Suzuki GSX-R 600

Prueba a fondo de la Suzuki GSX-R 600. Suzuki sigue apostando, con su GSX-R 600, fuerte por las supersport, mientras que los demás fabricantes japoneses parecen haber arrojado la toalla. Una apuesta arriesgada a todo o nada.

Víctor Gancedo. Fotos: Jaime de Diego.

Suzuki GSX-R 600
Suzuki GSX-R 600

Efectivamente, en Suzuki siguen confiando en sus modelos deportivos y apostando a tope por ellos. La muestra que lo corrobora es que este año llegan apretando fuerte con una nueva GSX-R 600, que salvo la base de su propulsor, en el resto de la moto descubrimos muchos aspectos nuevos. Chasis, basculante, suspensiones y componentes de sus frenos, entre otros muchos pequeños detalles, son novedosos.

También la carrocería, aunque mantiene el estilo de las últimas «Gixxer», se ha rediseñado por completo. Todas las reformas, aparte de mejorar el comportamiento y la efectividad, se han realizado con el objetivo de aligerar la moto al máximo con respecto a su predecesora y de hacerla más pequeña. Y ya te puedo ir confirmando que Suzuki lo ha conseguido. Los 188 kg arrojados por nuestra báscula con la moto en orden de marcha (con el depósito a rebosar de gasolina), nos demuestran que los 9 «kilos» que Suzuki anuncia haber rebajado el peso de este modelo son una realidad. Ni uno más, ni uno menos.

Esta cura de adelgazamiento le ha permitido igualarse con sus rivales japonesas, y ahora mismo, sólo la Honda CBR 600 RR (en versión sin C-ABS), consigue ser más ligera (solo 184 kg con gasolina). En cuanto al motor, no se declaran cambios en el rendimiento máximo, pero sí se aprecia cierta mejora en la respuesta a bajo y medio régimen. Acelera de forma más limpia y esto agradece en marchas largas como 4ª ó 5ª. También la mayor ligereza del conjunto se refleja en el rendimiento. Además, las mejoras introducidas en la parte ciclo y la reducción de peso, se traducen en una mayor efectividad en todo momento. Por ahora, tanto en la presentación realizada e el circuito de Almería en diciembre, como en esta prueba hecha en carretera, sólo podemos destacar cosas buenas de esta nueva supersport, aunque habrá que esperar a una próxima confrontación en pista, para saber dónde se coloca exactamente esta Suzuki con respecto a sus rivales japonesas.

En nuestra última comparativa de supersport realizada en Calafat en 2009, la Suzuki se erigió como la menos agresiva en pista, sin contar con la «pesada» y más especial de conducir, CBR 600 RR equipada con C-ABS. Pero curiosamente, si es por algo por lo que brillaba y gustaba la anterior GSX-R 600, es por lo amable que se mostraba con su piloto, sin ser tan radical como sus contendientes. También su precio más contenido ha jugado a su favor y ha contribuido a que se haya mantenido como la suspersport más vendida en los últimos años.

Por ello, en la nueva GSX-R 600 de estas páginas, Suzuki ha procurado mantener ese alabado confort de marcha, característico de su predecesora, e incluso lo ha mejorado gracias a las nuevas formas de su depósito, a que conserva la posibilidad de regular la altura de sus estribos y a unas nuevas suspensiones que trabajan muy bien y que superan con solvencia las irregularidades de nuestras carreteras. Con respecto al precio (12.499 euros), éste ahora ya no es tan atractivo y se sitúa dentro de la banda de las demás japonesas de su segmento. De todos modos, el factor novedad está claro que juega a su favor, teniendo en cuenta que la Kawasaki, la más joven entre las otras tres, ya data de 2009.

Hay que aprovechar
Como he comentado al principio, Suzuki ha apostado a «todo o nada» este año al poner en escena esta nueva GSX-R 600 (recordar que a la par ha llegado también una renovada GSX-R 750). Los costes de producción y el descenso de ventas de este tipo de motos no incita demasiado a los fabricantes nipones a introducir reformas de importancia en sus «seiscientos» y está claro que a partir de ahora no van a llegar muchas novedades a esta clase. Por tanto, hay que aprovechar el esfuerzo y la apuesta realizada por Suzuki, cuya intención inicial es la de matricular, al menos, 300 unidades de esta supersport en España. Si con las grandes superbike el futuro es incierto, con las suspersport la cosa es aún más grave, pues los campeonatos de Supersport, «caldo de cultivo» de esta categoría, son cada vez más escasos en beneficio de los de Moto2 y, por tanto, las cifras de ventas de motos destinadas a las carreras (que no se contabilizan «oficialmente» al no matricularse en su gran mayoría), también han caído en gran medida.

Muy refinada
El propulsor ha sido aligerado en componentes vitales como pistones, distribución y caja de cambios, pero no se anuncia un mayor rendimiento y en nuestro banco de potencia no se aprecian apenas diferencias. Lo que sí es verdad es que parece girar más suelto y destaca por un funcionamiento alegre y por las ganas que demuestra para subir de vueltas. El buen tacto del embrague y la rapidez de accionamiento del cambio (que incluye este año una relación más cerrada), también incita a «buscarle las cosquillas» y a efectuar operaciones de cambio arriba y abajo sin miramientos. La verdad es que en cuanto a funcionamiento hay que felicitar a Suzuki por el logro conseguido. Quizás ahora, con los colectores de escape de ligero titanio, con paredes muy finas, y con el silenciador de menor tamaño, el funcionamiento es más rumoroso y ronco cuando lo estiras buscando la banda roja del cuentarrevoluciones, pero esto también puede añadir un punto aún más excitante a la conducción. Además, al borde las 15.000 rpm, las ligeras vibraciones que nos transmite se convierten en un cosquilleo muy agradable.

Ágil a rabiar
La ligereza del conjunto se traduce en una increíble agilidad en los cambios de dirección. La suspensiones filtran muy bien los baches y contribuyen a manterner las trayectorias con suma precisión. La horquilla funciona con suavidad y con la progresividad necesaria en una deportiva. Las nuevas pinzas de freno Brembo aportan un toque de distinción y también consiguen que la frenada sea excelente, aunque con un tacto un tacto esponjoso, probablemente debido a que están acompañadas de latiguillos de «goma».

La distanica entre ejes se ha recortado, pero el aplomo es soberbio en todo momento, incluso a muy alta velocidad. El grado de perfeccionamiento de esta nueva GSX-R 600 es máximo. Para disfrutar con ella de una jornada en circuito, sólo tendrás que mantenerla debidamente a punto y echarle gasolina. Es una moto agresiva y rápida, que se adapta a todo tipo de curvas, pero al mismo tiempo es dulce y refi nada, e incluso cómoda para tratarse de una deportiva, cuya ligereza contribuye a que convivir con ella sea incluso agradable y que su conducción no sea muy exigente.