Una de las mejoras más habituales que se hacen en las motos es la instalación de nuevos faros, ya sea por motivos estéticos o porque se quiere mejorar la visibilidad cuando se está conduciendo. Para llevar a cabo esta acción no solo hay que realizar el cambio en el taller -o por cuenta propia si se tienen los conocimientos necesarios- sino que además el faro de la moto debe estar homologado, es decir, ha de pasar por un proceso de homologación.
¿Qué luces se suelen sustituir?
Cuando hablamos de faros, nos referimos a cualquier tipo de luz que tenga la motocicleta y que el dueño esté dispuesto a cambiar. En este sentido, el más habitual es el faro delantero, pero también puede darse el caso de que se sustituyan los intermitentes delanteros y traseros, las luces de posición trasera, las de frenado, la de la matrícula e incluso el catadióptrico trasero.
Sea como fuere, para llevar a cabo dicha sustitución, habrá que pasar por un proceso de “reforma” que tendrá que quedar registrado para que la moto no tenga ningún impedimento para pasar la Inspección Técnica de Vehículos.
Información necesaria para que el faro sea homologado
Una vez que el dueño de una moto desea cambiar cualquier elemento luminoso de su vehículo, necesitará una serie de documentos para que todo se haga de un modo legal y no sea susceptible de multa.
Estos documentos son: una fotocopia de la ficha técnica, una fotocopia del permiso de circulación, fotos de la moto, foto de la reforma llevada a cabo, foto de la contraseña de homologación, así como la marca, el modelo y la referencia. Asimismo, para pasar la ITV será necesario el certificado del taller y un informe de conformidad para la sustitución. Una vez que se supera la inspección, los nuevos faros serán considerados totalmente homologados.
Motivos para el cambio de las luces
En cuanto a los motivos por los que se realiza un cambio en los faros de la moto, suelen tener varios elementos en común, aunque lo cierto es que no importa cuál es la razón final, sino que se pase por el proceso homologador para evitar cualquier sanción.
Eso sí, las circunstancias más habituales que suelen darse son las siguientes:
- La moto es antigua y sus faros no iluminan lo suficiente, de manera que se antoja necesario un cambio por un modelo mejor y con tecnologías como xenon.
- Se han realizado algunos cambios en la moto después de haberla tuneado. Eso ha provocado que el faro original no “cuadre” con las nuevas formas, así que será recomendable llevar a cabo la sustitución.
- Ninguno de los casos anteriores. El dueño de la moto considera que quiere cambiar alguna de las luces para que sea más atractiva y para ello solicita la sustitución.
Como es evidente, el primer y tercer motivos son más baratos que el segundo, aunque en este punto conviene recordar que no solo costará dinero el nuevo faro, sino su instalación y el proceso de homologación que ha de realizarse (incluida la visita a la ITV).