Cuando se sufre una avería y esta no puede ser reparada por el propio dueño de la moto -la mayoría de las veces- es el momento de acudir a un taller para que lleven a cabo dicha reparación.
En ese momento, a quienes no cuentan con un taller de confianza les suelen surgir dudas sobre cuál es el mejor establecimiento para confiar la salud de la motocicleta. Acertar a la primera no siempre es posible, aunque en estos casos el boca a boca o las recomendaciones de otros moteros pueden ser la mejor guía.
Cómo debe ser el taller donde reparar la moto
En cuanto a los talleres, los hay oficiales y no oficiales (esto es, respaldados o no de forma oficial por un fabricante de motos en concreto). Los primeros suelen ser más caros ya que la hora de mano de obra llega a doblar a la de los segundos. Sin embargo, esto no quiere decir que la atención o la calidad de los mecánicos empleados en los no oficiales sea peor, ya que en ocasiones ofrecen resultados más acordes con lo que los clientes esperan.
Dicho esto, cuando se acude a un taller, hay algunos aspectos que siempre se han de tener en cuenta:
- En primer lugar, cuantas más referencias buenas se tengan sobre él, mejor que mejor.
- Una vez que se visita con la moto averiada, lo primero que debe ofrecer es un presupuesto de lo que se le va a hacer a la moto. En ocasiones puede que sea orientativo, ya que no todas las averías son sencillas de encontrar o incluso puede darse el caso de que sean consecuencia de otro problema que esté escondido en una primera revisión. (NdR: Por supuesto, como para realizar un presupuesto hacen falta conocimientos, trabajo y tiempo, dicha realización de presupuesto tiene un coste y es legal cobrarlo, aunque haya tallerese que, por cortesía u otra estrategia de márketing, opten por no hacerlo).
- La rapidez con la que arreglen la moto es otro de los puntos a tener presentes. Cuando un establecimiento se caracteriza por su agilidad significa que sus mecánicos son activos y se preocupan por que el dueño de la moto recupere su vehículo rápidamente.

- Los medios con los que cuenta un taller también son importantes en el momento de considerarlo como “de confianza”. No siempre un buen mecánico puede acometer ciertas reparaciones si no dispone de las herramientas adecuadas.
- Cuando se finaliza la reparación, lo más adecuado es que el mecánico explique qué es lo que le sucedía a la moto y cuáles han sido los pasos que ha dado para arreglar el problema. Además, deberá dar al cliente todas las piezas usadas que ha cambiado, demostrando así que las ha sustituido por otras en buen estado.
- Lo más adecuado es colocar piezas nuevas y no de segunda mano, a no ser que sea el propio dueño de la moto el que así lo consienta o lo solicite
- En el momento del pago por los servicios, el taller debe entregar una factura en la que se detallen tanto los trabajos que se han realizado en la moto, como las horas que se han necesitado para ejecutarlos y las piezas que se han cambiado. Hay ocasiones en las que los clientes prefieren que no haya factura, puesto que así se “ahorran” el IVA de la misma. Sin embargo, esto, además de no ser legal, es un error, ya que en caso de que haya un problema después de la reparación, el taller podría lavarse las manos y no responsabilizarse.