Las motos basadas en modelos del pasado están proliferando de manera constante. Hemos pasado de unas pocas motos de marcas que habían visto en ellas una solución para aprovechar viejas glorias, a un ejército compuesto por muchas familias, desde las que se han diseñado exprofeso para parecer clásicas, a otras basadas en modelos actuales en las que simplemente se modifica la estética. E igualmente, de las versiones naked originales hemos pasado a una variedad de estilos y segmentos, entre los que las motos destinadas a circular no sólo por la carretera son una de las últimas tendencias. Las scrambler se han reforzado con las trail, y probablemente en un futuro próximo veamos cómo se radicalizan aún más.
La última en llegar ha sido la Moto Guzzi V85TT. Hay que reconocer que la firma italiana no se ha bajado del burro en lo que se refiere a sus propulsores. Desde que Giulio Cesare Carcano diseñó ese motor a principios de los 60, y con la V7 se puso en el mercado a mediados de la década, todas las motos de la firma de media y alta cilindrada han dispuesto de esa configuración de motor. El que propulsa a su nueva trail de estilo clásico puede considerase sin duda como una evolución de los anteriores.
El caso de la Triumph es algo distinto, en primer término por la interrupción de la producción. Cuando la firma británica volvió a la vida a principios de los 90, lo hizo sobre nuevas plantas motrices. Cuando una década después decidió crear su gama de “Modern Classics" con la nueva Bonneville, lo hizo sobre una base moderna, aunque inspirada estéticamente en el pasado. Las nuevas Street Scrambler están dentro de un grupo que da un paso más adelante en cuanto a la ingeniería de sus propulsores, que se pueden considerar totalmente modernos. De esta manera, aunque estemos ante dos motos en las que el pasado es el punto de apoyo, una lo mantiene vivo porque es su sucesora directa, la otra ha evolucionado en una especie nueva.
Moto Guzzi V85TT, Nueva generación
He de reconocer que nunca he sido un apasionado de las Guzzi, quizás las pillé cuando las japonesas ya las habían superado en todos los sentidos. En España eran muy populares porque con las fronteras cerradas a los productos orientales, sus modelos de alta cilindrada eran de los más eficientes a nivel deportivo. Las Le Mans aún eran una referencia. Desde entonces los productos de Moto Guzzi no han cambiado mucho en su esencia, actualizándose y abriéndose a más segmentos, pero manteniendo su arquitectura, que con el paso de los años las ha ido convirtiendo en motos en las que valores como la tradición han tenido cada vez más peso. Ahora, la V85TT supone un golpe de aire fresco, es una moto que mantiene la personalidad y la esencia de las Guzzi de toda la vida, pero con un funcionamiento que la coloca al nivel de cualquier moto actual.
En estas motos el pasado es la base. Una es su sucesora directa; la otra lo ha evolucionado en una especie nueva
El motor ha sido actualizado en los apartados que más necesitaba. Mantiene la misma estructura, con su cigüeñal longitudinal accionando un árbol de levas en su parte superior y culatas de dos válvulas accionadas por varillas y balancines. Este sistema limita el régimen de giro, pero se ha trabajado para aumentarlo junto al rendimiento.
Las válvulas de admisión son de titanio para poder aumentar su tamaño, y el régimen máximo se ha elevado hasta 8.000 rpm, que son 1.000 rpm más que el límite de los motores de las V7 que tienen 100 cc menos. De esta manera se anuncian unos algo optimistas 80 CV a 7.750 rpm, que son bastantes más que los 52 CV a 6.200 rpm del motor de sus hermanas menores. Es cierto que esos 80 CV no suponen una cifra espectacular en sí mismos, pero en el segmento en el que se mueve son bastante considerables, incluso si hablamos de una trail media. Además, existe también una versión de 35 kW disponible para el carnet A2, que amplía su rango de posibilidades.
La transmisión ha sido uno de los talones de Aquiles de las Guzzi, pero el trabajo que se ha efectuado en la V85TT en este apartado ha sido realmente brillante. El amortiguador de transmisión del cardan y de la primera relación de cambio cumplen sus objetivos. Ahora sólo hay algunas brusquedades en las primeras relaciones, y el funcionamiento del embrague bidisco es menos brusco que antaño. Esta mayor suavidad se conjuga con la respuesta del motor, que es constante desde abajo, con una curva de par plana, y con una práctica total ausencia de vibraciones molestas.
En términos absolutos no se puede decir que este motor sea muy potente, pero sí que aprovecha perfectamente cada uno de sus caballos. Y a estas indudables mejoras se suma un nuevo chasis que abandona la tradicional doble cuna para dejar colgado y sujeto por detrás con unas placas de aluminio al motor. En él reside gran parte del éxito de esta moto, que tiene en su estabilidad y agilidad su gran baza. Como complemento cuenta con suspensiones eficaces, buen equipo de frenos y adecuada ergonomía.
Triumph Street Scrambler, Cambio de traje
Si la Moto Guzzi es una moto creada casi desde cero para ser una trail en la que el componente clásico se reduce a su motor, la Triumph es una moto que realmente plantea pocas diferencias con respecto a la versión de carretera de la que deriva. La firma británica renovó por completo su gama “modern classic" con los nuevos motores refrigerados por agua con culatas de cuatro válvulas, que tiene en la gama Street de 900 cc su escalón más bajo. La Scrambler cumple con todos los requerimientos de la serie y estéticamente con los de los modelos de este tipo de los años 60.
En realidad, para ello sólo ha habido que cambiar las ruedas, el sistema de escape y la posición de conducción. Esto implica que se trata de una moto realmente cercana al modelo de carretera. Si lo comparamos con la Moto Guzzi, es más baja, de menor tamaño y tiene menos recorrido de suspensiones. La llanta delantera es también de 19", lo que es una señal de que la marca la dirige a un uso en el que no sólo la carretera es su ámbito de utilización. Sin embargo, con 120 mm de recorrido de suspensiones y una altura al suelo limitada, también lo están sus posibilidades campestres.
Las nuevas Street Scrambler están dentro de un grupo que queda un paso más adelante en cuanto a la ingeniería de sus propulsores
La estructura es la misma de toda la serie en sus diferentes cilindradas, con su motor de dos cilindros paralelos casi verticales simulando estar enfriados por aire, aunque el agua es su principal refrigerante, y con el cigüeñal calado a 270˚ para mantener ese pulso característico. En la Scrambler los tubos de escape han sido desviados a la parte derecha del motor, saliendo a media altura para aumentar la altura libre bajo el motor y el chasis de doble cuna. Todo es clásico en el bastidor, incluyendo las suspensiones y la carrocería, aunque con numerosos componentes actuales.
Es también una moto extraordinariamente suave. Su motor tiene menos potencia que el de la Moto Guzzi, si quieres prestaciones tienes que estirarlo más, pero tiene unos bajos acordes con su cilindrada. Algo similar puede decirse del tacto del chasis, mientras en la italiana las suspensiones son más firmes, en la británica son suaves, y además cuentan con menos regulación. Sólo hay un disco delantero, que tiene bien tacto, pero que en ocasiones hay que apretar con fuerza.
Nivel de estrés
Partiendo de la base de que ninguna de estas dos motos ha nacido para complicarte la vida con una personalidad agresiva, sí que también está claro que en este sentido la Moto Guzzi es una moto más dinámica. El motor es más potente, es más alta y rápida de reacciones, con unas suspensiones más firmes y con un chasis que es de lo mejor del conjunto. Incluso para alguien que las mira con una cierta reticencia, hay que reconocer que esta moto es probablemente la mejor salida de la factoría de Mandello desde hace décadas, al menos para un uso que combine un cierto espíritu deportivo con el día a día.
La Triumph es más tranquila, pero también más adaptada a quienes quieran una moto de estética parecida a la de los años 60, con el espíritu de Steve McQueen flotando a su alrededor, y que no plantee ningún problema en su conducción. Es tan baja, más si tenemos en cuenta que se trata de una moto con posibilidades para salir de la carretera, que está al alcance de cualquiera. El motor puede que haya que estirarlo a veces, pero en un uso normal se deja llevar en regímenes medios con facilidad, y las suspensiones no te van a agitar en cuanto llegue un bache.
Ninguna de las dos motos ha nacido para complicarte la vida, pero está claro que la Moto Guzzi es una moto más dinámica
La ergonomía es muy buena en ambas, en la Scrambler el calor del escape te llega a la pierna derecha cuando la apoyas en el suelo, una molestia continua en ciudad, y no dispone de ningún tipo de carenado, aunque realmente sueles ir a velocidades en las que el viento no llega a molestar mucho. La Moto Guzzi tiene una cúpula que se puede colocar en un par de posiciones y que reduce el impacto del aire a alta velocidad. Como es algo más alta en ciudad puede plantear más problemas a los que tengan menos estatura, pero esa posición también te deja estirarte más en carretera, y ganas algo de altura al suelo en las curvas.
Lo mejor de la V85TT llega precisamente en ese ambiente, porque aunque el motor no tiene una gran potencia máxima, sí que es muy aprovechable en las aceleraciones, y ahora puedes usar el cambio sin reacciones, sobre todo si llevas la moto hilando entre las curvas aprovechando las posibilidades del chasis. Para seguirla con la Triumph tienes que estrujar el motor y estar pendiente de las posibles reacciones en los baches de unas suspensiones más blandas. En ambas el pasajero tiene un cierto espacio, pero en la Guzzi, aunque le costará más subir, tiene más espacio y asas en el entramado tubular que forma el portabultos posterior, y además el escape molesta bastante menos.
Para ir por el campo en ambas existe una opción en los modos de conducción para este ambiente, que elimina el control de tracción que tienen las dos y reduce la intervención del ABS para poder bloquear la rueda trasera. La mayor altura y el funcionamiento de las suspensiones dan a la italiana una evidente ventaja incluso con el cardan de por medio.
En las dos puedes conducir de pie bien porque el depósito no molesta en la posición de las piernas y las manos quedan en su lugar. En ninguna de las dos, especialmente en la Triumph, tendrás problemas para echar los pies al suelo en caso de apuro. Dependiendo de la versión de la V85TT, además de la decoración también cambian los neumáticos de serie, que en la versión bicolor, que es 200 € más cara, son algo más camperos. Nos encontramos ante dos motos realmente conseguidas, y cada una de ellas dirigida a un público que aunque pueda parecer el mismo, no lo es.
Triumph ha optado por la facilidad en todas sus facetas, ese titular “sin complicaciones" es su lema, en el caso de la Moto Guzzi, la tradición que ha sido el banderín de enganche de sus motos a lo largo de un largo periodo de tiempo se complementa ahora con un funcionamiento brillante, probablemente lo que muchos de sus seguidores estaban esperando.
Comparativa Moto Guzzi V85TT vs. Triumph Street Scrambler, Conclusión
Las motos de inspiración clásica no dejan de ampliar su ámbito de utilización. Hemos pasado de las réplicas orientadas a una conducción tranquila a motos más deportivas, y también a las de orientación mixta, como estas dos motos, que se pueden complementar con otras cuantas de menor y mayor cubicaje. No todas han llegado hasta aquí de la misma forma, algunas son motos modernas con carrocerías que evocan tiempos pasados, otras aprovechan la ausencia de evolución de sus modelos base, e incluso también las hay que se diseñan desde cero con este fin.
Tanto la Moto Guzzi como la Triumph plasman el espíritu de sus clásicas, la italiana debido a un motor que tiene la base del de siempre, aunque ahora ya realmente actualizado en sus puntos más criticables, la británica por haber sido planteada desde el inicio así. De la dos, la Moto Guzzi es la más dinámica, la moto que busca más una lucha directa con las motos actuales, mientras la Triumph se plantea como una moto con un espíritu más cercano a sus hermanas de carretera en las que la suavidad es un argumento fundamental.
Ninguna de las dos es, en cualquier caso, una moto que plantee grandes prestaciones, ni un comportamiento radical que busque la máxima eficacia en un terreno concreto. La conducción tranquila, ese “flow" de los ingleses, es la manera más eficaz de aprovecharlas, dos motos con carácter, estética evocadora, y también perfectas para quien sepa conectar con su filosofía, que no es exactamente la misma.
