Los frenos son una de las partes más importantes de la moto ya que de su buen estado depende la seguridad del conductor. Por esa razón, hay que estar muy atentos a su mantenimiento y a que se encuentren siempre en perfectas condiciones, poniendo especial cuidado en las pastillas.
En el caso de las pastillas para moto, se ha de vigilar su desgaste, aunque en ocasiones sea complicado por estar “escondidas”. Sin embargo, eso no es excusa para comprobar de vez en cuando el grosor que tienen o si se han estropeado por cualquier otro motivo.
¿Cuándo se han desgastado las pastillas de freno?
Lo primero que se nota cuando se empiezan a desgastar las pastillas es que los frenos comienzan a sonar por el contacto con el disco. Si a eso se le une que hay que apretar con más fuerza para detener la moto, no cabe duda de que algo está fallando.
No obstante, lo mejor que se puede hacer es echar un vistazo al grosor de las propias pastillas, ya que si es muy escaso, conviene acudir al taller para cambiarlas antes de que dejen de frenar y, además, provoquen desperfectos en el disco.
Tipos de pastillas para la moto
En el mercado se pueden encontrar diferentes tipos de pastillas de freno para las motos, los cuales dependen del uso que se le vaya a dar a la máquina o de la potencia que tiene. Los hay que están más pensados para motocicletas de baja cilindrada y de uso continuado, como es el caso de los scooters, y también hay modelos destinados a motos deportivas que requieren frenadas más explosivas.

Pastillas sinterizadas
Esta modalidad se compone de polvos metálicos que se unen mediante un proceso de sinterización en el que no hay aglomerantes. A ellos se unen algunos lubricantes que hacen posible que no haya tirones en la frenada, siendo esta más progresiva.
Por lo tanto, destacan por ser menos agresivas con los discos de freno y además no suelen calentarse demasiado. Claro que, como contrapartida, su precio suele ser mayor que las de otro tipo y necesitan un periodo de calentamiento para funcionar con total garantía. Asimismo, tienden a hacer más ruido.
Pastillas orgánicas
Como elemento fundamental destacan las resinas aglutinantes, a las que acompañan algunos lubricantes y abrasivos para mejorar su labor. Generalmente están hechas de materiales como el grafito o la aramida y entre sus principales puntos fuertes se encuentran básicamente tres: no necesitan un calentamiento inicial para frenar al 100%, son más baratas y emiten menos ruido.
En cuanto a las desventajas con respecto a las anteriores, duran menos, y cuando los discos se calientan mucho y la temperatura se dispara, su rendimiento tiende a decaer.
Pastillas semimetálicas
Hay un tercer tipo que se encuentra a caballo entre los dos anteriores y busca sintetizar las ventajas de cada uno de ellos, aunque, obviamente, también cuenta con sus desventajas. Es decir, se acerca en rendimiento a las sinterizadas, sin llegar a lograrlo, y duran algo más que las orgánicas.