Los 40 años que se cumplieron de la aparición de la CB750F de 1969, llevaron a Honda a poner en escena la CB1100, para conmemorarlo en 2009. La moto llegó a nuestro continente el año pasado y tan solo un año después tenemos este nueva versión, la CB1100EX, que acompañará a la estándar en la gama de la marca japonesa. Con este modelo Honda plasmó la idea de traer a nuestros días una moto con el estilo y la esencia de los años 70, una receta que ya ha funcionado bien en otros casos. Este año la marca ha decidido ir un poco más allá y la EX refuerza su imagen gracias a las llantas de radios y a las dos salidas de escape, aunque hay más cambios en la carrocería y en el interior del motor.
Belleza clásica
Si el sol brilla en el cielo sacará lo mejor de los muchos cromados que se extienden por la carrocería de la CB1100EX, consiguiendo un «look» cautivador, incluso para los que no son seguidores de las motos clásicas. El brillo que sale de esas piezas, la escueta pero acertada carrocería y las llantas de radios le dan mucha personalidad a esta montura. Tendrá más significado para los que en su día vieron las CB y la Bol d’Or, pero también será atractiva para el resto del público. Fiel a su estilo es sencilla en cuanto a su equipamiento, pero sus acabados son de primera y realmente todo en ella funciona como en cualquier otra moto moderna. De hecho en esta versión se han introducido más datos en el cuadro digital que hay entre los dos relojes. Ahora se puede controlar el consumo medio, los litros consumidos y la marcha engranada, de manera que no hay que renunciar a la tecnología a pesar de la estética «retro».
Dulce
El motor es tremendamente suave y agradable en bajos, es un placer llevarlo desde el ralentí, donde ya empuja a la moto en primera sin el más mínimo tirón. Incluso en su sonido transmite esa precisión de funcionamiento. En el primer toque de gas y en aperturas parciales resulta excelente, que es precisamente donde más se usará en una moto con esta CB. Se puede utilizar perfectamente por debajo de 4.000 rpm en una conducción en la que vayamos «hilando», como se dice en el argot. A partir de ahí se nota un poco más esas pequeñas vibraciones de alta frecuencia inherentes a los motores de cuatro cilindros en línea, que en bajos son inexistentes. En cualquier caso son muy bajas y no afectan al confort de marcha. La caja de cambios ha recibido una relación más, de modo que ahora cuenta con seis, pero se ha mantenido su desarrollo, así que se consigue un efecto «overdrive» para viajar con la moto baja de revoluciones. Otra consecuencia que se deriva de este cambio es que las marchas son muy largas y hay salto entre ellas. También puede ser necesario reducir a quinta, cuando circulamos por carretera y queremos hacer un adelantamiento o una recuperación efectiva en autopista. Su tacto es un poco duro en marchas cortas, algo que se percibe al reducir cuando intentas hacerlo con rapidez, pero en una conducción suave tiene un tacto correcto. En general la sensación es de dulzura y además el consumo del gran tetracilíndrico en línea, que en su día derivó de la CB1300 y antes CBR1000F, es muy contenido. Circulando a 120 km/h se pueden conseguir consumos que rondan los cuatro litros y medio, de modo que, teniendo en cuenta que el nuevo depósito de combusible tiene tres litros más, se alcanza una autonomía cercana a los 400 km. También hay que decir que el ordenador de a bordo ofrece unas mediciones en los consumos y en los litros gastados bastante cercanas a la realidad.
Viaje en el tiempo
Pasar la pierna por encima del asiento con ese acabado ya te da un «flashback», luego es cómodo a pesar de su ancha sección frontal. Te colocas bien sobre esta CB1100EX y enseguida te familiarizas con ella. El único punto que juega en su contra es el peso y aunque no lo parezca se nota al moverla en parado. En marcha pasa mucho más desapercibido y todo fluye con naturalidad. El buen tacto de los mandos, el giro del manillar y la suavidad del motor hacen que te desplaces a sus mandos con facilidad. Su buena entrega también te permite llevar una conducción relajada y sin preocupaciones. Esa sensación de suavidad es aplicable también a los frenos, dado que cuando aprietas la maneta las pinzas de cuatro pistones empiezan a morder progresivamente. Si quieres potencia de verdad tienes que apretar un poco más fuerte y acompañarte del buen disco trasero. Si te pasas sobre suelo poco adherente o haces tope de horquilla encontrarás la acción del ABS, no tiene la rápida respuesta de las más deportivas, pero nadie lo va a echar de menos en esta moto. Así que es eficaz y segura en este punto.
Las suspensiones son el punto menos fuerte del conjunto, ya que se confían a una sencilla horquilla telescópica de 41 mm y a dos amortiguadores, con regulación de precarga de muelle en ambos casos. En los dos trenes se nota que les cuesta aguantar el peso de la moto y sus reacciones son rápidas, algo que se aprecia si frenas fuerte en la horquilla o si pasas por baches con la moto inclinada en los amortiguadores. Ahora, si la carretera es relativamente lisa y de trazado normal, la EX se comporta muy bien, de hecho puedes ir mucho más rápido de lo que supone el concepto de este tipo de motos sin ningún problema. A través del flexible chasis sientes muy bien las reacciones de la moto y te transmite confianza suficiente para ir rápido o cómodo si aflojas el ritmo. Si fuerzas el ritmo en autopista, tampoco estará en el plan de sus potenciales usuarios, la EX se mueve un poco, aunque no demasiado. Honda ha limitado su velocidad máxima en todas las marchas a 174 km/h reales, así que ese será el límite. Pero es más un dato anecdótico que un punto determinante en este modelo, en el que el placer reside en disfrutar de la larga relación de la nueva sexta que te permite rodar con suavidad y consumir menos gasolina. No hace falta ser un cláscio para disfrutar de este modelo, ya que hemos visto que es más polivalente de los que pueda parecer
Conclusión:
Honda acentúa el estilo clásico de la CB1100 con esta versión EX. Visualmente ha ganado mucho con las llantas de radios, que son más acordes a la filosofía de la moto. Además de su aspecto estético, que es algo muy subjetivo, aunque a mí personalmente me gusta, es una moto equilibrada. El motor es una delicia por cómo entrega la potencia y especialmente por su tacto en bajos. Es muy fácil de llevar en ciudad o en carretera, así que además de mirarla puedes hacerte buenas escapadas cuando te apetezca o ir todos los días al trabajo. Las suspensiones tienen un aprobado, mientras que los frenos cumplen con su objetivo e incorporan ABS de serie. Su precio (13.499 euros) y el peso (260 kg) son los puntos mejorables de este modelo.