Probablemente habrá ocurrido alguna vez, pero en las últimas dos décadas no recuerdo haber realizado una comparativa de cuatro modelos en MOTOCICLISMO y que los cuatro hayan contado con carácter novedoso. En esta ocasión hemos reunido a los maxiscooter de planteamientos más deportivos del mercado y los cuatro escogidos han sido presentados como novedad este año. Dos de ellos son primicias absolutas y los otros dos son evoluciones o actualizaciones de modelos ya existentes. El BMW C 600 S y el Honda Integra son totalmente nuevos, pues sus marcas han partido desde cero a la hora de desarrollarlos. En los casos del Aprilia SRV 850 y del Yamaha T-Max, el factor novedad no es tan extremo, pero no por ello son menos interesantes. El representante italiano es totalmente nuevo en el catálogo de Aprilia, pero su base la ha tomado del Gilera GP 800, aprovechando el nexo de unión existente entre ambas marcas dentro del Grupo Piaggio. Con respecto al Yamaha, la verdad es que la actualización que ha recibido es digna de elogio. Con más de diez años en el mercado, el T-Max es el maxiscooter más popular del momento, con más de 200.000 unidades vendidas en todo el mundo (más de la mitad vendidas en Italia), y la apuesta de Yamaha ha sido, sin duda, arriesgada. Pero ha quedado claro que los técnicos de la marca japonesa han hecho muy bien su trabajo y, sin necesidad de haber realizado una reforma absoluta, han creado un producto realmente depurado. La verdad es que no va a ser fácil destronar al T-Max de su reinado dentro del segmento de los maxiscooter, a pesar de que es el más discreto de su clase en cuanto a prestaciones.
El perfil del usuario de un maxiscooter es probablemente el que cubre un espectro más amplio. En él tienen cabida desde conductores más o menos noveles, hasta aquellos que están de vuelta de muchas cosas y antes de decidirse por uno de estos vehículos ya han tenido la ocasión de disfrutar de un número considerable de motos. Con respecto a la edad, también la anchura de la banda es muy amplia. Se suele comenzar en estas lides a partir de los treinta años e incluso antes, pero la verdad es que el límite por arriba no está muy bien definido, y se puede decir que hay propietarios de maxiscooter de edades muy avanzadas...
El secreto de su éxito es que son vehículos que te transportan de forma rápida y placentera al mismo tiempo, y que se conducen sin demasiadas complicaciones. Se trata de meter la llave, apretar el botón y salir «zumbando», sin más preocupaciones que las de acelerar y frenar. Tienen buena capacidad de carga (solo el Honda Integra es cuestionable en este aspecto), sus consumos son contenidos y sus autonomías son más que aceptables. Y en cuanto a prestaciones van más que sobrados, permitiéndonos disfrutar de ellos, tanto a diario, como de viaje o en salidas de fin de semana.
Encontrar defectos en los cuatro modelos de estas páginas no es una tarea fácil. Quizá lo que más choca en un principio son los precios elevados, especialmente los del BMW y del Yamaha, pero la verdad es que una vez que los analizas detenidamente, se puede decir que sus cifras, próximas a los 11.000 euros (en el caso de que el T-Max incluya ABS), están justificadas. Si atendemos a este factor, está claro que el Honda Integra no tiene rival: cuesta poco más de 8.500 euros y eso que de serie incluye ABS combinado y un sofisticado, y por ahora único, sistema de transmisión con doble embrague. Con respecto al Aprilia SRV 850, se puede decir que se mueve «entre dos aguas», pero el precio de la versión de esta comparativa, dotada de ABS y control de tracción, no alcanza los 9.800 euros, así que lo podemos considerar como un atractivo más de este bonito y potente maxisccoter, un claro exponente de lo que entendemos por «pasión italiana».
De este modo, los maxiscoter son unos vehículos muy solicitados en la actualidad y por ello muchas marcas han apostado fuerte por ellos. Nuestros cuatro protagonistas se propulsan por mecánicas bicilíndricas, primando la disposición en paralelo o en línea, como se prefiera decir. Solo el Aprilia se desmarca de está tónica, y además de ser el de mayor cilindrada con 839 cc, incluye un V2 a 90º. De acuerdo al tamaño, le sigue el Honda con 670 cc, luego el BMW con 647 cc y el más «pequeño» es el Yamaha con su nueva cilindrada de 530 cc. Si atendemos a la calidad de funcionamiento, el T-Max es la clara referencia. Desde el momento lo logrado que está su funcionamiento. Suave, sin vibraciones, sin holguras... La verdad es que todo está en su sitio y nada desentona. La nueva transmisión por correa dentada, de escaso mantenimiento, está claro que contribuye a que la suavidad de marcha sea superlativa.
El SRV 850 también funciona con suavidad y discreción. A alta velocidad su rumorosidad mecánica es prácticamente imperceptible, incluso mejorando los valores del Yamaha. También la transmisión funciona con dulzura, aunque aquí todo dependerá del cuidado que le demos a la cadena vista que se encarga de la transmisión final.
El Honda y el BMW también son agradables, pero no alcanzan los niveles de sus compañeros de comparativa. Hay que redordar que el Integra está dotado de una caja de cambios con seis relaciones que puede funcionar, tanto en modo manual (con dos pulsadores en el lado izquierdo del manillar), como en modo automático, subiendo o bajando marchas «a su aire » de acuerdo a las necesidades de cada momento. Esto implica un funcionamiento con ciertos tirones o altibajos, especialmente a la hora de maniobrar a baja velocidad, algo que no se produce en los otros tres contendientes, dotados de embragues automáticos y variadores centrífugos. El C 600 S también es considerablemente suave, pero su funcionamiento es algo más rumoroso y su transmisión no funciona de forma tan lograda como en el Yamaha o el Aprilia, mostrando ciertas irregularidades especialmente en el momento de mantener cruceros constantes.
Las prestaciones no son una cosa que preocupe en exceso a muchos usuarios de este tipo de vehículos, pero en ocasiones sí son un apartado a considerar. Una vez lanzado, el Aprilia, a pesar de su peso más elevado, es el que acelera y recupera con una mayor contundencia, logrando también una velocidad máxima inalcanzable para su rivales. Girar a fondo el acelerador de este italiano es un verdadero placer y prácticamente da igual que la carretera suba o baje. Sin embargo, el Honda sorprende en el momento de acelerar desde salida parada. Su respuesta es mucho más directa, y en los primeros metros deja claramente atrás a todos sus contendientes. Luego le pasa factura una sexta relación de cambio muy larga, con la que va perdiendo «fuelle» y no consigue toda la alegría esperada. Aunque este aspecto beneficia a los consumos y aquí el Integra no tiene rival, gastando muy poca gasolina, especialmemente si practicamos una conducción sosegada. En los 0-100 km/h el BMW y el Yamaha aceleran de forma muy similar, pero a medida que aumentamos la velocidad, el Yamaha y su motor más pequeño ceden metros paulatinamente ante el mayor empuje del representante alemán.
En vías rapidas y avivando el ritmo, son el SRV 850 y el C 600 S los que indican cuál es el camino a seguir, destacando el mayor aplomo del BMW en los curvones más rápidos. El Integra y el T-Max circulan siempre muy igualados, con una velocidad máxima prácticamente calcada en ambos. Cambiando de carreteras y buscándolas más retorcidas y con menos rectas, es curioso ver cómo se invierten los papeles, siendo el Yamaha y el Honda, por este orden, los que se permiten indicar el camino a seguir. Son más ligeros y ágiles, y esto facilita los cambios de dirección, y las entradas y los apoyos en curva. El T-Max tiene un tacto deportivo muy logrado y su frenada, dentro de que los cuatro frenan de manera enérgica, es la más contundente. El Integra no cuenta con unas suspensiones tan firmes, pero sus llantas de 17” son un aporte interesante para la seguridad cuando apretamos el ritmo y su caja de cambios nos permite reducir marchas y utilizar más el freno motor a la hora de entrar en las curvas. El C 600 S y el SRV 850 también son divertidos y en carreteras sinuosas no defraudan, pero se sienten más largos y pesados (especialmente en el caso del Aprilia) y a sus mandos tenemos que trabajar un poco más cuando practicamos una conducción deportiva. De todos modos, a su favor hay que destacar que los dos disponen de ABS y de control de tracción, y estos sistemas nos permiten mantener ritmos vivos de forma segura.
Circulando por vías urbanas también es el Yamaha el que más nos ha gustado. Su suavidad de funcionamiento y su ligereza se agradecen de forma especial en este ambiente. Aquí llama la atención el Aprilia, que a pesar de alcanzar los 280 kg en la balanza, cuenta con una dirección muy rápida y que gira mucho, aspectos interesantes a la hora de circular entre coches. En el caso del Honda, en ocasiones se echa de menos más agilidad, para poder zigzaguear con mayor soltura entre coches.
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