Tanto su confort de marcha, como la
protección que nos brinda también son elevados,
y aunque su posición de conducción
es un poco más radical que las de sus rivales,
una vez que te haces a ella, la verdad es
que es muy difícil ponerle pegas. Las rodillas
van un poco más flexionadas y nuestro
cuerpo va más inclinado hacia delante, cargando
más peso sobre nuestros antebrazos,
pero nada de esto supone que tengamos que
realizar esfuerzos elevados para conducirla.
Aunque está claro que el azote del viento
nos puede castigar más que en sus rivales a
la hora de realizar trayectos largos, puedes
agachar un poco la cabeza y encontrar una
protección más que aceptable tras su redondeada
cúpula.
El propulsor de esta inglesa es el que más
nos ha gustado de los tres. Aunque no alcanza
la potencia máxima del Yamaha, es
el que nos ha parecido más completo. Tanto
en aceleración, como en recuperación, se beneficia de su mejor relación peso/potencia, igualando a la Yamaha y mejorando incluso
los registros de la japonesa en recuperación
en sexta. La respuesta al acelerador es
totalmente lineal y su tricilíndrico es el que
posee la banda de utilización más amplia.
Empuja con carácter desde antes de llegar a
las 3.000 rpm y no desfallece hasta superar
la 9.000 rpm. Además del funcionamiento
vigoroso, el sonido ronco y bonito que produce y que emana por su escape central es otro aspecto destacable en ella. Con respecto
a su funcionamiento, señalar que el accionamiento
del cambio es más ruidoso de lo normal,
aunque éste funciona con precisión y
rapidez. También conviene recordar que es
la única de las tres motos de esta comparativa
que no posee transmisión por cardan, y
su cadena necesitó ser tensada y engrasada
en los cerca de 2.000 km que recorrimos en
esta comparativa, operaciones que no fueron
necesarias en su compañeras de viaje.
Con el depósito lleno pesa 257 kg, exactamente
lo mismo que la BMW con el depósito
vacío, lo que nos da una idea de su «ligereza
». Gracias a ello consigue moverse con mayor
agilidad y rapidez entre curva y curva ,y
en prácticamente todo tipo de carreteras es
la que marca el ritmo. Tan sólo es un tanto
esquiva a carreteras con asfalto en mal estado.
El tarado de las suspensiones es más
fi rme que el de sus rivales. Por este motivo
absorben peor las irregularidades, obligándonos
a bajar el ritmo en ocasiones para tener
la situación controlada, aunque esto sólo
ocurre cuando circulamos a ritmo ligero.
La Sprint ST es la moto de
aspiraciones más deportivas
de esta comparativa. Su
posición de conducción
es en cierta media radical,
pero lo justo para no llegar a
fatigarte en trayectos largos.
Su motor es el más completo
de los tres y el conjunto es
el que te permite mantener
ritmos más altos. La buena
estabilidad y el precio
interesante son también
aspectos destacables en
esta Triumph.
La arquitectura de la Sprint es la de planteamientos
más radicales y eso se traduce también
en una dirección precisa y rápida. A
buen seguro que, calzada con unos neumáticos
más deportivos que los que trae de serie,
esta inglesa puede convertirse en una devoradora
de curvas incansable, gracias también
a que es la que posee la mayor altura
libre al suelo de las tres motos de esta comparativa.
Otro aspecto que inclina la balanza
a su favor, sin duda, es su precio. Por sólo
11.760 euros puedes disfrutar de una moto
realmente completa, y que puedes adquirir
con ABS pagando un poco más.
LAS CLAVES
La Sprint ST nació como una sport-turismo, pero Triumph le quiso otorgar un carácter más rutero el año pasado, montándole unos semimanillares más altos, un asiento reformado, una pantalla «aero» más amplia y maletas incluidas en su equipamiento de serie. El motor tetracilíndrico en línea posee 1.050 cc y su transmisión secundaria es por cadena. Con un peso en orden de marcha de 257 kg es la más ligera de esta comparativa y gracias a sus 122 CV consigue un relación peso/potencia intersante El basculante monobrazo de aluminio y el silenciador central de triple salida son sus principales señas de identidad.