Moto Morini Scrambler 1.200

El polvo de los sesenta. No seas malpensado, hablamos del polvo que levantaban las motos de campo de gran cilindrada de hace 30 años y que ha evocado esta versión Scrambler de Moto Morini. Su poderoso bicilíndrico y su curiosa estética son sus señas de identidad.

Sergio Romero / Fotos: Jaime de Diego

Moto Morini Scrambler 1.200
Moto Morini Scrambler 1.200

Triumph y Ducati han tenido ya modelos llamados Scrambler, que marcaron los primeros pasos de las motos fuera de la carretera. En honor a esta tendencia Moto Morini ha desarrollado su Scrambler y, cómo no, lo ha hecho con el toque personal que caracterizan a todas sus motos. La receta ha sido fácil, ya que sobre su motor bicilíndrico de carrera corta y su chasis multitubular se han dado los retoques necesarios para modelarla.

La gama de Morini engloba a dos naked clásicas, tres streetfighter, una trail y para rematar la familia a nuestra protagonista. Todas tienen una base muy parecida, sobre todo la naked, la trail y la scrambler, de modo que los italianos ahorran en el diseño de piezas específicas y se benefician de su experiencia en las que ya tienen.

Un poco de todo
La Scrambler es una moto curiosa, difícil de catalogar a primera vista porque, como hemos dicho, combina elementos de distintas disciplinas. Eso sí, su poder de atracción es innegable, algo que queda corroborado al parar en los semáforos. Una de las mejores pruebas que puedes hacer para comprobar la respuesta del público. Si la moto tiene encanto lo notas enseguida, pues los ojos de los conductores se fijan en tu montura y la expresión de las caras cambia. Hay que mencionar que nuestra unidad de pruebas tiene dos extras, la parrilla portabultos y la cúpula sobrelevada, que se ha instalado por encima del pequeño cupolino del modelo original.

La carrocería es muy parecida a la de la 9 1/2, aunque hay detalles que la identifican, como el guardarbarros delantero. El cuadro de mandos es igual al de los otros modelos, así que el paso de una Morini a otro te resulta muy familiar. Con respecto a la instrumentación hay que decir que es muy completa, aunque los numerosos datos (marcha engranada entre otros) aparecen en pequeño en la esquina inferior derecha de la pantalla. En cualquier caso te informa de todo.

Una vez coges a la Scrambler por los mandos encuentras una posición bastante acertada, aunque las dimensiones generales sean bastante grandes. Ya iniciada la marcha el cuerpo queda bien colocado y no se resiente con el paso de los kilómetros. La única pega está en que por su ubicación los estribos molestan al poner los pies en el suelo. El asiento es alto, pero de forma y mullidos correctos. Gracias a su ancho manillar puedes controlar muy bien las reacciones de la moto italiana en todo momento y parece que sus 225 kg con todos los llenos sean menos.

También es cierto que en fuertes aceleraciones o en curvas muy rápidas la dirección oscila ligeramente, puede que por el trabajo del amortiguador trasero en el primer caso y por la resistencia aerodinámica en el segundo. La horquilla, sin regulación pero de gran diámetro y con robustas tijas, trabaja muy bien en asfalto (un poco seca para el campo). Además, soporta a la perfección las exigencias del equipo de frenos, que tiene como en la Granpasso pinzas de dos pistones flotantes (aunque en ésta última la bomba es radial).

Ronco...
... así es el sonido que llega a tus oídos cuando pulsas el botón de arranque. A través de sus dos escapes, que son un guiño al tipo de motos que hace referencia su nombre, sale un sonido sordo que produce una innegable excitación. También es cierto que para algunos puede ser demasiado alto después de un buen rato.

El gran bicilíndrico, 1.187 cc, tiene una respuesta muy contundente, así que tienes que agarrarte bien cuando giras a tope el acelerador de corto recorrido. Tanto es así que en primera los caballitos involuntarios son normales. La gestión de la inyección es buena, pero se podría mejorar en frío y en algunas aperturas grandes del acelerador con el motor bajo de vueltas.

También es cierto que este motor con distinta configuración ofrece una excelente respuesta en otros modelos. Los más de 10 kgm y sus casi 120 CV reales son garantía de unas prestaciones magníficas, que junto con la feroz respuesta te harán pasar un buen rato cuando busques sus límites, que encontrarás súbitamente a las 8.500 rpm de marcador. En conducción tranquila también se pueden aprovechar los buenos medios del motor para fluir sin esfuerzo. El tacto del cambio es un poco tosco en las primeras relaciones, si bien se suaviza a partir de tercera.

Si quieres levantar un poco de polvo puedes sacar la Scrambler de tu garaje y hacerlo al más puro estilo sesentero, tendrás eso sí que elegir los neumáticos con tacos. Por lo demás nada te detendrá independientemente del suelo que pises.