Los hay verdaderos amantes del mundo de la bicicleta que no por ello quieren renunciar a la comodidad o practicidad. Y un ejemplo de ello es comprar una bicicleta con motor, las conocidas como bicicletas eléctricas o e-bikes. Un modelo que cada vez es más frecuente ver no solo por las calles como medio de transporte alternativo, sino que muchas de estas bicis también se animan a moverse por terrenos más escarpados en plena montaña.
Una versión que da un paso más a la bicicleta de toda la vida, pero con una serie de añadidos para que esta pueda pedalear por el usuario ya que lleva incorporado un motor o batería que es la encargada de almacenar esa energía para poder moverse.
¿Dónde se ubica este motor?
A la hora de precisar la localización de esta batería, esta puede estar en la parte delantera, en la zona posterior o bien en un eje central. Así pues, en el primero caso suele ser visible y estar integrada como parte del buje delantero, sobre todo en el caso de bicicletas a motor más básicas o que suelen ser de pequeñas dimensiones y plegables.
En el lado contrario están los motores acoplados al buje trasero, con lo que se deja libre el cuadro cuando se pliega y son muy acertadas para bicicletas de tamaño medio. Lo bueno de este tipo de ubicación de la batería es que son más silenciosas que las anteriores, además de permitir una mejor maniobrabilidad y agarre cuando se va en marcha. Por último, están los motores que van en el eje central y que resultan muy adecuados para modalidades de montaña en lugar de las urbanas.

Elegir una bicicleta con motor
Así pues, para los que quieran comprar una bicicleta con motor, nada como seguir algunos consejos antes de adquirirla y empezar a disfrutar de un pedaleo asistido (esto no quiere decir que uno vaya cómodamente sin mover nada los pies) con lo último de la tecnología.
Lo primero que hay que pensar cuando uno quiere comprar un medio de transporte de este tipo es tener en cuenta el uso que se le dará dejando a un lado otro tipo de cuestiones como el diseño o la preferencia por una marca en concreto. Así, hay tres tipos de bicicleta con motor: urbanas, de carrera o para la montaña. Junto a esto, otro aspecto importante es fijarse en la potencia de la bicicleta. En este sentido y según establece la normativa al respecto el motor de una bicicleta eléctrica no puede pasar de los 250W. Además, cuando se supera una velocidad mayor a los 25 km por hora, el mecanismo que ayuda a la marcha se para por así decirlo.
Con esto en mente, ahora es el turno de decantarse por el modelo que ofrezca una mayor autonomía en relación a ese motor añadido. Así por ejemplo, hay dispositivos que pueden mantenerse en funcionamiento sin problema alguno durante una distancia media de unos 30 kilómetros por hora. Incluso algunas cuentan con aplicaciones para optimizar mejor ese tiempo de uso y rendimiento.
Por último, otros de los parámetros en los que los clientes se fijan, aparte de la calidad como está claro, es si ese modelo cuenta con garantía certificada, si es fiable, si los componentes del mismo son profesionales, si su uso es sencillo y suave o si ese mismo motor o batería que se encarga de que funcione apenas emite un ruido.