Aprovechando la experiencia en MotoGP y también en los mundiales de Superbike y de Resistencia, Honda ha desarrollado una nueva y sorprendente CBR 1000 RR Fireblade que hemos tenido ocasión de probar por primera vez en el circuito de Losail en Qatar. Se trata de una superbike de planteamientos muy deportivos, pero al mismo tiempo, civilizada al gusto de Honda para facilitar su uso en carretera.
La denominación Fireblade ya ha superado los quince años de existencia. Desde que en 1992 apareciese la primera «Espada de Fuego» en forma de CBR 900 RR, la afamada saga de Honda siempre ha gozado de una gran popularidad y sus diferentes modelos han evolucionado de acuerdo a las tendencias de mercado, pero portando siempre su particular sello identificativo. Las Fireblade siempre han sido motos de aspecto muy deportivo, pero al mismo tiempo no han estado faltas de seriedad en sus diseños y de un carácter civilizado en cierta medida. Honda siempre ha considerado cuál es el uso mayoritario que dan sus clientes a sus «CBR» y por ello ha desarrollado unas Fireblade de planteamientos muy radicales, pero que al mismo tiempo siempre han mantenido un grado de confort más que aceptable. Su utilización no ha resultado demasiado complicada siempre que se haya poseído la experiencia adecuada.
Radical y conservadora
Aunque de acuerdo a lo visto y leído hasta ahora todo apuntaba a que para desarrollar la Firebalde 2008, Honda había empleado la misma receta que la utilizada en la última CBR 600 RR presentada hace más o menos un año. Pero, la primera toma de contacto con la superbike nos ha confirmado que ésta no es tan radical de planteamientos como su hermana pequeña, especialmente en lo que a la parte motriz se refiere. La rebaja de peso, aunque importante, tampoco ha sido tan extrema como la que realizó la firma en la supersport.
Además de haber reducido sus dimensiones externas, Honda anuncia una rebaja de peso global de 4 kg en la CBR 1000 RR que tienes ante ti con respecto a la de su antecesora. El nuevo motor ha supuesto una ayuda importante en este aspecto, pero también han contribuido carrocería, llantas, discos y pinzas de freno, subchasis, amortiguador de dirección y un sinfín de pequeños componentes. Además, teniendo en cuenta que el chasis es claramente más robusto y rígido, aunque para ello haya tenido que ganar 2,5 kg en aluminio.
En cuanto al aspecto, la nueva Fireblade está claro que es mucho más minimalista que lo que acostumbraba hasta ahora y también sus dimensiones externas son más contenidas, especialmente si nos centramos en su nuevo colín. A pesar de todo, la ergonomía sigue siendo un punto elogiable. Desde el primer momento, se siente amplia en cuanto a espacio y estrecha entre las piernas, lo que te permite moverte con soltura y facilidad a sus mandos. Está claro que es una deportiva, pero la posición de conducción no es demasiado sacrificada. Sus mandos son una delicia en cuanto a accionamiento. El embrague, ahora con mando por cable, se acciona con mucha suavidad gracias a que monta muelles más blandos. También incluye sistema antibloqueo, y aunque sus «impulsos» los puedes llegar a asentir en reducciones fuertes si mantienes tus dedos apoyados sobre la maneta, la verdad es que trabaja de forma impecable en los dos sentidos.
El funcionamiento del propulsor ahora es un poco más trepidante y se muestra algo más rumoroso que el de su antecesora, pero tampoco transmite vibraciones a tus extremidades, ni a las zonas de apoyo. La mayor rumorosidad es lógica, porque la salida de escape ya no está detrás y, al ir por debajo, llega más fácilmente a nuestros oídos. Por otro lado, en el asiento, además del clásico mullido, encontramos también un nuevo material elástico, que actuar como filtro para las vibraciones y consigue incrementar el confort en trayectos largos, según nos confirmaban los hombres de Honda. Y yo apunto que debemos creerles.
Respecto a la protección aerodinámica y de acuerdo a la premisa «Menos es más» con la que ha sido desarrollada esta Honda, si bien es cierto que aplanándote bien sobre el depósito en la rectas sí consigues desviar el aire del casco en buena medida, la reducción general en cuanto a tamaño del frontal ha repercutido a la baja sobe la protección, aunque ésta todavía se mantiene en unos términos aceptables.
Seria y civilizada
Tanto en el diseño general, como en alguna de las decoraciones (la de las unidades de esta presentación, por ejemplo), Honda ha querido impregnar a la Fireblade de un toque de seriedad. Ésta no es una moto dirigida jóvenes veinteañeros, si no que encaja mejor, de acuerdo a las estadísticas, con personas que ya han superado la treintena. Por este motivo, su carenado es simple y suave en cuanto a formas y las decoraciones no son en ningún caso especialmente estridentes. Honda considera que una moto tan potente es bueno que pase un poco desapercibida en algunas ocasiones y de este modo se puede conseguir la discreción deseada.
Esta imagen seria que posee la última Fireblade también va acompañada de un toque civilizado en su funcionamiento. El motor declara 178 CV a 12.000 rpm (172 CV a 11.250 rpm en su antecesora) y a pesar de todo nunca sientes que te quiera poner en apuros. Es tremendamente elástico y su respuesta entre 7.000 y 9.000 rpm es muy contundente. Luego mantiene el carácter, pero en un circuito tan rápido como el de Losail, en algunos momentos puedes echar en falta un poco más de alegría en la parte alta del cuentarrevoluciones. Si lo apuras, puedes llegar a superar las 13.000 rpm de aguja, pero el último tramo no es de esos que te apasionan. Al respecto en Honda aclaran que la Fireblade está pensada para ser utilizada mucho en carretera, y consideran que con esta curva de potencia es más fácil poder aprovechar todo el potencial sin verte superado por algunas situaciones.
La última Fireblade se siente más pequeña y estrecha en líneas generales y estos puntos, junto al nuevo chasis, consiguen que su agilidad sea superior a la de la versión previa. Los cambios de dirección los realiza sin vaguear lo más mínimo y sin obligarte a grandes esfuerzos. En curvas rápidas de tercera velocidad (hasta cuatro de derechas puede haber en Losail), entra muy decidida y con mucha precisión. En este momento el tren delantero te transmite mucha confianza y, a la hora de acelerar a la salida de las curvas, la moto se siente muy compacta y equilibrada. Es muy noble de reacciones y avisa con mucha anticipación siempre que las suspensiones estén convenientemente ajustadas para un uso en circuito. Las dos primeras tandas las realizamos con los reglajes que Honda considera estándar y la horquilla se percibía demasiado blanda para mi gusto y para un equipo de frenos delantero que se muestra muy potente y dosificable.
De este modo, hemos comprobado que la CBR 1000 RR en versión 2008 ha heredado muchas cosas del mundo de la competición, pero también de la dilatada experiencia que posee Honda a la hora de desarrollar motos preparadas para circular por la calle con garantías. La nueva Fireblade es una gran deportiva en circuito, pero es muy probable que también pueda ser una moto deliciosa para recorrer nuestras carreteras favoritas. Ya estoy contando los días para poder ponerla a prueba. Habrá que esperar a finales de enero.
Honda Acaba de presentar su nueva CBR 1000 RR Fireblade 2008, en el circuito de Qatar. Desde la firma del "ala dorada" nos muestran las primeras imágenes de la nueva supersport.