Buell 1125 CR

Presentación de la nueva streetfighter Buell 1125 CR. La nueva Buell 1125 CR es la guerrera americana. Una explosiva combinación de diseño, potencia y buen comportamiento que plantea una alternativa real a las poderosas streetfighter europeas y japonesas.

Oscar Pena / Fotos: Buell

Buell 1125 CR
Buell 1125 CR

Un año después de la aparición de la Buell 1125 R tenemos el privilegio de probar su versión naked, denominada 1125 CR (Café Racer). Las diferencias entre ellas son mínimas, y lo cierto es que de una sport-turismo alternativa, personal, homogénea y de elevadas prestaciones como es la primera, los chicos de Buell han derivado en una práctica, divertida y muy poderosa naked deportiva. Ésta fue al menos la impresión que nos llevamos tras rodar con ella en el Berlín de La Puerta de Brandemburgo, el Muro del Telón de Acero y el «Check Point Charly», así como tras unas vueltas a un pequeño circuito localizado a las afueras de la ciudad. Lástima que el agua caída del cielo durante toda la jornada ensombreció un poco su presentación mundial…

Acierto total

El nacimiento de esta versión «desnuda» es todo un acierto porque coloca a Buell a la altura de las mejores deportivas naked del momento, y además con un aire familiar y cercano para el conductor que no intimida ni por su tacto general ni por su comportamiento. No es por desmerecer a las exóticas XB Lightning animadas por los motores de las Harley-Davidson Sportster potenciados, pero esta 1125 CR es mucho más efectiva y potente, aunque para muchos seguidores de la marca de Milwaukee el encanto de las hermanas pequeñas no tenga precio.

Al contemplarla de cerca, observas una moto de trazo sencillo, minimalista, bien terminada y, por supuesto, de mirada agresiva. Al tomar sus mandos, la fiera no lo parece tanto. El asiento está a una altura muy accesible incluso para pilotos de baja estatura, su mullido es realmente confortable tras el paso de los kilómetros y la posición de conducción, sin ser turística, es bastante cómoda pese a los estribos algo elevados y retrasados… Eso si circulas con una 1125 CR de manillar alto. Si lo haces con un segundo manillar denominado «Clubman» (Buell España da a elegir cualquiera de ellos al comprarla), tendrás una moto visualmente más agresiva, muy al estilo Café Racer de mediados del siglo pasado, pero menos cómoda sobre todo pensando en desplazamientos ciudadanos, ya que el cuello sufre más de lo deseado. Lo cierto es que este detalle es el único que no convence del nuevo modelo, y todo lo demás brilla a gran altura. Bueno, la visibilidad y la facilidad para orientar correctamente los espejos retrovisores son mejorables, pero nada es perfecto…

Circulando a muy baja velocidad y en parado la dirección se percibe algo pesada, lo que contrasta con la ligereza del conjunto producto de sus 170 kg declarados en vacío. Esta sensación sin embargo va desapareciendo a medida que aumentamos el ritmo, haciéndose cada vez más y más ágil. Tanto que si estrujas el gas incluso en línea recta sientes como la rueda delantera comienza a despegar ligeramente del suelo en las primeras tres velocidades. También es cierto que esto es en parte debido al blando reglaje de las suspensiones en su configuración de serie, pues el amortiguador trasero se hunde más de lo deseado. Nada que no se pueda mejorar gracias a que es completamente regulable.

Contundente

El ronroneo del propulsor bicilíndrico en V a 72º se percibe en todo momento, pero no molesta lo más mínimo. Es más, las vibraciones que trasmite son mínimas, en parte debido a sus tres ejes de equilibrado. Por otro lado, se beneficia de las pequeñas mejoras introducidas en la propia 1125 R, consistentes básicamente en una nueva curva de encendido y retoques en la inyección encaminados a reducir el consumo. Circulando a baja velocidad, en ciudad o carretera, el tacto general de la 1125 CR es agradable, aunque despide algo de calor debido a la localización lateral de los radiadores y los electro-ventiladores.

El embrague suave no fatiga, el cambio, aunque algo ruidoso, es preciso y no falla los cambios de velocidades, el tacto de las suspensiones es muy agradable, y el motor gira prácticamente redondo a cualquier rango de revoluciones. Por debajo de 3.000 rpm no va redonda al cien por cien, pero nada que realmente sea criticable. Y a partir de ahí se dispara siempre contundente y siempre pleno de par. Lo cierto es que con sus 148 CV de potencia máxima declarada disfruta aparentemente de unas prestaciones excelentes y responde con agresividad si se lo exiges, como se espera de una verdadera streetfighter. Seguro que tras pasarla por nuestro Centro Técnico se certificarán como ya ocurrió con su hermana carenada, que recordemos alcanzó 250 km/h de velocidad máxima, y una aceleración de 0 a 100 km/h de 3,8 s.

Fácil

En ciudad y carretera, a ritmo tranquilo o dándole «cierta vidilla», la 1125 CR no plantea pegas, es noble, fácil de meter en curva y el tren delantero realmente aplomado confiere al conductor mucha confianza. El freno periférico mordido por una enorme pinza de ocho pistones proporciona un tacto y mordiente sobresalientes, mientras que el de la rueda trasera se antoja algo escaso, sobre todo si te gusta brujulear en ciudad apoyándote en él. Y hasta aquí podemos leer… Por desgracia como señalamos al comienzo del artículo, la lluvia intermitente no nos abandonó en toda la prueba, no pudiendo extraer muchas conclusiones del comportamiento de la parte ciclo. No obstante, si nos atenemos al de la 1125 R que conocemos bien y con la que comparte todos sus componentes, no va a defraudar a nadie.

En resumen, la 1125 CR va a ser una excelente alternativa dentro de las «streetfighter» por precio, carácter y prestaciones deportivas. Pronto, muy pronto, tendremos la oportunidad de contrastar todas estas impresiones sobre suelo seco, esperemos, cuando llegue a nuestras manos una unidad de pruebas.