El casco de enduro es un elemento esencial para quienes practican esta modalidad de motociclismo. Así que, aunque parezca una obviedad, lo más adecuado es disponer del mejor modelo posible y anteponer el gasto que se haga en él al que se pueda hacer en otros accesorios que no tienen una función tan esencial en la protección del conductor.
La pregunta entonces es "¿cómo debe ser un casco de enduro para que realice su cometido a la perfección?". Para responder habrá que atender a los siguientes aspectos.
Un casco de enduro que se ajuste perfectamente
El casco debe ser de la talla adecuada. Puede resultar una afirmación que resulte chocante por lo lógica que parece, pero siempre conviene recordarlo. No es adecuado “heredar” un casco de otra persona aunque no se ajuste a la perfección solo por ahorrarse tener que comprar uno nuevo. Esto no es aconsejable puesto que en cualquier percance, puede salir disparado y no proteger el cráneo.
Y claro está, un casco que sea demasiado pequeño terminará resultando incómodo y haciendo que la experiencia sobre la moto no se disfrute como se desea. Por lo tanto, si no se tiene casco y hay que adquirir uno, los pasos serán medirse el contorno de la cabeza, ir a una tienda, probarse los que correspondan a esa talla y quedarse con aquel que más cómodo resulte.
Además, es recomendable que la calota se corresponda con su tamaño, ya que hay modelos que tienen la misma para todas las tallas. Otro apunte que no debemos pasar por alto es que ofrezca una buena visibilidad, ya que el enduro precisamente requiere que el piloto tenga una perfecta visión de todo lo que le rodea.

Un casco que se ventile bien
Uno de los puntos clave para que un casco de enduro lleve a cabo su labor de protección perfectamente es que cuente con una sistema de ventilación eficaz. En este aspecto las nuevas tecnologías han mejorado mucho y ahora se fabrican modelos muy ligeros y que aportan una ventilación notable a la cabeza. Como bien sabe cualquier persona que haya practicado enduro o motocross, se suele pasar mucho calor en el cráneo y si no se ventila bien puede llegar a provocar mareos o una sensación de agobio muy desagradable. Así que contar con un sistema que lo evite es sumamente interesante.
A esto hay que añadir que los materiales que tenga en su interior no solo deben ser desmontables y lavables -para acabar así con la suciedad y otros microorganismos-, sino que han de estar fabricados en un material que transpire. De poco sirve un buen sistema de ventilación si los tejidos no lo son.
Ante todo, seguridad
El tercer punto clave y más importante de todos es que el casco ofrezca la protección más completa. Así pues, no solo debe estar homologado (esto debe ser obligatorio) sino que además conviene que se encuentre entre los modelos mejor puntuados por los usuarios y por los analistas.
El material más recomendado suele ser la fibra de carbono, ya que a la ligereza le suma una dureza que la hacen muy adecuada para esta práctica motorizada. No obstante, pueden estar realizados con otros materiales tales como el policarbonato o la fibra de vidrio. Lo que debe quedar claro, no obstante, es que la seguridad habrá de primar por delante de un diseño más o menos rompedor o unos colores llamativos.