Kawasaki Ninja H2 vs. Suzuki Hayabusa 1300 ABS

Comparativa de dos 'Fast bikes': la Kawasaki Ninja H2 y la Suzuki Hayabusa 1300 ABS.

Sergio Romero | Fotos: Jaime de Diego | 
Colaboran: INTA y Diego Rojo.

Kawasaki Ninja H2 vs. Suzuki Hayabusa 1300 ABS
Kawasaki Ninja H2 vs. Suzuki Hayabusa 1300 ABS

El Halcón Milenario es capaz de recorrer el Corredor de Kessel en menos de doce parsecs (unidad astronómica equivalente a 3.26 años luz), algo de lo que se enorgullece Han Solo en la última entrega de Star Wars. El sueño de muchos ha sido darle a esa palanca de las naves que te manda al hiperespacio y lo más parecido de hacerlo en nuestro universo de las motos de calle es con una de nuestras dos protagonistas. La reina de la velocidad por excelencia desde 1999 ha sido la Suzuki Hayabusa, que por diseño ha buscado desde entonces romper los récords.

En los genes de la aerodinámica moto japonesa y en su potente motor de cuatro cilindros en línea siempre ha estado la idea de ser la moto más rápida. Este estatus lo ha tenido durante mucho tiempo, ya que las fast bikes han pasado por momentos en los que no han sido tan bien aceptadas por la sociedad como lo eran en los años 90. De hecho, ya en el siglo XXI, hubo un pacto entre fabricantes japoneses en el que limitaron a 300 km/h la velocidad máxima real y la indicada en la instrumentación.

Si hay otra marca que ha estado siempre en busca de romper las barreras es Kawasaki, con motos como la ZX-10, la ZZR1100 y hasta hace poco con su buque insignia, la ZZR1400. Este año pasado ha hecho un movimiento atrevido e innovador, con el lanzamiento de dos modelos diferentes a lo que había y propulsados por un motor con compresor, la Ninja H2, que nos ocupa, la Ninja H2R, destinada a ser una moto de pista y de colección. La H2 a pesar de no ser tan potente como la R declara y rinde 200 CV gracias al mencionado sistema de sobrealimentación.

Se trata pues de una rival perfecta para la Hayabusa por el trono de la velocidad y las cifras absolutas, de manera que no hemos podido resistir la tentación de llevarlas a un anillo de velocidad y a un circuito de pruebas cerrado para comprobarlo. No se trata de motos pensadas para las tareas diarias, van a la pasión, son la imagen de lo que se puede conseguir, de las prestaciones puras, de la ingeniería, de ahí que hayamos elegido un enfrentamiento directo en las condiciones mencionadas.

Un diseño pensando en la aerodinámica

La forma en la que se diseña una moto que supera con «facilidad» los 300 km/h es clave, ya que todo el equipo de ingenieros tiene que trabajar para que el conjunto funcione en unas condiciones muy exigentes. La presión del aire aumenta exponencialmente con la velocidad, de modo que la aerodinámica es tan importante como la potencia máxima. Para entender lo mucho que hay que afinar con este tipo de motos vale con explicar que Kawasaki tuvo que regular la dureza de la maneta de freno en la H2R para que la fuerza del aire no actuase sobre ella cuando va por encima de 300 km/h.

Cuando ruedas en un anillo de velocidad, como Idiada o Nardo, o en un circuito con una recta muy larga, como MotorLand o Nürgburgring, y te mantienes por encima de esa cifra de tres dígitos, puedes llegar a acostumbrarte a ella. Pero en el momento en el que asomas una parte de tu cuerpo fuera de la línea aerodinámica del carenado, sientes que hay un huracán ahí fuera. Esto se plasma en un diseño, como hemos dicho, muy cuidado, que hace que tanto la H2 como la Hayabusa sean motos que hay que ver con detenimiento antes de arrancar.

Cada una marca un estilo y llega a resultados parecidos con recetas diferentes. En el caso de Kawasaki aunque hemos visto que su aerodinámica es buena, hay gran parte de la moto al descubierto, algo que choca con la idea de motos envueltas en grandes carenados para batir los récords de velocidad. Este diseño obedece en parte a la necesidad de evacuar el calor que genera el sistema de sobrealimentación cuando rinde al máximo y también consigue una estética vanguardista. Las piezas de líneas cortantes que forman la carrocería están pintadas en un tono especial exclusivo de este modelo que hace un efecto espejo difícil de apreciar en las fotos, pero que resulta muy llamativo en directo. La Hayabusa ha mantenido una línea más clásica en su evolución, marcada por ese diseño similar al de una gota de agua, para romper el aire con más facilidad. Hace dos temporadas Suzuki introdujo unas nuevas pinzas de freno Brembo y el imprescindible ABS.

La Honda CBR1100XX fue la primera moto de serie en romper la barrera de los 300 km/h allá por 1996, aunque para ello el equipo de prueba de aquel entonces tuvo que quitarle los retrovisores y el asa del pasajero. Pocos años después la propia Hayabusa se convirtió en la segunda y lo hizo con relativa facilidad.

Sus 180 CV declarados y la línea que hoy podemos ver se lo permitieron, y aunque ese concepto se ha mantenido las motos han evolucionado mucho en estas últimas décadas. La seguridad, la tecnología y las prestaciones suelen ir de la mano, algo que hemos visto en la trayectoria del «halcón de Suzuki». Si bien su evolución ha sido pausada, ha ganado el mencionado ABS, el sistema de modos de motor S-DMS, mejor calidad de suspensiones y también de frenos, confiando en Brembo con pinzas radiales. Su instrumentación es como subirse en un avión de combate, con muchos relojes dispuestos de manera horizontal detrás del amplio carenado. Ver cómo hace el chequeo y las agujas se vuelven a quedar en su posición, te da la sensación de estar ante un vehículo con esa glamurosa precisión aeronáutica.

Si la comparamos con la nueva H2 se ve más clásica en todos los aspectos, ya que la reciente Kawasaki ha nacido de una hoja en blanco con la última tecnología. Esto se aprecia en el equipamiento de la parte ciclo, con la última generación de suspensiones Kayaba y frenos Brembo, y en la electrónica. La H2 dispone de dos modos de motor, el normal y una para lluvia (hay no hay diferencia con su rival), control de tracción, ABS, freno motor electrónico y control de lanzamiento. Todas estas ayudas hacen que esté muy preparada para gestionar la potencia que genera el compresor al inyectar aire a presión en el motor, como si el diablo soplase por las toberas de admisión… Y esa percepción de modernidad llega al usuario a través de la instrumentación, que recuerda en este caso a la del carguero ligero que pilotan Solo y Chewaka. La pantalla digital de la H2 tiene datos que hubiesen hecho soñar hace poco a los más aficionados al cine de ficción, como la potencia del compresor, y los números de la escala de las revoluciones se encienden a medida que la aguja llega a ellos, muy rápido por cierto…

Dos motos más allá de los 300 km/h

Para explotar su potencial y ver dónde está cada una no hace falta decir que es imprescindible desplazarse a unas instalaciones seguras y eso hemos hecho para poder contaros qué pasa cuando mantienes abierto a tope el acelerador de estas dos bestias de la velocidad. A estas alturas de la película no se trata de ver si pueden ir más allá de los 300 km/h, algo que como decíamos quedó demostrado hace dos décadas.

Ahora se trata de ver lo rápido que se llega a esa cifra, además rodar por encima de la mencionada barrera psicológica también tiene sus consecuencias físicas y obliga a usar neumáticos especiales que aguanten las elevadas condiciones de carga y temperatura que se producen. Sin olvidar que hace falta un lugar cerrado al tráfico y con suficiente espacio para hacerlo. En cualquier caso tener la oportunidad de rodar en una pista de pruebas donde puedes probar libremente este tipo de motos es una experiencia increíble.

La nueva Ninja H2 tiene un sonido elevado y ronco, que junto a su aspecto y la fama que ha generado la H2R, te transmite sensación de poder desde el principio. Esto queda en nada comparado con lo que sientes en el momento en el que intentas hacer una aceleración a tope desde parado. Sueltas el embrague, abres el acelerador rápido y la respuesta es muy contundente. Solo te faltan los gritos de Chewaka y las estrellas difuminándose en la pantalla para pensar que has puesto la hipervelocidad. El compresor hace que la entrega de potencia sea constante en toda la gama pero muy directa, así que siempre tienes más potencia de la que tu mente calcula que va a encontrar a ese régimen.

Cada milímetro que intentas ganar en apertura de acelerador se convierte en un caballito más grande, ya sea en primera, segunda y un poco en tercera. En este proceso de aceleración al máximo se nota la entrada del control de tracción cuando se pierde agarre en el neumático trasero o cuando el delantero se despega del suelo. Se puede regular en nueve posiciones y funciona bastante bien así que es fácil encontrar la confianza para exprimirla al máximo.

A medida que sube de vueltas empuja más hasta que los 202 CV que ha rendido en nuestro banco llegan a la rueda trasera y ahí el mundo pasa mucho más deprisa. Te tienes que agarrar bien y buscar la posición aerodinámica llevando el trasero lo más atrás que puedas, aunque no hay tanto espacio en el colín para hacerlo. El cambio semiautomático remata la sensación de aceleración, ya que no pierdes tiempo y suena como una moto de carreras. Viendo la telemetría, la H2 es capaz de llegar a 240 km/h en 10,8 segundos y a 280 km/h en 15,9 segundos, habiendo recorrido poco más de tres cuartos de kilómetro. Son datos que te dejan sin respiración, sobre todo cuando estás a los mandos de la Kawasaki y asfalto desaparece debajo de ti a cámara rápida.

La Hayabusa es mucho más suave y tiene una relación de cambio más larga en las primera relaciones, de modo que al principio su suave motor te hace pensar que no acelera tanto.

Tiene un tacto de cambio y embrague más conseguido y una entrega muy progresiva, especialmente en la zona media de las tres primeras marchas. Ahora, una vez el motor alcanza las 6.000 rpm, donde roza los 120 CV reales, empieza un festival de aceleración también espectacular. En nuestro banco ha llegado a los 181 CV verificados, lo que supone que tenga una pegada infinita por encima de doscientos. La Hayabusa también sorprende por su conseguida aerodinámica, ya que si bien no parece que va a proteger mucho, una vez te agachas sobre la cúpula quedas ajeno a cualquier turbulencia exterior por muy rápido que vayas y la moto parte el aire como un cohete. Es más estable a alta velocidad que su rival y tarda casi lo mismo en recorrer un kilómetro, algo menos de 19 segundos en ambos casos. Donde cede un poco es a alta velocidad, dos segundos y medio hasta llegar a 280 km/h. Aún así, alcanzar esa cifra en 18,5 segundos es digno de la Star Wars. Todos estos datos son ajenos a la vida real y al ritmo en el que hoy en día nos movemos, pero sentirte por una vez «como en el Halcón Milenario» es una experiencia ¡única!

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