasear un perro que intentara escapar rompiendo la correa a dentelladas… Afortunadamente, ahora puedes gozar de la compañía de las Brutale sin que te muerdan la mano.