La nueva Moto Guzzi V7 Stone recupera el concepto de moto pura

Muchas motos actuales son muy avanzadas tecnológicamente, pero se alejan del concepto de moto pura. Recuperando esa idea, la nueva Guzzi V7 Stone reúne simplicidad, facilidad y diversión. Además, es bonita y su precio es contenido.

Victor Gancedo

La nueva Moto Guzzi V7 Stone recupera el concepto de moto pura
La nueva Moto Guzzi V7 Stone recupera el concepto de moto pura

Tomando la base de la extinta STR/Breva 750, en 2008 Moto Guzzi puso en escena los dos primeros modelos de la familia V7, bautizados como Classic y Café. Y tres años más tarde la saga fue completada con la llamativa Racer.

Después de haber consolidado durante cuatro años la denominación V7 en el segmento de las motos retrospectivas, la firma de Mandelo del Lario ha decidido renovar esta familia de manera importante, aunque manteniendo la esencia clásica que le ha caracterizado hasta estos días.

A partir de ahora va a seguir formada por tres variantes, pero solo la Racer continúa. A ella se han unido dos nuevos modelos bautizados como Special y Stone. La primera mantiene el estilo de la Classic gracias a sus llantas de radios, pero, además de las reformas que han afectado a toda la saga, ha recibido unas decoraciones bicolor más vistosas. La segunda novedad destaca por incluir llantas de aleación y por ofrecerse al precio más contenido.

Para descubrir cuál ha sido el cambio más importante que han recibido las V7, basta con fijarse en el bicilíndrico que las propulsa. No es enteramente nuevo y mantiene sus cotas internas, además de la «obligatoria» configuración en V a 90º, con el cigüeñal longitudinal, embrague monodisco en seco y transmisión secundaria por cardan, pero Moto Guzzi declara haber reformado el 70 por ciento de sus componentes.

Además, a la vista tiene más empaque gracias a que los cilindros, las culatas y sus tapas han aumentado considerablemente su tamaño externo. También la inyección se ha reformado y ahora existe un solo cuerpo central del que parten dos colectores de goma que se conectan con cada uno de los cilindros. Además, la doble sonda lamba que incorpora en los colectores de escape, ha permitido reducir los consumos y las emisiones.

De este modo, Moto Guzzi ha adaptado el bicilíndrico a las normativas actuales. En el nuevo propulsor también se ha conseguido aumentar ligeramente los valores máximos de potencia y par, y ambos llegan a regímenes inferiores con respecto a su predecesor. Aun sin grandes alardes, la respuesta al acelerador es más directa y el funcionamiento se aprecia ciertamente más fino, acompañado de un sonido de admisión grave y del particular repicar del sistema de distribución por varillas y balancines.

Además, demuestra cierto «músculo» a medio régimen, que en su caso se sitúa en torno a las 3.500/4.500 rpm. Por otro lado, también el funcionamiento del cambio se aprecia más rápido y preciso, y aunque hay que habituarse a las reacciones de un cardan convencional (especialmente en reducciones) y a un recorrido de la palanca un poco largo, no resulta engorroso operar sobre el cambio.

 

Centrándonos en la Stone, la más novedosa de la familia, salvo las llantas de aleación, en la parte ciclo no se aprecian cambios con respecto a las V7 anteriores, aunque Moto Guzzi declara haber apretado ligeramente el tarado de las suspensiones.

Se percibe algo seca de reacciones en el momento de superar irregularidades en el asfalto, pero a la hora de mantener las trayectorias en curvas se muestra precisa, hablando en términos de motocicletas de este tipo. Por otro lado, su posición de conducción es muy natural, se siente compacta y ligera (declara solo 179 kg de peso con su nuevo depósito de 22 litros lleno), y su dirección se mueve con mucha facilidad de un lado a otro.

La conducción de la Stone es sencilla, tanto en maniobras a baja velocidad, como a la hora de recorrer una carretera retorcida con muchas curvas. Además, su distancia libre al suelo es generosa, así que en este aspecto no hay limitaciones. A la hora de frenar hay que acostumbrarse a que estamos sobre una moto de configuración un tanto clásica. Esto quiere decir que el freno trasero es importante si queremos detenernos en pocos metros, aunque también hay que ayudarse del único disco de freno delantero.

Está claro que la V7 Stone cuenta con planteamientos simples, pero no por ello deja de ser atractiva e interesante. Es una moto pura, con un marcado estilo retrospectivo, pero la verdad es que está perfectamente preparada para la vida moderna y su acelerado discurrir diario.

Cuando en Moto Guzzi hablan internamente de sus motores, y aunque son italianos, tienen dos denominaciones básicas que pronuncian en inglés, una la de «small block», cuando se refieren al motor pequeño de 744 cc y otra la de «big block», cuando desean hacer alusión al motor de cárteres grandes, cuyas cilindradas pueden ser de 936, 1.064 ó 1.151 cc (e incluso de 1.225 cc en la MGS-01).

La firma Moto Guzzi nos citó la semana pasada en Mandelo del Lario para presentarnos su renovada familia V7 e informarnos de las importantes reformas introducidas en su «small block». Las cotas internas no han variado y la cilindrada sigue siendo de 744 cc, pero declara haber modificado un 70 por ciento de los componentes.

Ha trabajado para reducir las emisiones y el consumo, al tiempo que ha logrado una ligera mejora en las prestaciones y un funcionamiento más regular. Exteriormente se diferencia por el mayor tamaño de los cilindros, las culatas y sus tapas, con un aleteado más generoso que permite una mayor disipación del calor.

Además, monta nuevos pistones y una renovada caja de cambios, con un selector que funciona de forma más rápida y precisa. También destaca el nuevo sistema de inyección electrónica, con un cuerpo central para los dos cilindros. Así se anuncian menos emisiones y un menor consumo (la autonomía puede alcanzar los 500 km con los 22 litros que caben en el nuevo depósito metálico).