De hecho, es la única que he comprado, sin contar los dos Vespino que reventé en mi adolescencia, creyéndome el sucesor de Ángel Nieto. Empecé con 19 años con una K75S, pase por la F650GS de trail, con la que pronto me di cuenta de que ir por el campo no era precisamente lo mío y luego termine, a mis 35 años, con mi R1100RT. El comentario más escuchado de los compañeros de rutas cuando les dije que quería comprar esta moto era: «¿a dónde vas a ir tú con ese bicho tan grande y tan “pesao”? Pero yo pensaba que si esta moto la tienen los que tienen que correr por la carreteras cuando existe alguna emergencia o cuando a alguno le da por darse a la fuga por carretera, tan «tiesto» no debería ser. Y la verdad es que para mí, es la mejor moto que he tenido y que creo tendré, aunque parezca pretencioso decirlo, por todo lo que os contaré a continuación.
Gran parte de culpa de los kilómetros y las horas que le hecho a mi moto, la tiene mi mujer, aquella muchachita que conocí ya hace algunos veranos, y que interrogándola en las primeras citas me dijo que no le gustaban las motos ni los moteros. Imaginadme oyendo esto. Allí estaba yo, como el que se cruza con una bufanda de su equipo de fútbol con los hinchas del equipo de contrario, escondiendo el cuello como una tortuga y sin saber a dónde mirar. Con el tiempo, aquella persona que no quería motos, hoy hasta viene a lavar la moto conmigo… ¡y que no se me ocurra hacer una salida de fin de semana sin ella!
Pero hablemos de la máquina, la R1100RT. Aunque parezca mentira, manejar los 300 kg de «la bestia» no es para nada difícil. Es en población cuando tienes algún que otro problemilla para moverte con ella y a la hora de ratonear en los semáforos o atascos, olvídate con su gran carenado y sus maletas, pero una vez que comienzas a conducirla por carretera te hace olvidar por completo de su peso. Con la suspensiones Paralever y Telelever puedes tumbar en curvas como si llevaras una naked, y con su motor puedes conducir en un plan comodón, sin molestarte en reducir marchas, porque sabes que el boxer tirará como un jabato… siempre que no sea un adelantamiento en el que te veas algo apurado de espacio o tiempo, porque no tiene nada que ver con un tetracilíndrico.
A la hora de detenerla, los frenos con su ABS, junto con la retención del bóxer, te ayudan a hacerte con ella sin problema alguno. Vas completamente protegido con su cúpula regulable y su gran carenado, que te cubre hasta los pies. Luego tienes las rejillas que aprovechan el aire caliente del radiador de aceite para enviarlo hacia los brazos. Aunque en invierno y con ropa de abrigo tampoco se nota tanto.
Es un ejemplo de comodidad, con su gran sillón para el conductor, separado del pasajero. Tiene unas buenas dimensiones para viajes largos, y para el pasajero es un verdadero sofá de salón, grande y ancho, completamente resguardado del viento, y con el «top case» para apoyar la espalda y hacer el viaje mas confortable. Tanto es así que a alguna que otra vez he notado alguna que otra cabezadita por parte de mi mujer.
Con esta BMW y por supuesto con la compañía de mi mujer, hemos recorrido parte de la geografía de España, teniendo como mejores recuerdos, la visita a La Mancha siguiendo la estela de «Él caballero de la triste figura» y todos sus molinos, su magnífica gastronomía; también las costas gallegas, con su inmejorable marisco acompañado de su admirable vino. Allí pudimos comprobar que esta moto va de maravilla bajo los diluvios que nos cayeron, aun estando en época primaveral. Esto a nivel nacional, porque con esta moto y con el fin de semana libre, solemos disfrutar de una salida por cualquier provincia de mi Andalucía con sus sierras, costas e inagotables carreteras secundarias, que te llevan a innumerables paisajes dignos de disparar el flash de tu cámara de fotos. Todo esto, además de los domingos, con mi ruta obligada por la serranía gaditana para disfrutar de sus desayunos, de sus curvas y también, por qué no, de la presión de mirar con incertidumbre al interior de todo vehículo que adelantas… y si me apuras hasta a las vacas pastando en el arcén, con miedo que tengan entre sus astas un trípode de radar camuflado. Con todo lo os he contado y con estos 100.000 km a lomos de mi moto, sólo me queda deciros a todos, como en aquella vieja serie televisiva: «tengan cuidado ahí fuera» y yo, mientras, a por los 200.000 km.
Edad: 38 años.
Profesión: Conductor de ambulancia.
Lugar de residencia: Sanlúcar de Barrameda (Cádiz).
Mi mejor ruta: En Francia, circulando por medio de la Mongie, camino de la ascensión al Col del Tourmalet.
Km actuales: 150.000 km.
Consumo medio: 6,5 l.
Lo que más me gusta: protección frente al viento y la lluvia, su capacidad tragamillas. Lo peor es cuando llegas a tu destino y te tienes que bajar de ella.
Lo que mejoraría: Suavidad del motor, de hecho las nuevas boxer están muy mejoradas en este aspecto.
Próximo objetivo: Curvear por Andorra y los Pirineos.