Al igual que ocurre en las jornadas donde reina el frío, aquellas en las que el motorista va a experimentar un calor agobiante ha de tomar medidas para no sufrir deshidratación o algún tipo de mareo provocado por las asfixiantes temperaturas. Y una de ellas se encuentra en la indumentaria: el chaleco refrigerante.
Esta prenda va a ser fundamental cuando se vaya a rodar bastante tiempo y la jornada sea muy calurosa, ya que es capaz de enfriar el torso con las suficientes garantías como para que el que piloto no sufra en demasía.
Abrigarse contra el calor
Si bien es cierto que hay conductores que con cierto grado de insensatez se lanzan al asfalto con una sola camiseta para paliar el efecto de las altas temperaturas, lo más recomendable es hacerlo con la indumentaria habitual que sea capaz de proteger. Y si es verano, que sea aquella que transpire mejor y deje pasar el aire.
Pues bien, bajo la chaqueta que tendrá como misión evitar males mayores en caso de una caída se sitúa el chaleco refrigerante, aportando al cuerpo la frescura necesaria. De esta manera, sumando capas, no solo se protege el cuerpo, sino que además se enfría. Y no hay que olvidar que estos chalecos son una prenda interior y siempre deben ir bajo alguna chaqueta o cazadora.

Entre 10 y 15 grados
En cuanto a la capacidad para bajar la temperatura, generalmente los fabricantes hablan de 10 a 15 grados, lo que facilitará mucho la conducción, ya que no es lo mismo tener el cuerpo a 38 grados que a 25. No obstante, dependerá del tipo de chaleco y de la calidad del mismo, ya que no todos son iguales. De hecho, existen varios modelos que conviene distinguir.
Tipos de chalecos refrigerantes
Entre las modalidades de chalecos hay que señalar las dos ramas que hay. Por un lado se encuentran los de enfriamiento evaporativo, y por otro, los de placas a temperatura constante.
Por enfriamiento evaporativo
Este tipo de chalecos necesitan agua. Como apunte, el más barato de todos es el que utiliza el propio sudor del piloto, pero eso implica que antes habrá tenido que pasar calor, con lo que no resulta el más recomendable. Entre los de enfriamiento evaporativo, hay dos tipos a su vez:
- Los chalecos refrigerantes húmedos, es decir, aquellos que funcionan a partir de mojarlos.
- Los chalecos refrigerantes secos, los cuales se caracterizan por llenarse de agua.
Por placas a temperatura constante
Este tipo de chalecos suponen una evolución con respecto a los otros, y emplean para ello el llamado material de cambio de fase (PCM). Su funcionamiento está basado en unas placas frías que durante algunas horas son capaces de ofrecer temperaturas que van desde los 6º hasta casi los 30º. Para ello, previamente habrán de congelarse o enfriarse en la nevera.
Sea este método o el anterior, lo cierto es que los pilotos que tiendan a pasarlo mal en los meses más calurosos o en los trayectos largos en los que el calor apriete deberán disponer de un chaleco refrigerante o de alguna prenda similar que sea capaz de mantener frío el cuerpo.