A pesar de que hace unos años se popularizara la broma de ver un esqueleto en moto -algo que aterrorizó a más de un transeúnte cercano a los cementerios-, cuando hablamos de esqueleto de la moto nos referimos al chasis.
Eso sí, no cabe duda de que las calaveras y los huesos están bastante ligados a una estética muy particular en torno al motociclismo. Tanto es así que uno de los personajes más populares de Marvel es el Motorista Fantasma, cuya calavera en llamas aterrorizaba a los villanos que pululaban por las páginas de los comics.
El esqueleto en la moto…
Más allá de toda esta parafernalia, el esqueleto de la moto es la estructura que une todos los elementos y sobre la que se construye. Así pues, y como no puede ser de otro modo, el chasis es el elemento aglutinador que hace posible que la motocicleta exista.
Además, no solo es un conjunto de tubos o barras en las que se esconde el motor o a las que van atornilladas el resto de componentes, sino que es mucho más. Y es que hay que tener presente que la función principal del chasis es la unión del eje basculante trasero con el eje de la tija, de modo que cualquier acción que se realice conduciendo (como puede ser las aceleraciones, las frenadas…) esté correlacionada en ambos lados de la moto, consiguiendo así una estabilidad que de no existir, daría al traste con cualquier intento de circular. Aparte, tiene otras misiones que son secundarias, como proteger algunos elementos o ser el esqueleto de lo que será la forma de la moto.
NdR: en algunos casos, los fabricantes de motos emplean el propio motor como elemento portante, añadiendo rigidez estructural al chasis y formando así parte del "esqueleto" de la moto. Es como si, por ejemplo, el corazón de un humano estuviera dentro de un armazón óseo y sirviera para, además de bombear sangre, formar parte de la columna vertebral.

Tipos de chasis
Hay diversos tipos de chasis, aunque se podrían destacar cuatro principales, ya que son los que más se emplean.
- Chasis tubular. No cabe duda de que se trata del más utilizado en la actualidad, en buena parte porque es el más sencillo de todos y porque su coste suele ser menor que otras opciones. El tubular se ensambla, se atornilla o se suelda, de manera que es sencillo de montar. Asimismo, se caracteriza por ser ligero, lo que lo hace especialmente indicado para cualquier tipo de moto.
- Chasis multitubular. No hay que confundirlo con el anterior, ya que, aunque está construido por múltiples tubos, estos siempre son rectos y ofrecen una menor flexión, trabajando a flexión y a compresión.
- Chasis monocasco. Es el que suelen llevar los scooters, destacando a lo largo de la historia el icónico de Vespa.
- Chasis de doble viga perimetral. Suelen emplearse en las motos destinadas a la conducción deportiva y, como su nombre indica, cuenta con sendas vigas (generalmente construidas en aleaciones de aluminio) situadas a ambos lados del motor. Este tipo de chasis también lo hay en formato cerrado, rodeando al motor en la zona superior y al basculante en la parte inferior.
En definitiva, al igual que ocurre con los huesos del cuerpo humano, el chasis de las motos es como un esqueleto sobre el que sustenta toda la maquinaria y sin el cual sería imposible que estas pudieran rodar con normalidad.