Ruta en moto en invierno por Valencia

Una ruta en moto en pleno invierno no es imposible, especialmente en lugares como Valencia, donde el clima es más benévolo.

Luis López. Fotos: Mikael Helsing

Ruta en moto en invierno por Valencia
Ruta en moto en invierno por Valencia

La ciudad de Valencia nos sirve de punto de inicio para disfrutar de las mejores horas de sol durante el invierno. Sol de calidad. La luz de la mañana anima a ponernos en marcha y, aunque en esta ocasión decidiremos avanzar hacia el norte, no podemos dejar de visitar al sur de la capital el Parque Natural de la Albufera. La CV-500 nos permite dejar atrás la ciudad para acercarnos a la costa y adentrarnos poco a poco en el parque. Ni que decir tiene que las horas punta de una ciudad como Valencia son como para intentar evitarlas en la medida de lo posible, ya que miles de desplazamientos se realizan a lo largo y ancho no solo del núcleo urbano, sino  también de las vías que lo circunvalan, convirtiéndose las decenas de kilómetros de vía en auténticos embudos en los que difícilmente avanzarás… aunque circules en moto. Atención a ello.

Pero sin duda merece la pena dejar el corazón de la urbe para degustarlo con el día más avanzado y disfrutar de la Albufera durante la primera mitad del día. Sus canales, salpicados de estrechas vías y aderezados por la fauna y flora del lugar, rivalizan en belleza con una costa cuyo encanto es, simplemente, distinto. Es recomendable adentrarse por los mencionados canales, abandonando la CV-500, vía que nos llevará hasta Cullera, Tavernes o Gandía si nos «pasamos de frenada» hacia el sur, pero como ya hemos comentado, nuestra intención es rular al norte y alcanzar tierras de Castellón para lograr un fin de fiesta para recordar.

La A38 es nuestra carretera principal

Tras un tiempo disfrutando de la Albufera, sus barcas, los arrozales  y las popularmente conocidas como «les barraques», o las aves acuáticas que se afanan por copar la superficie de estos humedales, volvemos hacia la vía principal que encontramos en Benifaió al conectar con la A-38 que nos devuelve a Valencia. De entre sus múltiples atractivos, no dejes escapar la ingesta de un buen arroz en la Malvarrosa, una visita al Bioparc, un paseo a lo largo del parque por el viejo cauce del Turia, un recorrido por el centro monumental de la ciudad o, por qué no, una rodada en el Circuit Ricardo Tormo… Consulta su calendario y pásalo en grande por su peculiar trazado; eso sí, pon especial atención a la primera curva de derechas, caldo de cultivo de multitud de caídas durante los meses más gélidos del año por llevar el flanco delantero de ese costado frío, tras unos cuantos ángulos de izquierdas desde que sales de la variante antes de la parabólica que da acceso a la recta de meta.

Con las pilas cargadas en una pista donde el invierno tampoco parece querer hacer acto de presencia, desde Cheste nos dirigimos a Llíria por la CV-50. Avanzamos todavía sobre terreno valenciano en dirección a Marines y Olocau, donde poco a poco nos adentramos en otro Parque Natural, es de la Serra Calderona. Tras Gátova, cruzamos hacia Castellón por Chirivilla hasta Segorbe, donde se impone un alto en el camino para disfrutar de su historia con casas centenarias y núcleo urbano amurallado.

La ruta termina en Peñíscola

Todavía nos espera otro Parque Natural en dirección a Castellnovo, el de la Serra d’Espadà. La CV-200 y CV-223 nos lleva hasta Onda y de aquí a Castellón de la Plana donde, justo a las afueras y siguiendo la dirección norte que hemos tomado desde que salimos de Valencia, encontrarnos a lo lejos la torre de su tristemente conocido aeropuerto… Apenas nos quedan unas decenas de kilómetros para acceder al  desvío de la CV-10 que nos encaminará hacia Peñíscola, donde nos esperan unas preciosas vistas del pueblo donde instauró su papado el denominado «Papa Luna» desde su castillo, situado en la atalaya de un lugar extraordinariamente bello. Una vez inmerso  en sus estrechas y empinadas calles, las instantáneas del entorno también son dignas de ser recordadas entre paredes perfectamente encaladas de blanco. La muralla y sus diferentes puertas de acceso nos invitan a conocer el casco antiguo incluso en moto, aunque en realidad el empedrado de sus calles resulta más indicado para caminar que para probar el ABS...

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